EL IFE A LA DISTANCIA

El demócrata geniecillo

El demócrata geniecillo

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Había concluido la evaluación del Servicio Profesional Electoral del IFE, los consejeros esculcaron cajones, levantaron pisos, promovieron denuncias anónimas, filtraron a los medios sus monstruos fantasmales, compraron voluntades, corrompieron integridades y al final la evaluación salió... positiva. Tanto tiempo, dinero y esfuerzos en un Safari sin trofeos.

Corría la sesión del Consejo General con los desfiguros propios de la casa cuando el consejero Merino, señor feudal de la dirección ejecutiva responsable, contrario al resultado de la evaluación, reprobó acre, artera y cobardemente el trabajo del Servicio Profesional Electoral y su director, quien, sin derecho a voz, tuvo que soportar la injusta y malnacida andanada. Donde la evaluación arrojaba resultados y sistemas positivos, aunque mejorables, el consejero veía a un director enemigo que conocía lo suyo, respetaba la ley y no se ponía a modo.

Una cosa es que el IFE se haya independizado del gobierno, y otra que no se haya entregado con moño y pastel al PAN y en menor grado al PRD. Sospechará el lector que PAN y PRD se sumaron al ataque; el resto de los emblemas, como los perros que ladran tras el primero sin saber a qué y por qué, hicieron lo mismo.

El director salió del IFE tiempo después, como lo hicieron Solís, el de Organización y el de Capacitación, así como miles de funcionarios probos y capaces. En su lugar llegó un geniecillo, éste sí a modo de Merino y compañía. Fue el brazo de los consejeros para sacar del IFE a todo aquél que no se plegara a su régimen autocrático, de terror y complicidades "compartidistas". Las demandas laborales se sucedieron, casi todas fueron perdidas por el IFE, pero como la ley le permite optar entre reinstalar o liquidar, las liquidaciones se impusieron a los derechos laborales ganados en juicio.

El geniecillo, además, modificó el Estatuto del Servicio Profesional Electoral y construyó el sistema más complejo y caro que existe urbi et orbi. Cuando la Cámara de Diputados averigüe el costo per capita del método de selección y evaluación de dicho Servicio, celosamente guardado hasta ahora, los mexicanos, todos, nos habremos de ir de espaldas. El diseño del sistema es complejo, pero sencillo de entender, se basa en el modelo "dónde quedó la bolita" de los estafadores callejeros. A fin de cuentas sale y entra el que los consejeros quieren.

Con bombo y platillo se anunció y llevó a cabo con el nuevo estatuto y geniecillo la primer evaluación de los que estaban y reclutamiento de los que querían entrar. Entonces denunciamos abusos y atrocidades. Nadie peló, ¡era el IFE ciudadanizado! Pasó el 2 de julio y en lo obscurito el IFE declaró nulos los costosísimos y truqueados procedimientos, y decidió repetirlos desde cero.

Nada dijo entonces el celoso Merino. Sus cómplices (perdón, compañeros, consejeros y partidos) tampoco. Si esto hubiese sido con Solís y el anterior director de seguro estarían enfrentando juicios administrativos y penales, y escándalos mediáticos. Pero no con el nuevo IFE y menos en el nuevo México, donde el geniecillo despacha como coordinador de asesores del presidente Fox.

All together now: ¡La autonomía, la autonomía, Ra, Ra, Ra!

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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