ELECTOGRAMA

Córdova, El Pitoniso

Córdova, El Pitoniso

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Lo bueno es que no quería ser catastrófico.

He revisado las atribuciones legales del Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral y no encuentro en ellas la de pitoniso.

El ardor escénico de algunos consejeros los desgarra entre ser oráculos, voceros y actores políticos.

En cualquier caso, el daño que hacen a las instituciones y al proceso mismo son ostensibles.

Lorenzo Córdova nos avisa: "de que va a haber impugnaciones va a haber impugnaciones, es más desde ahora", como por ejemplo las montañas de ellas por actos y resoluciones del propio INE, ya por excederse en sus atribuciones, ya por violentar derechos, ya por protagonismos fatuos o interesados; por las que el Tribunal les ha recetado innúmeras resoluciones sin, por desgracia, consecuencias pedagógicas a la vista.

"No quiero ser catastrófico, pero me temo que va a haber dos candidatos que van a impugnar diciendo que hubo irregularidades graves y que van a demandar la nulidad de la elección", predijo el Consejero Presidente.

Lo bueno es que no quería ser catastrófico.

Reconozco su derecho como individuo y como analista de hacer prospectiva electoral, pero aquí habla como funcionario público y cabeza de una institución que ha sido llamada por el propio Tribunal a la mesura y a la prudencia en las declaraciones de sus Consejeros Electorales, nuevamente sin acuse de recibo.

No es lo mismo que un analista de los que pululan en los medios diga que van a haber impugnaciones, a que lo diga la cabeza de la autoridad electoral, a quien corresponde atemperar los ánimos y pavimentar la normalidad democrática.

Por otro lado, habrá que recordarle al funcionario electoral que los candidatos no impugnan, sino que son los partidos, salvo en el caso de inelegibilidad. A menos, claro, que se esté refiriendo a candidatos independientes que corren sin partido, y en este supuesto su falta es mayor porque de entrada ha señalado que los dos en la boleta de presidentes van a perder, lo cual es obvio, pero no le corresponde a él decirlo, y que, además, van a impugnar y demandar la nulidad de la elección por irregularidades graves.

Pudiera, sin embargo, estarse refiriendo a dos de los tres partidos en la boleta presidencial y a estas alturas y con estas proyecciones de voto, colocarse abiertamente a favor de uno y en contra de los dos en posiciones de desventaja, lo que pudiera atentar contra el principio de imparcialidad que le obliga.

¿Pero qué necesidad?

¿O será interés?

En fin, suponiendo sin conceder que así fuese, que dos partidos o dos candidatos impugnasen, ¿no estarían en su derecho?, ¿no es posible, acaso, que les pudiese asistir la razón, es decir que sí hubiese irregularidades graves?, ¿no corresponde, en todo caso, al Tribunal, tan atribulado por este afán del INE de hacer de lo electoral un rehilete cohetero y no un proceso normado, resolver al respecto?, ¿o es que pretenden desplegar desde ahora otro juicio paralelo, tan oficiosos en este INE, para satanizar a quien impugne, incluso con la verdad y el derecho de su lado, para que el Tribunal se vea otra vez contra las cuerdas al resolver conforme a estricto derecho lo que ya el juicio mediático y manipulado ha condenado?

¿No hubiese sido mejor y menos catastrófico decir que no le corresponde a él hacer predicciones?

Son preguntas.



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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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