POLÍTICA

La crisis que "vino”

La crisis que

Foto Copyright: lfmopinion.com

Me niego a hacer leña del árbol caído, más en el caso de Alfonso Durazo, quien nunca llegó a árbol y de hacerse leña se encarga el mismo, tres cosas debo apuntar: el Presidente tiene el equipo que merece y los resultados ídem; decir que la sucesión se opera como antaño es una falacia: jamás Presidente alguno, ni Santa Ana, pretendió imponer a su esposa en la Presidencia; finalmente, resulta inaudito que el Presidente supiera de la renuncia y su texto con días de antelación y no operase para evitar que el escándalo arrastrase a la institución en un descalabro más. O vive en Babilonia, o vive en Marte, o vive en Saturno, pero de México y su circunstancia nada sabe.

México necesita una limpia. ¿Podríamos empezar por Los Pinos, por favor?

Más el país continúa a pesar del "cambio" y su estulticia. Hablemos pues del País. Resulta que éramos muchos y la abuela parió. Diga Usted si no: La normatividad mundial establece como vigencia máxima de una identificación personal, tipo Credencial para Votar, diez años. Por si ello fuera poco los recuadros que tiene la Credencial del IFE para marcar que uno votó son cuatro para las federales y 12 para las locales. En ese tenor, aquellos ciudadanos que en 1993, año en que empezó la fotocredencialización (en realidad inició en diciembre de 1992), obtuvieron su credencial tuvieron recuadro en su credencial para marcar las elecciones federales de 94, 97, 00 y 03, y las locales del 93 al 04.

¿Qué significa lo anterior? Pues que los 36 millones de mexicanos que en 1993 obtuvieron credencial deben reponerla antes del 2006, lo mismo pasará para los que se fotocredencializaron en 94 y 95. Pongamos que un 30 o 40% de ellos cambiaron de domicilio u obtuvieron reposición de credencial por extravío o robo, y por tanto su nueva credencial no vence antes del 2006, de cualquier forma estamos hablando que será menester reponer credenciales a 30 o 40 millones de ciudadanos mexicanos antes de la próxima elección federal.

En aquellos años antidemocráticos de la dictadura y oscurantismo, Fox dixit, el País hizo un monumental esfuerzo por dotar de certeza a los procesos electorales, existían 18 centros regionales de cómputo produciendo credenciales a lo largo y ancho del País, y un programa nacional sin precedentes en nuestra historia. La hazaña fue mundialmente reconocida por su eficacia y transparencia.

Pues bien, ahora toca de nuevo realizar un esfuerzo similar para reponer las credenciales de los ciudadanos que se fotocredencializaron entre 93 y 95. El sistema de captura ya cambió, dejaron de existir los centros regionales de cómputo y sólo existe un centro nacional. Y de allí deviene el problema. Resulta que ahora en cada módulo se capturan los datos e imagen del ciudadano y por telecomunicación se envían directamente al Centro Nacional de Cómputo, pero así como las tuberías tiene una capacidad para transportar el agua y sobrecargadas revientan o presentan fugas, así la capacidad de datos que el Centro Nacional puede recibir y procesar de todos los módulos a nivel nacional hace tiempo que fue rebasada. ¿Qué ha pasado? Que en algunos casos el ducto reventó como ejote y en otros presenta fugas importantes reportándose un desfase significativo entre la información capturada en módulos y enviada al Centro Nacional de Cómputo, y las credenciales que éste remite a módulos para su entrega. El control se ha perdido y el instrumento base del proceso electoral está en peligro.

Sumémosle a ello que el trabajo normal de los módulos debe multiplicarse para recredencializar a la mayoría de los ciudadanos mexicanos. ¿Está el IFE preparado? No. ¿Tiene las previsiones presupuestales? No. ¿Cuenta con el personal calificado para una tarea de esta magnitud? No. Y no sólo ello: el IFE de Woldenberg se dedicó, en violación del Estatuto del Servicio Profesional Electoral y derechos laborales adquiridos, a correr a todo aquel que no profesase a los Consejeros de entonces una lealtad ciega y talibana. Ergo: todos aquellos que hicieron el Padrón desde cero y la fotocredencialización fueron corridos y los que están, con perdón de ellos, no abrochan una agujeta.

Bienvenidos a la pesadilla.

#LFMOpinión
#Política
#Crisis
#Woldenberg

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: