PARRESHÍA

Piedras en el zapato de la 4T

Piedras en el zapato de la 4T

Foto Copyright: lfmopinion.com

Pagar sin uso y destino.

Si usted compra un coche a plazos y antes de terminar de pagarlo decide no usarlo, seguirá pagándolo hasta que lo pueda vender y con parte de su venta, si es que alcanza, saldar la deuda.

A ello habrá que aumentar el lugar donde lo tenga guardado, más aún si es un estacionamiento tamaño hangar.

Tal es el caso del avión presidencial que requiere mantenimiento, cuidados especiales, seguros y un hangar especial para guardarlo, ergo, los gastos y pagos se incrementan. Aunque no se use cuesta y cuesta más.

Qué curioso tenemos un hangar presidencial vacío y sus talleres sin uso y pagamos hangares en diferentes partes del mundo para guardar aviones que nadie utiliza.

Porque es necesario entender que junto con el avión presidencial va toda una flota aérea de aviones y helicópteros, unos ya pagados y otros en leasing (renta con opción a compra), pero todos requieren lugar para guardarse y mantenimiento. Súmele a ello las instalaciones, talleres, refracciones y personal que habrá que destruir, desmontar, vender y liquidar.

Los que saben de aviación sostienen que cuesta más un avión que no se usa que un avión en vuelo constante. Habría que ver qué salía más barato, seguir utilizando la flota aérea mientras se vendiera, a pararla y costear su no uso por mientras se vende.

Así que lo del avión, como lo del NAIM, son dos piedras en el zapato presidencial que los mexicanos seguimos pagando y seguiremos, porque vender un avión equipado para transporte presidencial es más difícil que uno comercial. Y vender aviones de diferentes modelos, tamaños y antigüedades resulta más arduo que vender una flota aérea uniforme. Es de presumirse que hay en flota presidencial aviones tan viejos que nunca se van a vender y pagar hangares para guardarlos puede resultar mucho más caro que hacerlos chatarra. Por otro lado, el NAIM lo vamos a pagar completito, con sobre precio por sus costos de cancelación y decisiones de contrato, es decir estaremos pagando por muchos años algo que nunca va a ser.

El presidente debiera informarnos puntualmente en el sin fin de temas que aborda todos los días si no nos está saliendo más caro tener la flota aérea presidencial parada y en hangares alquilados que usarla.

En otras palabras, el avión presidencial (flota) no es un tema resuelto, es un tema vivo que nos cuesta todos los días, al igual que el NAIM y quién sabe por cuánto tiempo.

Por cierto, la flota presidencial era para el uso del todo el gobierno, no para una persona. Cuando, Dios no lo quiera, haya un desastre natural y haya que volar de urgencia al lugar de los hechos y no haya lugar ni vuelos comerciales a ese destino, a ver qué hacen los de la 4T mientras una flota aérea entera descansa en hangares pagados en calidad de estacionamientos y aparadores.




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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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