POLÍTICA

La perversión de la RP

La perversión de la RP

Foto Copyright: lfmopinion.com

Voy a votar por Madrazo. Lo haré porque lo considero el más apto para enfrentar el caos que se avecina. No obstante, no haré lo mismo por lo que toca a candidatos a diputados del PRI. En este caso voy a anular mi voto.

Lo haré porque el PRI ha llevado el sistema de representación proporcional (RP) a la más execrable de sus perversiones: aquella que premia el cinismo, el chantaje y, a veces, la delincuencia.

El voto para diputados de mayoría cuenta para el de representación proporcional. Es decir, al votar por el candidato a diputado en mi distrito, voto a la vez por la lista de diputados de representación proporcional que el partido registró en mi circunscripción. Mi voto por mayoría para diputado es rehén del de representación proporcional, según la lista y orden en ella que el partido me endilgó.

El sistema de representación proporcional me parece una de las más excelsas invenciones de la democracia, porque atempera los excesos de la mayoría relativa y acerca la proporción de escaños al espectro electoral. Sin embargo tiene un grave problema, distancia al electorado del candidato. En el sistema de mayoría el candidato tiene que acudir al elector en busca de su voto, lo tiene que contactar y conquistar. Y en toda democracia moderna, además, tiene que cumplirle. Pero el sistema de representación proporcional, el candidato únicamente responde a la dinámica de su partido, dinámica en la que el elector es utilizado más que consultado. Como votaste por mis colores ahí te van como diputados y senadores RP los siguientes personajes sin que puedas evitarlo, te guste o no.

En teoría, el sistema permite a los partidos llevar a las cámaras a expertos que complementen con sus conocimientos los liderazgos naturales electos por mayoría: al constitucionalista, al economista, al ambientalista, al fiscalista, etc., necesarios para los trabajos legislativos. Más, cuando la bondad de la teoría democrática es pervertida por los apetitos de poder, no hay sistema electoral que resista. Tal es el caso del de la RP en México.

Aclaro que me refiero a todas las listas de representación proporcional para diputados del PRI, no únicamente a la que corresponde a mi circunscripción que, por cierto, es la más emética.

¿Alguien podría mencionar alguna especialidad requerida en la próxima legislatura de los primeros lugares en las listas de representación proporcional de diputados del PRI?

¿Alguien podría dar cuenta del promedio de asistencia en legislaturas pasadas de los personajes que hoy por listas tienen garantizado su regreso a la Cámara baja?

¿Alguien podría señalar alguna iniciativa, discusión o tema legislativo que se les conozca a estos personajes en sus anteriores pasos por ambas Cámaras del Congreso de la Unión?

Salvo contadas excepciones, los primeros lugares en las listas de representación proporcional, de todos los partidos, son ocupados por personajes que no ganarían una elección en su propia casa, que carecen de méritos y desbordan descréditos ampliamente conocidos.

Están exentos de medirse ante el voto popular, de gastar su dinero o de endeudarse; de hacer campaña y arriesgar su nombre. Sólo tienen que presionar hacia dentro de su partido, chantajear, amenazar y hacer berrinches. Saben cómo hacerlo. No tienen vergüenza, ni decoro, ni medida, ni memoria. El Partido, según parece, tampoco, más se engaña si piensa que el electorado también.

Muchos de ellos regresan a la Cámara de Diputados en la que han vegetado ya varias veces, con más penas que glorias.

¿No hay en el PRI otras caras y otros nombres: caras nuevas y nombres no deslustrados?

¿No hay jóvenes ansiosos de morirse en la raya por hacer un buen papel legislativo, de frente a los que regresan a flotar en cobro de supuestos y pasados méritos?

¿No existen priistas distinguidos y letrados cuyas luces y decoro rescaten del descrédito a la fracción priista en la Cámara de Diputados?

Si a los priistas muchos de estos nombres sacan urticaria ¿qué reacción levantarán en el voto blando e indeciso?

Lo peor, sin embargo, es que algunos de ellos tienen que llegar a la Cámara por razones de seguridad personal, ya que sin una hora de fuero constitucional entrarían a la cárcel sin pisar baranda. Y no me refiero en este caso a los personajes de la obra de ficción montada por este gobierno mejor conocida como Pemexgate. Hay otros más conspicuos.

Los hay también que saben muy bien que el electorado los aborrece y habría de castigarlos si se atreven a solicitar su voto. Pero para qué tanto problema si basta con hostigar al partido con un lugarcito en las listas.

Se encuentran por igual personas cuya mácula radica en no haber optado por el reto de mayoría relativa. Si su carrera es digna y reconocida, su aceptación de cara al electorado es competida, su implantación social basta, por qué optar por el menor esfuerzo y riesgo.

Finalmente vienen los burócratas de partido. Los mismos de siempre. Los que se llenan el buche con el "Ya cambiamos"… aunque sigamos siendo los "mesmos", por tanto, compañeros, unidad para que sigamos mamando los de siempre.

Por supuesto que hay en las listas gentes distinguidas y prestigiadas, el problema es que para que entren tienen que llegar primero la carroña.

Me propuse guardar distancia de la selección de candidatos en el PRI. Más no puedo callar ante las listas de representación proporcional: ofenden al PRI, al priismo, al electorado, al decoro, al sentido común.

Por eso, Madrazo y los candidatos priistas al Senado por Nuevo León cuentan con mi voto. Los diputados no. La rueda de molino de las listas de RP es imposible de tragar.

#LFMOpinión
#RepresentaciónProporcional
#PRI

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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