Demócratas

Ahora vengo a caer en cuenta que las últimas expresiones del priismo en el gobierno fueron más demócratas, pero mucho más demócratas, que las oposiciones pseudoabanderadas de la lucha democrática.

No confundirse, ésta no es una defensa del PRI, ni mucho menos, sino un esfuerzo por ver y hacer ver, rasgar las máscaras y quitar los disfraces de quienes viven del cuento de demócratas y en ese engaño se hicieron del poder. Y ya que están en él, procede enfrentarlos al espejo de sus propias críticas y argumentos al viejo régimen y a la prueba de su integridad política y personal.

Empiezo con un espécimen del PRD, más hay para dar y repartir. Sin prisas pero sin pausas pues. ¿Sabe el lector cuántas iniciativas se aprobaron por la Asamblea Legislativa del DF en su pasado período de sesiones? Cero, niente, nada. Ahora ni para levantar el dedo —en argumento de las ayer oposiciones— sirve ya la mayoría de la honestidad valiente.

Pues bien, una de esas iniciativas era para poner orden en el Tribunal Electoral del DF, donde tres magistrados supernumerarios cobran pingües sueldos por no hacer nada. Bueno, casi nada, porque, por ejemplo, el ínclito Pedro Rivas (PR), digno personaje del perredismo rampante, violando el principio de reserva abanderó la defensa de la candidatura de López hablador y la cláusula de gobernabilidad desde su sitial de magistrado supernumerario.

Rivas viene con Martí Batres (MB) desde la UNAM (de su paso aún subsiste un oloroso dejo a azufre). Cuando MB llega a la Asamblea lo hace asesor de la fracción perredista, luego intenta hacerlo candidato plurinominal (por supuesto del PRD) y finalmente presidente del Tribunal Electoral del DF. Los asambleístas que conocían al interfecto (y a su compadre) se opusieron, pero al final se les coló como supernumerario. El inquieto PR nomás no acababa de protestar cuando ya impulsaba un acuerdo para que los supernumerarios se integraran permanentemente al pleno, sin considerar las condiciones que para ello establece la ley.

Objetivo: asegurar al PRD una mayoría mecánica (tipo IFE, nomás que aquélla en favor del PAN, si no pregunten en Bucareli). Cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación echó para abajo dicho acuerdo, PR se le fue a la yugular, por poco y les dice marranos. En el 2000, PR fue el supernumerario que, sin tener asignado el asunto, desvirtuó el procedimiento seguido por el propio Tribunal en la impugnación de la elección del jefe de la Álvaro Obregón, utilizando (¿creerá usted?) los mismos argumentos que el PRD.

En el 2001, cuando llega a la (estéril) Asamblea Legislativa la iniciativa de desaparecer los supernumerarios, Rivas acusa al órgano legislativo de albazo (contra su sueldo), clama por la justicia de López hablador y denosta al PAN y al PRI en un papel más apto para militante que para magistrado electoral.

Pues bien, este dechado de legalidad y democracia, por renuncia de un magistrado propietario (Estuardo Mario Bermúdez Molina, actual fiscal antidrogas), ya no tiene el problema de quedarse sin estipendio si algún día la Asamblea Legislativa llega a legislar... ya es magistrado propietario. ¡Albricias!... el PRD ya tiene su mayoría mecánica en su Tribunal.

Continuará.

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