Annus horribilis

El presidente de los Estados Unidos Mexicanos ha reculado ya de sus deberes. Parece que decidió retirarse antes de tiempo y tomar vacaciones anticipadas. La violencia generalizada en el país, alrededor de 30 mil desaparecidos en los últimos años, miles de muertos, feminicidios y el horror macabro de tráilers con cadáveres itinerantes, además del caso Odebrecht, socavones reiterados, la Estafa Maestra, mínimo crecimiento del producto, deuda millonaria en dólares, pobreza y miseria frente a una concentración del ingreso y la riqueza insultantes, multimillonarios al vapor e impensables altísimas ganancias bancarias hasta para los propios dueños extranjeros, como es el caso del BBVA Bancomer; hacen de estos últimos meses lo que los religiosos ingleses llamaron Annus Horribilis refiriéndose en principio al año del dogma de la infalibilidad papal. Al cinismo y la desvergüenza.

Así se dice por extensión cuando una desgracia sucede a la primera y una tercera a la segunda, en una especie de rueda sin fin. Cuando a un ridículo se suma otro más, sin control, sin más explicación que el atolondramiento y desbordamiento de dinámicas y pasiones inconcebibles a simple vista. Como cuando las abuelas reflexionan en voz alta acerca de un divorcio familiar: "pero Dios santísimo, se veían tan enamorados", e intuyen que es, como supieron desde el principio, un malandrín pegador, pendenciero y borrachín; es decir, un bueno para nada. Y del otro lado otras abuelas piensan sin decirlo, que ella era mujer de putifar, muy sobradita y nunca aprendió a cocinar.

Cabe recordar que este miércoles hace 4 años desaparecieron 43 o más estudiantes de Ayotzinapa y murieron otros tantos inocentes alrededor de la balacera. Mientras sus padres tienen derecho a saber qué pasó con sus hijos, la mentada verdad histórica gubernamental ha sido cuestionada por propios y extraños, y la justicia, si acaso, se ha hecho a cuenta gotas. Parece que narcos policías y políticos narcos recuperaron a rajatabla camiones de droga destinados al mercado del norte y los jóvenes fueron sacrificados, tal vez, por miedo y prepotencia.

En tanto, el presidente electo parece que ya gobierna, pero sin la fuerza de la ley, ya que aún no toma posesión y sin embargo ya ha recibido críticas fundadas, mentadas y descalificaciones, que, por fortuna, le han hecho lo que el viento a Juárez. Ya informó que próximamente se reunirá con los padres de los jóvenes y que será prioridad en su gobierno investigar qué pasó. Además, casi a diario presenta proyectos, dirige, explica, viaja y esboza trascendentales cambios del rumbo hacia la Cuarta Transformación. En lo anecdótico ya sabemos que vivirá en Palacio Nacional y no en Los Pinos, que no necesitará más que un espacio pequeño y un catre, para solaz del romanticismo matrimonial, se besarán frente a los murales del Gran Diego, nada de Casas Blancas.

El famoso Peje, de acuerdo con las últimas encuestas disponibles (Roy Campos et al) goza, frente al 15% de Peña, de una aceptación del 58% de los mexicanos y aún no gobierna, aunque parezca que ya lo está haciendo. Mucho se aprecia haber promovido que desaparecieran las pensiones de los anteriores a quienes francamente el pueblo sabio odia y con razón. Su programa de austeridad es también un acierto, han salido gastos tan increíbles como injustificables, solo presentes en el cinismo de una élite de promotores de negocios privados con recursos públicos. Desde luego las solicitudes de jubilaciones, prejubilaciones, renuncias y retiros voluntarios están a la orden del día. En diciembre empezará la hora de los patriotas y no de los mercachifles. Por cierto, en una fotografía histórica de la derrota se ve al canciller aprendiz de corbata roja, sonriendo de oreja a oreja mientras saluda con diligencia en la ONU a quien insulta a los mexicanos, al anaranjado ineducado, su verdadero amo.




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