POLÍTICA

¿Y quién cierra la puerta?

¿Y quién cierra la puerta?

Foto Copyright: lfmopinion.com

Los escándalos políticos de corrupción, son eso, escándalos políticos. Su precedente y moraleja no disuaden, incitan y envalentonan

Los escándalos políticos de corrupción, son eso, escándalos políticos.

Debieran ser justicia, escarmiento y ejemplo a no seguir.

Su precedente y moraleja no disuaden, incitan y envalentonan.

No es un problema de banderías partidistas, es ausencia total de civismo, pudor político, respeto elemental a la ley y miedo a sus consecuencias.

Los montos involucrados, la gestión y andamiaje administrativo requeridos, y lo sistemático y extendido de su presencia, nos habla de una política de Estado, una orientación de la administración pública y una socialización y aceptación del fenómeno. No estamos ante un caso excepcional, aislado y oculto, sino ante una realidad pública y constante. No es un hecho superveniente, sino conductas conocidas, reiteradas y, posiblemente, aplaudidas a lo largo de todo un gobierno.

En otras palabras, no es que Granier le haya metido mano a las arcas; es todo un gobierno y una administración pública orientados a hacerlo y, en ello, tuvieron que conocer, condescender y posiblemente participar, si no que incitar, y beneficiarse franjas importantes de la sociedad.

No creo que las cantidades imputadas en declaraciones de Núñez contra Granier, que nada tienen que ver con las que finalmente le fincaron en los procesos penales que hoy enfrenta, hayan sido para su guardarropa, francachelas y compra de propiedades. Esos montos implican a muchos operadores y favorecidos.

¿Cuánto de los dineros se fue a cubrir chantajes mediáticos; cuánto a campañas políticas; cuánto a compra de voluntades legislativas; cuánto a comisiones por asignación de obra o contratación de servicios; cuánto a pago de apoyos; cuánto a levantar plantones, a evitar estallamiento de huelgas, a liberar planteles escolares o carreteras tomadas; cuánto a comprar o contratar bienes o servicios ofertados (¿impuestos?) bajo presión de empresarios con capacidad de hacerlo?

El primo del Secretario vende (¿impone?) la publicación de un libro; el dueño de periódico golpea hasta que se le venden a precio de regalo terrenos en zonas cuya plusvalía va a subir por obra pública; el compadre del Senador quiere una concesión; el constructor remiso renegociación de su contrato y pago adelantado de la obra para financiarse sin costos bancarios; las damas de la vela perpetua la reconstrucción de la iglesia y apoyos para sus obras pías; los maestros un terreno para un hotel y miles de plazas adicionales al año; los estudiantes apoyos para transporte, vacaciones y fiestas. Quien vende medicinas quiere sobreprecio; quien vive de encuestas, publica unas nocivas para que le contraten otras favorables; quien construye y opera hospitales, mueve sus artes para que el gobierno le regale el terreno, le pague su construcción y le contrate su operación; terreno, construcción y operación que aquél vende como obra propia y filantrópica.

Que el Partido necesita recursos, alza el precio por voto en el Congreso. Que el compadre está dolido por no ser diputado, una operación financiera para bajar dinero a los operativos de campaña y vuelve a la querencia de siempre. Que el conductor de noticieros quiere vacacionar con la familia, mándenle el avión, pongan a su disposición los helicópteros, despliéguense las camionetas y las patrullas necesarias, apréstense los yates y las motos de agua, y cúbranse cuentas de hoteles, restaurantes, diversiones y tiendas.

Por eso los escándalos políticos contra la corrupción son solo eso, escándalos políticos. No habría quién cerrara la puerta.

#LFMOpinión
#Política
#Granier

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: