Hacia el nuevo TLC

La prensa en EUA ha subrayado con ironía que "US y México seremos nuevamente aliados comerciales".

En su campaña presidencial Trump prometió generar trabajo para los estadounidenses y promover el retorno de inversiones productivas. Para ello ha impuesto aranceles comerciales al aluminio y al acero a medio mundo y promovido la renegociación del tratado con Canadá y México, que en su mejor momento generó el mayor mercado de integración comercial de Occidente, aboliendo la mayoría de las tarifas y aranceles entre los tres países de Norteamérica. Trump, sin embargo, lo llamó "el peor tratado comercial de la historia" y lo culpó de la pérdida de empleos productivos y un abuso de México y Canadá hacia los EUA.

En su bipolaridad y con el tortuoso trabajo de renegociación a cuestas de los expertos, cambió recientemente de opinión vía twitt y ahora lo llama una "alianza de gran beneficio" para los intereses de su país. Ahora dice que México y EUA están ambos en la mejor disposición de firmar un entendimiento hacia el mejor tratado bilateral de comercio mundial imaginable. Ello en cosa de días y para que la administración actual del presidente Peña lo firme a fines de noviembre, con música de Las Golondrinas y el twittero mayor lo use en su campaña permanente de hacer "América Great Again" frente a acusaciones judiciales a excolaboradores por pagos de relaciones indecorosas y probables relaciones encubiertas con los rusos

¿Y el Canadá? Será incorporada a las negociaciones esta semana, con la amenaza de sufrir mayores aranceles y tarifas si no coopera convenientemente. Aquí el dilema para el primer ministro Trudeau es que el año que entra tendrá elecciones y ya se sabe que los votos cuentan y mucho cuando sus vecinos del sur quieren interferir a cualquier costo. En general los expertos coinciden en que Canadá debe de ser parte integrante del nuevo tratado, a tal grado que una negativa suya podría ser mortal para el nuevo tratado y quedaría sólo un remedo bilateral. Mientras, el ineducado anaranjado presentará el entendimiento con México y eventualmente con el Canadá como un macro triunfo prometido con miras a las elecciones intermedias de noviembre y a su probable reelección más tarde.

Con la poca información de que se dispone, cabe preguntar: ¿es este acuerdo de entendimiento verdaderamente útil para los mexicanos o saldrá más caro el caldo que las albóndigas? ¿Serán sólo factores políticos los que al final se impongan y se reduzca la trascendencia económica del asunto y sus verdaderos motivos iniciales?

El próximo viernes, se dice, es la fecha fatal para conocer qué decide Canadá, en cuanto al privilegio de tribunales estadounidenses para resolver controversias, por ejemplo. Y la revisión del tratado cada 6 años y la integración del sector automotriz y las nuevos porcentajes de reglas de origen, y las nuevas reglas que limitan la importación de equipo y otros bienes usados... Puras dudas que el equipo mexicano parece que ya resolvió aceptando y que apuntan a beneficiar primeramente a Mr. Trump, y que ponen otra vez a nuestro país en la puntita de la incertidumbre, aunque desde luego, ojalá me equivoque y se logre un tratado trilateral ejemplar, promotor del desarrollo de la región y no sólo del más poderoso, con ética y equilibrio en cuanto al nivel de competencia de cada unos de nuestros tres países y para impulsar la producción, la productividad y el mejor nivel generalizado de bienestar.

Puede ser que lo anterior sea en cambio, muy ingenuo planteamiento de mi parte y la fuerza de la realidad se imponga, como pudiera parecer ocurrió en las difíciles y costosas negociaciones, donde el canciller aprendiz metió su cuchara para beneficiar a sus verdaderos amos preparando su residencia en New York, como antes en nuestra historia ha ocurrido con francotiradores renegados de la Independencia, la Reforma y la Revolución. ¿También será así en la Cuarta Transformación?



#LFMOpinion
#TLC
#Trump
#Peña
#Canada
#Videgaray