SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL

ARTE Y SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL. Parte II.

ARTE Y SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL. Parte II.

El arte, en mucho y gallardamente, ha vibrado y rendido homenaje al sol, a la luna, a las montañas, al mar y a praderas, a los paisajes variados, de la primavera al invierno, y por supuesto al ser humano. A las deidades y mujeres, al cuerpo humano y su estética, a su plasticidad y naturalidad, a las emociones humanas y a las conductas en sociedad incluso en batalla.

Desde la prehistoria el cuerpo humano ha sido objeto de observación para su consideración artística y expresión. En cuevas o muros las pinturas rupestres se manifestaron en el paleolítico y neolítico; en la época antigua, en la cultura egipcia, griega – periodo arcaico, clásico y helenístico - y la romana; en la época medieval durante el paleocristiano, prerrománico, bizantino, romántico y gótico; así como en la edad moderna con el renacimiento, manierismo, barroco, rococó y neoclasicismo; en el arte contemporáneo del Siglo XIX en el romanticismo, realismo, impresionismo, simbolismo y modernismo, y del Siglo XX con el vanguardismo. Momentos todos que han rendido homenaje al cuerpo, al ser humano y solo por aludir a la pintura, escultura y el dibujo.

De aquí que desde la perspectiva de la Sustentabilidad Individual, la conveniencia de vincular el arte con la autoestima, la imagen personal, con la pasión. Para cada caso particular, para cada uno de nosotros. Y es menester porque nuestro cuerpo, mente y espíritu nos otorgan la funcionalidad orgánica, anímica y moral para existir y coexistir en sociedad. Veamos:

Autoestima.- Implica primero el arte de la aceptación de uno mismo, de nuestras características físicas y de raza, de nuestra racionalidad, tradiciones, costumbres y creencias.

En la faceta fisiológica nos impulsa a comprendernos y activarnos, ya sea por estar a disgusto con alguna característica corporal o por vivir en el sedentarismo u holgazanería, por padecer sobrepeso, obesidad o musculatura laxa y guanga. Y es entonces que asumimos la lucidez de potenciar nuestra capacidad para cambiar. Desde luego que implica controlar lo que comemos, practicar alguna actividad física e incorporar mejores hábitos de vida.

En el ámbito de la racionalidad nos cultiva como seres pensantes a través de la lectura, el estudio, las matemáticas y sobre todo al aplicar el sentido común. Cuando al tratarse de nuestras creencias fervientes nos fortalece al comprender que cada religión se instituye a manera de un lenguaje que nos comunica con lo que creemos - ninguna es equivocada y la mejor aquella que acomoda a cada quien.

Nada de esto es gratuito ni casual, entraña compromiso y valor, constancia y carácter: para cambiar, si así lo deseamos férreamente.

- Pues: -
- ¿no acaso una de las características del ser humano es su racionalidad? –
- ¿O pueden más las comodidades huecas, las actitudes mundanas, de mediocridad y de pereza que las de conciencia? –
- Si no somos capaces de mejorar nuestro cuerpo y administrarlo para procurar una mejor salud física y mental, es claro que no seremos capaces de administrar a la familia, ni a una empresa u organización, desde una perspectiva de alta calidad y excelencia. O lo haremos mediocremente; siempre seremos del montón. -

Imagen personal.- Sin duda que guarda relación estrecha con el concepto anterior; sólo que se mueve intensamente en la exterioridad del ser. Entraña aspirar a ser un buen ciudadano en la comunidad, en nuestro país y en el mundo entero. Se traduce en la actitud y serie de actos cotidianos que nos permiten socializar e interactuar conforme a códigos de conducta normalmente aceptados como de buen gesto y atención: desde agradecer a los demás por cual aparente caso sin importancia, hasta por conducirnos con modales, respeto, orden, civilidad y educación, con reciprocidad humana.

La imagen personal puede recaer en el contexto de la subjetividad - como en estilos de vestimenta y presentación - pero se hace objetiva al acoplarse con la sana convivencia interpersonal y del entorno comunitario y social. Eso hace la diferencia y ahí cumple su función.

Pasión.- Además de ser un valor fundamental para aspirar a la felicidad y trascendencia del ser, es una forma de hacer las cosas bien, sencillas, de manera productivas y con calidad total. La pasión es disfrutar lo que estamos mandados a hacer cuando proviene de mandato propio. Ahí es donde destella más la pasión y fructifica la misión.

Cuando hacemos algo con gusto, irremediablemente lo haremos bien; y si lo que hacemos lo hacemos bien, el resultado será contribuir a favor de la sociedad, a su engrandecimiento y fortalecimiento. Estaremos pues alineados a los intereses generales de la población y coadyuvando al progreso de la Patria.

Hagamos un análisis de nuestra vida y circunstancias. Si existe algo que nos desagrada o que nos evita ser mejores seres humanos, tomemos la decisión de cambiarlo, de dejarlo atrás. El mejor ejemplo es el trabajo. En caso de que nos desagrade nuestro trabajo, dejémoslo ya, dejémoslo atrás, que sólo entorpeceremos la dinámica laboral social, la competitividad y productividad. Salgamos pues a buscar y encontrar el empleo que nos acomode. Así seremos felices y mejores personas. Haremos felices a quienes debamos de servir, porque no causaremos afectaciones a terceros inocentes y serviremos bien a aquellos con quienes nos relacionemos por nuestra nueva actividad, oficio o profesión.

Nuevo año, nuevos deseos. Recurramos a las Bellas Artes para nuestra mejor inspiración; y volteemos al arte individual para cambiar.

Pero seamos realistas, eso no será suficiente, sino que deberemos hacerlo realidad con esfuerzo, disciplina, determinación y valentía. Apuntemos pues, en los hechos, hacia la Sustentabilidad Individual y al arte también.

"Los científicos pueden describir los problemas que afectarán el medio ambiente basándose en la evidencia disponible. Sin embargo, su solución no es la responsabilidad de los científicos, sino de la sociedad en su totalidad."

- Mario Molina -

¡Feliz Año Nuevo!


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Hugo Rodriguez B.

Hugo Rodriguez B.

Nací en Tlalpan, Distrito Federal y cursé tres licenciaturas: en Comunicación, en Derecho y en Economía. La Maestría en Administración y el Doctorado en Ciencias. Adicional a mis actividades académicas, destaqué en los ámbitos deportivo y profesional. Deportivamente, ascendí en dos ocasiones al Monte Everest y soy el único ser humano que sobrevivió una noche en las inmediaciones de la cumbre sin oxígeno, tienda de campaña ni sleeping bag, situación de sobrevivencia que me fortaleció en disciplina y determinación para lograr todo lo que me he propuesto en la vida. Adicionalmente crucé a nado en dos ocasiones el Canal de la Mancha. Además tengo el récord mundial de larga distancia en nado de mariposa de 70 kilómetros de Cozumel a Cancún. Fui galardonado con el Premio Nacional del Deporte en 1986 y el Deportista del Siglo en el año 2000 (con 55 deportistas más de diversas disciplinas). He sido considerado como uno de los deportistas de extremo y alta resistencia más destacados del mundo.

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