EL IFE A LA DISTANCIA

Homonimias o necedades

Homonimias o necedades

Foto Copyright: lfmopinion.com

Estaba por iniciar la sesión del Consejo General del IFE cuando dos guapas perredistas tuvieron a bien ocupar dos asientos que sobraron a mi vera izquierda. Al otro extremo del salón el Senador Muñoz Ledo estaba ya ubicado en su poltrona; sus ojos escrutaban el salón entero y cuando detectaron a mis dos compañeras de asiento desataron en él los mil y un tics que lo caracterizan: a un tiempo movió de un lado a otro la cabeza, se acomodó la corbata, jalose las solapas, esculcó todos los bolsillos de su saco, extrayendo de todos tarjetas que revisaba y volvía a colocar en uno y otro bolso según la nueva calificación que merecieran; sacó un cigarro, se lo llevó a los labios para dejarlo allí sin encender volvió a jalarse las solapas y a acomodarse corbata y cuello de la camisa, se aliñó las pobladas cejas, todo ello sin dejar de mover de un lado a otro la cabeza y de menear ininterrumpidamente sus pequeños ojos.

Amainado el fulminante ataque de tics parose cual resorte, cruzó el salón, las tablas de sus encierros parlamentarios hicieron presencia en saludos a diestra y siniestra, llegó frente ante las bellas perredistas, retiró el pitillo de sus labios, volvióse a acomodar la corbata y a jalar las solapas, y con una bien estudiada sonrisa espetó: "veo puras homonimias". Mis compañeras, peregrinas de su capilla, festejaron la ocurrencia y la presencia, la conversación siguió entre sonrisas y tics. Ya no pude oír su contenido. Sin embargo, el saludo del Senador fue premonitorio, durante diez horas, en una absurda discusión, sólo vimos homonimias.

Diez horas después, faltando aún nueve puntos del orden del día por desahogar, habíase logrado un consenso tácito entre todos los presentes: la sesión que estábamos presenciando era prueba plena que Kafka era un niño de pecho... no, ¡qué digo! Una pastilla de clorato comparado con el nivel de discusión en la más alta autoridad electoral federal.

Varias cosas quedaban claras: la ausencia de oficio del Dr. Carpizo para dirigir una discusión, ausencia que desilusionó incluso a sus más obnubilados seguidores; la facilidad con que se puede convertir a una asamblea de hombres inteligentes, algunos brillantes como Woldenberg, en una torre de Babel y rehenes del absurdo, cuando en una de las partes sólo hay interés de reventar la reunión y; por último, pero terriblemente peligroso, la facilidad con que se pueden lograr golpes propagandísticos espectaculares sobre falsedades y mala fe.

Al efecto, el PRD ha logrado sembrar en la opinión pública la duda sobre las Listas Nominales de Electores, entre otras cosas denunciando un millón veinte mil homonimias en el Distrito Federal. En este caso, como en el de su asesor y ahora prófugo Bazúa, el PRD nos engaña con la verdad y lo obvio: el inefable Samuel del Villar no miente cuando afirma que en la ciudad de México más de un millón de nombres son iguales, en donde miente rotundamente y con aviesos fines es al afirmar —sin probar— que estos nombres sean duplicados.

Permítame explicar el fenómeno: de los 5 millones de ciudadanos en el Listado Nominal del D.F, un millón tienen nombres y apellidos repetidos. Ello no quiere decir que haya un millón de Juan Hernández Martínez, sino que hay trescientos veinte mil diferentes nombres que se repiten, algunos dos veces, otros más, para ejemplificar: en el D.F hay 53 personas que se llaman José Luis Hernández González y 126 que se llaman Guadalupe Hernández Hernández. Lo anterior prueba que hay nombres repetidos en las Listas, pero estos nombres, ¿son de personas distintas o no?, es decir ¿son duplicados no? Puede suceder que lleven el mismo nombre pero difieran en sexo, edad o lugar de origen, y más aún, puede que concuerden todos sus datos y sean personas diferentes.

La Comisión Nacional de Vigilancia, integrada por todos los partidos y en donde sólo votan los partidos, se abocó a revisar estos casos y encontró que hay 196 parejas (dos personas que se llaman igual) que nacieron el mismo día, en la misma entidad federativa y tienen el mismo sexo, pero son personas diferentes como lo prueban sus fotografías, firmas y huellas digitales, de igual forma se encontró a 141 parejas de nombres iguales y datos iguales que son la misma persona y a quienes, independientemente del delito en que pudieran incurrir si se les prueba mala fe, debe de cancelárseles su credencial más antigua.

Luego entonces: del millón de duplicados que oferta el PRD hay, comprobados por los propios partidos políticos (ocho de los nueve), sólo 141 ciudadanos que caen en el figura de la duplicidad.

La denuncia del PRD fue atendida y resuelta. Allí debió haber concluido el asunto, pero no. El IFE, *fue testigo, rehén y víctima de un fenómeno partidario que suele calificarse como ideologismo. Término que viene de ideología, entendida ésta como sistema de ideas y de ideales transformados en creencias, es decir que las ideas ya no son pensadas sino creídas, se convierten en un objeto de fe y dogma, no de reflexión. El ideologismo, al igual que la ideología, participa del no pensar, pero al decir de Sartori "también, es una máquina de guerra en espera de agredir y silenciar al pensamiento de los otros".

Quien no está conmigo, está contra mí, la máquina de guerra, vuelve a decir Sartori, es más bien una máquina de epítetos, quien no está conmigo es un fascista, reaccionario, demagogo, capitalista, racista, guerrillero, desestabilizador, etc. Ello no tendría mayor importancia si no viésemos que en esta guerra los epítetos suplantan a los argumentos, "la descalificación ideológica es gratuita, no debe ser explicada, no es necesario que sea motivada. El ideologismo da absoluta certeza y, por lo tanto, no exige prueba, no presupone alguna demostración".

Para el ideologismo del inefable Del Villar —nótese que no me refiero al PRD— si la realidad no se pliega a su dogma de fe hay que descalificar, así ha descalificado al padrón, al IFE, a los Consejeros Ciudadanos, a la Comisión Nacional de Vigilancia, al Comité Técnico de Asesores del Padrón, a cualquier método científico que no sea el suyo —que por cierto nunca ha dado a conocer—; descalifica a la ley, a los términos y conceptos electorales y hasta los nombres de los ciudadanos. En el fondo tiene sólo un gran enemigo; el pluralismo, sin el cual no puede haber democracia, y por donde se le asoma y delata su autoritarismo.

A las diez de la noche la sonrisa había abandonado al coqueto Senador, como las guapas perredistas habían abandonado hastiadas el salón de sesiones; había mandado recados infructuosos a Del Villar para que ya no interviniera, desde su sitial le indicaba concluyese su deshilvanada, agresiva y desesperante intervención.

El ideologismo de Del Villar situaba también al Presidente de su partido del lado de sus enemigos, acreditando así lo afirmado por Ortiz Pincheti: "el PRD sufre de un problema de doble personalidad". Muñoz Ledo, sin el apoyo del representante de su partido entre sus mil y un tics, sólo veía.

#LFMOpinión
#IFE
#Woldenberg

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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