PARRESHÍA

Coincidentes y casualidades. Nuevo León, seguridad y la Guardia Nacional

Coincidentes y casualidades. Nuevo León, seguridad y la Guardia Nacional

Foto Copyright: lfmopinion.com

Nuevo León es un ejemplo exitoso de reconstrucción y coordinación de policías de todos los niveles de gobierno, con participación de la sociedad, avances tecnológicos y gobierno y supervisión cibernética en materia de seguridad. Falta aún mucho por hacer, pero nada que comparar con sus vecinos.

Obvio, la inseguridad presenta, como en todo el mundo, picos aislados y casuísticamente explicables, las más de las veces como reacciones del crimen organizado tras golpes en su contra de gran envergadura o acomodos telúricos en sus estructuras criminales.

Pues bien, esta historia de éxito se vio rebasada y seriamente cuestionada en enero de este año. Esta ola criminal puede ser originada por el cambio de gobierno y la implementación del nuevo sistema de seguridad centralizado en la federación, pero también puede ser una oportuna y coincidente casualidad con la agenda legislativa. No hay, por lo menos a la vista, otro elemento objetivo que lo explique.

Me recuerda a la primera caravana de migrantes hondureños programada, publicitada y cubierta en tiempo real por las cadenas norteamericanas a todo lo largo de ella; con su entremés en la frontera con Guatemala para captar la paranoia cultivada desde el gobierno de Trump y hacer su gran final en Tijuana, a pleno día, en una zona fuertemente poblada, en un amplio vado que permitía tomas amplias y espectaculares de arriba abajo, transmitiendo en vivo a una horda de mujeres y niños tratando de invadir masiva y desordenadamente a Estados Unidos mientras eran gaseados desde el otro lado de la frontera cual Palestinos desde Israel. La similitud de escenas fue prácticamente intercambiable; su cobertura, sin embargo, fue llevada a los excesos alienantes por las cadenas norteamericanas, en perfecta sincronía con el discurso de seguridad nacional y terrorismo migrante de Trump, las elecciones del norteamericanas del pasado noviembre y la discusión del presupuesto con el muro como tema prioritario. Pasadas las elecciones el show mediático amainó hasta diluirse sin presencia intermitente de eventos espaciados para simple conservación de cobertura del tema.

Digo primera caravana televisiva, porque ahí viene a toda prisa la segunda, a ver si así logra Trump destrabar un gobierno parcialmente cerrado por ya casi un mes (dio inicio el 22 de diciembre pasado) y aderezar, además, su discurso anual ante el Congreso, programado el 29 de este mes.

Pues bien, vaya Usted a saber, y puede que solo sea una blanca coincidencia, pero en un Estado que puede presentarse como ejemplo de capacitación, modernización, equipamiento y coordinación policíaca con mando civil y participación directa de la sociedad civil, se descuaderna la seguridad de la noche a la mañana semanas antes que se discuta y apruebe -se aprobó ayer por la noche- la creación de la Guardia Nacional bajo un diseño y estructura militarizada y centralizada en la federación.

Coincidencia que en política siempre levantan dudas de los mal pensados, ya nos conoce.

El pico delincuencial en Nuevo León en enero es atípico, incluso en comparación con otras entidades con condiciones de inseguridad fuera de control, y su cobertura es la única que ha logrado colarse a nivel nacional, no obstante el monotema del desabasto de gasolinas y el disco rayado de los soliloquios mañaneros huachicoleros.

Ahora que habemus Guardia Nacional, pudiera que coincidentemente los niveles de inseguridad en Nuevo León regresen a sus niveles previo. Veremos.

PS.- En descargo, demos oportunidad a López Obrador de probar su estrategia de la Guardia Nacional, sobre todo porque las otras opciones sobre la mesa se ven más descuadernada y llevarán más tiempo y recursos llevarlas a cabo.





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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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