Una radiografía del método

Se usa Non Sequitur cuando la conclusión no sigue, no se deriva del argumento, no contiene principios fundamentales de lógica y de razón. Así han tratado Videgaray y sus huestes las majaderías trumpianas. Es una mezcla de soberbia e ineptitud, preferencia por refugiarse dentro de poco en el bello Boston, o el cariño no correspondido del yerno preferido. La cosa es Non Sequitur y el país el que paga. Mucho ha costado la inepcia y la estulticia, la humillación sufrida ante el poderoso, en parte por una política exterior mexicana, que, olvidada de principios de dignidad, ha ido de fracaso en fracaso. No al nuevo TLC, nula defensa efectiva de los intereses nacionales, no importancia a los migrantes abandonados a su suerte, agresiones frecuentes en la frontera norte con muro y muertes. Puras caravanas, genuflexiones, cientos de costosos viajes en aviones privados, nula información publica y diferencias aparentes con Guajardo, el que debiera ser el verdadero encargado comercial pero el que no habla al oído del Presidente.

En el método de Mr Trump, México no es importante, antes están Corea del Norte, Rusia, Irán, Siria, Israel, Palestina, la Unión Europea, Canadá, Japón, China, Corea del Sur, los acuerdos bilaterales con Perú, Brasil, Argentina, Australia, Colombia; a pesar de nuestra frontera común de más de 3 mil kms, nuestra histórica dependencia (codependencia) y un comercio de ida y vuelta de alrededor del 80% del total nacional. Y entonces decreta que se tendrán que pagar aranceles del 25% en aluminio y acero, como si no fuéramos aún socios del Tratado, firmado precisamente para integrar una zona común de comercio con ventajas frente a los demás.

En teoría imponer aranceles, cuotas, tarifas y otras medidas proteccionistas en tiempos de la globalización, aunque este en terapia intensiva, es ir en contra de toda lógica, contra los postulados de la OMC (Organización Mundial de Comercio), antes GATT (Acuerdo General de Comercio y Tarifas) que insisten en el bienestar de los consumidores gracias a una competencia equilibrada entre naciones, sin prácticas desleales de comercio, como por ejemplo el llamado dumping, o venta al exterior a precios inferiores del precio normal o de mercado interno, o cuando los bienes y servicios exportables son subsidiados para venderlos con ventajas adicionales.

La realidad es que los EUA han perdido competitividad en el concierto mundial con respecto a la producción y distribución de muchos productos chinos, canadienses, mexicanos, japoneses, alemanes, por ejemplo. Y a partir de una estrategia de busca de reducción de niveles de déficit comerciales impone sanciones y aranceles adicionales en lugar de alcanzar una mayor productividad interna de competencia internacional. La realidad es que afectará a los consumidores de todas las naciones incluidos los EUA. Se incrementarán los precios., pocos ganarán más. Es absolutamente cierto que eso a Trump poco le importa, en la mira están las elecciones de noviembre y la construcción de su posible reelección. Ocho años son mejor que cuatro, al costo que sea. Todo el teatro está diseñado para ganar votos en sus grupos de partidarios indecisos, muchos de los cuales lo pueden abandonar sin resultados extremos para publicitar en los medios. Por eso el tango comercial, más allá de la cláusula de la nación más favorecida, que modelo la modernidad comercial.

Si a este marco externo le añadimos como ingredientes la destrucción de Pemex y los nuevos dueños, las caravanas de migrantes de Centroamérica en su paso desde el sur a Tijuana y la presión para la construcción del muro del sur, el mercado de armas, la devaluación (depreciación) del peso frente al dólar, las corridas de divisas hacia el extranjero, la destrucción del agro y un ambiente electoral caracterizado por la intolerancia y los insultos, por el despreció a millones de pobres y la compra de votos, por el cinismo y la corrupción, podemos concluir en buena lógica Non Sequitor, que se cocina en México un gran fraude o un golpe de timón, para poner a Trump en su lugar. O seguir de agachados o recuperar la dignidad.


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