PARRESHÍA

¿Qué sí?

¿Qué sí?

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Nihilismo.

"No queremos fideicomisos. ¡Entiéndanlo! ¡Métanselo en la cabeza!" Sostuvo Pablo Gómez, un vividor del 68 con más años de circulación que Fidel Velázquez en la CTM, aquella noche del 7 de octubre, cuando en la Cámara de Diputados se discutía la apropiación de los recursos de los fideicomisos, disfrazada de extinción legislativa. Él, que de joven, ocupó tantas veces como quiso la tribuna hasta a atarantar a las propias banderas del pleno en Donceles, urgía acabar la discusión con un "Aquí sólo unos chicharrones truenan".

Se agradece la sinceridad. Ahorrémonos las discusiones, los parlamentos abiertos, si quieren hasta el Congreso. Entendámoslo, metámoslo en la cabeza: no quieren pluralidad, democracia, libertades, división de poderes, federalismo, administración pública, transparencia y, ya de paso, Constitución.

Nunca como ahora se puede aquilatar la profundidad de aquel: "¡Al diablo con sus instituciones!" No "las" instituciones, las de la república; no las que los mexicanos nos hemos dado, sino "sus" instituciones, las de ustedes, las de todos aquellos que no son nosotros, entendiendo por nosotros un todopoderoso él y su iglesia de ciegos.

Queda claro.

Lo que no queda claro es ¿qué sí quieren?

Aún en el ejercicio omnímodo del poder y del micrófono, han sido incapaces de decirnos qué es lo que sí quieren.

De allí esa sensación de vacío que nos invade cuando vemos destrozar lo poco que quedaba de institucionalidad y la política en México.

Se puede entender que asuman su santa cruzada como no dejar piedra sobre piedra del México hasta hoy conocido, la Colonia incluida; lo cual no nos exime de esa sensación nihilista de caer sin fin en la nada que nos envuelve y atormenta.

Sólo apunto: la nada únicamente produce nada.





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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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