POLÍTICA

Kevin o Francis

Kevin o Francis

Foto Copyright: lfmopinion.com

Buscaron a Spacey por la ola de fama en la que está montado; ola y fama que responden a la representación de lo más deleznable de la política y del poder

Una buena mañana, a los publicistas del Presidente se les ocurrió la brillante idea de fotografiarlo con Kevin Spacey. Tan satisfechos estuvieron del resultado, que presumieron el número de impactos que la fotografía tuvo en las redes sociales.

En contrapartida, circuló la versión, jamás desmentida, de que el actor fue inusitadamente remunerado por dejarse fotografiar con el mandatario mexicano.

Para dichos publicistas asociar al Presidente con este actor no podría ser más oportuno e indicado, toda vez que está en el cenit de su fama. "He’s hot" puede casi escucharles argumentar sobre la idoneidad de la "Photo oportunity". ¡Oh yeah¡

Spacey, egresado de Juilliard, inició su carrera en el teatro neoyorquino, para brincar en los ochentas a la pantalla grande, donde ha empujado una excepcional carrera, habiendo conquistado dos Oscares de la Academia, como mejor actor de reparto en "Sospechoso Habituales" en 1995, y como mejor actor principal en American Beauty en 1999.

Dadas las fechas en cita, es permisible suponer que no son sus papeles en el cine el porqué de la fotografía con el Presidente, sino su éxito reciente en la pantalla chica, a través de Netflix y su serie House of cards (castillo de naipes en castizo).

Y aquí es donde la burra tuerce el rabo, diría mi abuela.

Sería mucho pedirles a los publicistas presidenciales un ápice de sensibilidad política; más no así a los funcionarios que los contratan y pagan.

Kevin Spacey está en la gloria de su carrera artística representando el papel de un político norteamericano desalmado hasta la criminalidad, que pavimenta su arribo a la presidencia de Estado Unidos de traiciones, manipulación, mentiras, componendas, intrigas y asesinatos.

Frank Underwood, que tal es el nombre del personaje, se especializa en convertir los problemas en crisis y sacar provecho de ellas.

Muy al estilo Manuel Camacho, Francis, como le llama su bella y no menos nociva esposa, representada en la serie por Robin Wright, va dejando a su paso ruinas, conflictos y enemigos.

Pues bien, Reyes Heroles dijo que en política la forma es fondo, pero este gobierno parece que no asistió ese día a clases.

Es obvio que buscaron a Spacey por la ola de fama en la que está montado; ola y fama que responden a la representación de lo más deleznable de la política y del poder.

Alguien debió alertar que fotografiar a Peña con Underwood era mandar un mensaje erróneo sobre los valores y principios en los que el verdadero Presidente sustenta su gobierno.

Habrá quien sostenga que Underwood llegó a la presidencia y que con ello basta. A ellos habrá que recordarles al no muy lejano Fox: gracias a él hoy sabemos que no basta con llegar a la presidencia y que lo que cuenta es lo que se hace o deja de hacer en ella. Pero, más aún, hay que traer a la memoria a otro Vicente, éste sí grande y de apellido Fernández con su máxima "hay que saber llegar". Quien cultiva fuego cosecha tempestades.

Habrá que señalar que en México tenemos Franks Underwood para dar y prestar, más no por ello el Presidente sube fotos con ellos a las redes sociales. Por algo será.

¿Por qué entonces, asociar su persona y gobierno con quien en pantalla global representa lo peor de la política, del poder y del género humano?

En lo personal hallo la serie extraordinaria y al personaje insuperable, en pantalla al menos, ya que en la vida real conozco políticos mexicanos frente a los cuales Francis Underwood no pasa de ser un niño de pecho. Sin embargo, considero un error político asociar al personaje con el Presidente Peña Nieto. Podría inferirse, inclusive, que es propósito presidencial incentivar este tipo de conductas y de políticos.

El castillo de naipes de Francis Underwood tarde que temprano se vendrá abajo, ¿dónde esconderán entonces los publicistas la famosa foto? Cuando el personaje entre en picada libre y los malquerientes del Presidente Peña recuperen la famosa foto, ¿qué dirán entonces los genios publicitarios?

El problema corta por ambas aristas: si Peña se fotografió con Spacey y no con Underwood, resulta una fotografía baladí y frívola. Pero si se reunió con Francis y no con Kevin, la fotografía es ominosa y su costo será mucho mayor al que hayan podido pagar al actor por posar en ella.

#LFMOpinión
#Política
#KevinSpacey
#HouseOfCards
#FrankUnderwood

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: