POLÍTICA

Lo que la reforma se llevó

Lo que la reforma se llevó

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¿Cuántos problemas se convirtieron en crisis mientras todo se apostó a las reformas?

"Hay regiones enteras fuera del control del Estado y de la ley". "No importa, con la reforma energética todo se va a resolver".

"El campo es zona de desastre y corrupción. "No pasa nada, con la reforma energética va a florecer cual paraíso".

"El secuestro a personas y robo a casas están desmandados". "No te preocupes, la reforma energética va a generar empleos y los malandrines se van a convertir en señoritos de bien".

"El desempleo no cede". "Con la reforma energética vamos a tener que importar fuerza de trabajo".

"Nuestra democracia es un fracaso rotundo y negocio de unos cuantos". "Qué más da, si la reforma energética nos va a dar tanto dinero que sus corruptelas ni se van a notar".

"Michoacán está incendiado". "Nada que la reforma energética no vaya a solucionar".

"El Pacto nos está desfondando política e institucionalmente". "Cualquier precio es barato frente a la reforma energética".

"Ofelia, se cayó el niño y se rompió tres costillas y las dos piernas". "Ya sanará con la reforma energética".

Cuando un país apuesta todo a una reforma y sacrifica todo a ella, ha perdido el norte.

Un país no puede pararse por una reforma, por más importante que ésta sea. Los asuntos de la sociedad, de suyo múltiples, complejos, interconectados y a su vez contradictorios, no esperan ni responden todos y al unísono al devenir de una reforma. Cada uno de ellos debe ser analizado en sus méritos, ponderado en sus circunstancias y atendido en consecuencia.

En otras palabras. Bienvenida la reforma energética, pero no esperemos todo de ella y evaluemos lo que ya nos ha costado.

Lo anterior, sin menoscabo de la letra chiquita. Los detalles donde se esconde el diablo y por donde todo buen intento nacional termina por perderse o diluirse en favor de unos cuantos vivales.

Los pasos dados, con sus luces y obscuridades, son laudables, pero existe una sobre-expectativa sobre la reforma energética.

Sobre-expectativa que, por otro lado, no se corresponde con el ánimo prevaleciente que es de incertidumbre y franco desencanto. "Si todo está tan bien, preguntaba Manlio Fabio Beltrones el sexenio anterior, por qué nos sentimos tan mal". Hoy no lo dice, pero la pregunta sigue siendo válida.

Se nos dirá que las reformas tienen que madurar. Más aún, tienen que llevarse a la legislación secundaria para darle cabal vigencia y ello lleva tiempo. Y sin duda es cierto. Pero eso lo sabían desde antes de iniciar las reformas. Entonces, por qué apostaron y postergaron todo para después de las reformas, cuando la cosa pública nunca descansa y problema no resuelto es problema fortalecido.

¿Cuántos problemas se convirtieron en crisis mientras todo se apostó a las reformas? Bueno, hasta la aplicación de la ley, en el caso de la CNTE, se difirió por las reformas.

Michoacán, incluso, puede explicarse en un afán de no confrontar electoralmente a los compañeros de pacto, después de haber negociado Baja California. Me explico: Michoacán requería y requiere, sin violentar la ley, un gobierno efectivo y su Gobernador y el Gobernador provisional que lo cubrió en su enfermedad, no lo han podido garantizar; pero haber convocado a una elección en Michoacán el año pasado, además de los riesgo sociales y del político, aún mayor, de perder la plaza, hubiera llevado a la confrontación al trío pactante, así que se dejó correr el problema y hoy tenemos una crisis regional que abarca varias entidades. Así, bajo el estilo no hagan olas, Michoacán se hundió.

¿Cuánto más se ha podrido en el camino de las reformas?

Una cosa es clara, la reforma energética, por más exitosa que sea, no va a solucionar los problemas políticos, de seguridad, de desmantelamiento institucional y de complacencia ante la cultura de la ilegalidad, el chantaje y la impunidad que de tiempo atrás viene tomando carta de naturalización en nuestras desastradas tierras y vidas.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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