RAÍCES DE MANGLAR

Heroin: el antihimno de la adicción

Heroin: el antihimno de la adicción

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The Velvet Underground and Nico.

Con todos los asegunes que podamos hallar en el álbum The Velvet Underground and Nico, su primitivo aunque decoroso nivel de producción y sus experimentaciones pueriles y extrañas, pues a la luz del día es más que evidente que contienen un marco de rebeldía y rechazo al establishment más que intentos reales por concretar un proyecto atípico de su tiempo (de entre sus miembros quizá sólo John Cale se tomaba en serio su postura iconoclasta y vanguardista), el disco es un testimonio musical de los quehaceres juveniles y su siempre perene y afortunado gusto por llevarle la contra a la "madurez" o cualquier otra concepto falaz que sólo sirva para constreñir los ánimos de la juventud.

El rito de paso del Velvet Underground hacía el Olimpo rockero no fue fácil. Los hippies, acostumbrados a los himnos melódicos llenos de esperanza y buenos deseos de los Beatles, Scott McKenzie y Grateful Dead, aquellos jóvenes que reclamaban su derecho a experimentar con sustancias alucinógenas en canciones como "Got to Get You Into My Life" o "Doctor Robert", no podían comprender el himno tristemente profético al junkie que es "Heroin". El álbum debut de Lou Reed, Moe Tucker, Sterling Morrison y del ya mencionado Cale y ese plus directo de la Factory que fue Nico, simplemente estaba un lustro por delante de su época.

"Heroin" es uno de los highlight creativos más importantes y controversiales de la historia de la contracultura estadounidense. En ella se habla sin tapujos ni concesiones de la relación y acción de un adicto con su única y peculiar compañera: la heroína. Podrá gustar o no, pero con frases tan fuertes y macabras como "Hoy he tomado una importante decisión/ Intentaré nulificar mi vida" y "Heroína, sé mi muerte/ La heroína es mi esposa y mi vida porque una dosis en mis venas llega directo a mi cabeza y entonces estoy mejor que muerto" definitivamente no deja indiferente a nadie. Me permito citar al periodista musical Hugo García Michel: "Heroin es sin duda el antihimno del heroinómano, con una letra escalofriante sólo comparable a la de "Sister Morphine" de los Rolling Stones"

Es aquí, en el tema medular del The Velvet Underground and Nico donde todo lo expuesto queda más que claro. Lou Reed y compañía estaban fuera de su tiempo no sólo por la temática de sus canciones. Lo más importante es el retrato que hacen de una realidad que la sociedad siempre se esmera por esconder. Mientras sus contemporáneos se esforzaron por construir un futuro mejor, el Velvet Underground, con la incipiente y mordaz pluma de Reed, prefería narrar historias urbanas cargadas de crudeza y realismo.

Esta poesía callejera se centraba en contar las anécdotas de los marginados sociales en lugar de imaginar lugares utópicos donde la hermandad de todos los hombres y mujeres fuese una realidad. Aquel distópico paraje sacaría lo peor de algunos miembros del Flower Power. "¿Por qué no te tragas una navaja?" le gritaría en alguna ocasión una activista hippie.

Julian Casablancas, líder de la banda de indie rock The Strokes, lo describe en toda su amplitud: "La forma en que Lou Reed escribió sobre drogas y sexo, acerca de la gente a su alrededor; era tan totalmente cierto. Creo en cada palabra de Heroin. Reed podía ser romántico en la forma en la que retrataba estas locas situaciones, pero también era intensamente real. Era poesía y periodismo".

Es muy peligroso afirmar que la creatividad puede venir empujada a través del émbolo de una jeringa pues se corre el riesgo de hacer apología, pero igual de duro es negar la realidad. En un tiempo donde la sociedad lucha por sacudirse sus demonios, donde la violencia se escurre en cada esquina de los hogares, donde salir a las calles es un auténtico reto a la fatalidad, conmemorar canciones como "Heroin", que pintan a todas luces como algo fuera de lugar y hasta contextualmente impertinentes, es necesario para comprender la raíz de un problema. El mundo de las drogas sigue siendo un sendero torcido, repleto de pesadillas y terrores, pero que lamentablemente continúa ofreciendo espejismos en un mundo voraz y apático del dolor ajeno. Hoy más que nunca las crónicas de los marginados necesitan ser narradas.

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