PROHIBIDO PROHIBIR

¿Enloqueció el Presidente?

¿Enloqueció el Presidente?

Foto Copyright: lfmopinion.com

Un poco de tiempo de reflexión

Aquí he denostado y denunciado la brutal campaña crítica de periodistas y medios contra el famoso Peje.
Los acostumbrados a recibir pagos desde Presidencia o Gobernación como promotores de gobiernos pripanistas anteriores no han cejado en su intento por descarrilar el tren de la Cuarta Transformación.

La lucha ha sido persistente, con golpes bajos y reiteraciones diarias que abonan a la libertad de expresión, pero también al desencuentro en cuatro meses de toma y daca. Y ello por ambas partes.

Varias veces se ha explicado el porqué de la cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco y a pesar de estar inundado en corrupción, todos los días se crítica la decisión gubernamental al respecto, como si fuera en ello el honor nacional; y ya ser un ícono de diferencia irreconciliable.

Tampoco veo de parte del actual gobierno explicación suficiente en los temas de estancias infantiles, a pesar de los miles de niños que se inventaron en los padrones, se ha dejado que una señora que aspira desde hace años a ser viuda y hoy es senadora, con probadas acusaciones de corrupción en el manejo de dinero público, aparezca como impoluta lideresa de amparos y promotora del bienestar de las ‘desvalidas’ mujeres trabajadoras.

No veo que el gabinete en funciones tenga un papel relevante en su compromiso y participación con un proyecto común de reducción de la pobreza, acabar con la corrupción y la violencia. Parecería que cada uno nada de muertito y, salvo honrosas excepciones, no tienen los demás suficientes resultados contra las causas, incluso aparecen entre ellos, expertos en piquetes de ojos y jaladas de pelos.

No veo éxito en las estrategias de reducción de la violencia y asesinato de periodistas, la inseguridad sigue igual o peor que con Peña y asociados. Y la Guardia Nacional está apenas en proceso de organización.

El neoliberalismo no desaparece por voluntad presidencial y es obvio que goza de cabal salud en la acumulación especulativa y en el mundo dominante de los negocios y sus relaciones con el poder.

En ocasiones veo al Presidente cansado, reiterativo más allá de lo usual. Como si fuera cierto que su vocación es ser mártir.

Enarbola temas costosos y algunos perdidos de antemano, aunque pudieran ser populares y certeros, se enreda en la bandera nacional como viejoniñohéroe que preferiría ya estar en las páginas de los libros de historia de primaria como otro intento de nuestra trágica mexicanidad, de nuestro destino nacional, como dijera Paz. Tal vez junto a la bella modelo de los libros antiguos de civismo.

Parece a veces agresivo y desencantado con el poder. Y, como se sabe, en eso de ser jefe de jefes se requiere primero quererlo ser.

A pesar de que las encuestas muestran que sigue con niveles de aprobación de alrededor del 80% de la población, una gran parte es la mayoría silenciosa, los que por tradición han aguantado todo con resignación franciscana. Los que casi siempre ven mirar pasar el tiempo entre el trabajo y las carencias permanentes.

En cambio, los del dinero y sus corifeos vociferantes, más los que gratuitamente lo odian, se empeñan en demostrar que el Presidente ha perdido la razón. Que las mañaneras rayan ya en la locura y son manifestaciones tanto de incompetencia como de impotencia.

Parecería que, en efecto, se requiere un poco de tiempo de reflexión, se necesita evaluar y corregir, por más que los de la CNTE, quieran borrar esa palabreja que les genera escozor y vómito.

En serio, el costo del fracaso de la 4T sería enorme y la risa loca loca se escucharía estruendosamente en la Casa Blanca, en Madrid, en Brasilia, hasta en Caracas. Pero, sobre todo, nos retrasaría muchos años en términos de libertad, igualdad y desarrollo y a ello el Presidente no tiene derecho.

Por el bien de los mexicanos se necesita que el Presidente reflexione, ponga a trabajar a todos sus colaboradores y desde luego, conteste a todos los ciudadanos ya que me consta que hace meses, recibió cartas y peticiones (desde la casa de campaña en la calle de Chihuahua) y hasta ahora los remitentes e interesados no hemos recibido siquiera muestras de simpatía, como si las esperanzas y problemas de muchos mexicanos se hubieran ya depositado en el bote de la basura, como si no fuera importante cada uno de los ciudadanos en la lucha por la justicia. Parecería que sólo fuera relevante un auditorio anónimo que lo aplaude en las redes, en las benditas redes sociales, subrayando sólo lo inmediato, su agenda diaria. Mientras, los de la mala leche, apuntan y hacen fuego con singular tino para hacerlo ver, si acaso con buena intención, equivocado y ya perdiendo la razón.

Es urgente dar pasos firmes hacia la consolidación de resultados, es necesario que se metan a los corruptos a la cárcel, con un buen golpe de timón. Que se arregle lo de los recortes por corrupción. Explíquelo. Exija que su oficina conteste a los ciudadanos. Alce la mirada a lo relevante y actúe como Presidente de la República: es urgente terminar con la violencia. Es urgente promover la reconciliación nacional y el desarrollo del país., más allá del discurso de apoyo de inversionistas a quienes sólo interesa sus ganancias inmediatas.

Es preciso ejecutar también una política exterior con nuestras mejores prácticas históricas de éxito y contestar a las bravuconadas majaderas trumpianas con algo más que cápsulas de tolerancia y respeto a sus amenazas. Cuando nos enfrentamos al grandote del barrio, sabemos que hay que darle duro una vez, adonde más le duele y doblarlo.

De lo contrario, acabarán usted y su gobierno confirmando de lo que lo acusa la prensa fifí y asociados. Y tirando al escusado esta oportunidad histórica de cambio, como ocurrió con el llamado bono democrático del desperdiciado tiempo de Foxito y Martita.

No, no creo que el Presidente haya enloquecido. En realidad, los verdaderos locos, los deschavetados, como en el As de Corazones, son los contrarios al cambio, no los que luchamos por la transformación hacia un país más justo, menos pobre, sin violencia. Los que no tenemos nada que perder, más que la vida.

Exijamos que ello sea valioso, nos sobra razón y esperanza.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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