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Un recuento en polifonía

Un recuento  en polifonía
Militarismo.

El último general presidente de la República fue Manuel Ávila Camacho quien gobernó de 1940 a 1946. Al finalizar su sexenio, el ejército y su interés se establecieron al lado de las mejores causas civiles.

El mismo general Lázaro Cárdenas, su antecesor, comentó el porqué de esa elección frente al general Francisco J. Mújica quién, muchos pensaron sería el preferido, "era mi amigo, un general radical, que hubiera podido generar otra guerra civil".

A mi entender también abonaron para su selección: la experimental e incipiente educación socialista, el entonces reciente conflicto religioso de la Guerra Cristera en el Bajío, la expropiación petrolera de 1938, (no de 1936 como dijo Fox), las relaciones con los EUA en el entorno de la Segunda Guerra Mundial, todo lo cual requería de un presidente ‘más moderado’.

El llamado presidente caballero, apaciguó al país y tuvo el buen tino de nombrar al general Cárdenas como secretario de Defensa en plena Guerra Mundial, cuando tanto de un lado como del otro, hubieran querido apoderarse de la península de la Baja California.

Como siempre, hay un prietito en el arroz, en esta ocasión fue su hermano, no Pío, sino Maximino, general del ejército constitucionalista en la Revolución, gobernador de Puebla, Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, con fama de hacer buenos negocios de plata o plomo, el hermano incómodo como el 10 % de la administración Salinas y que tal vez por insistir en suplir al presidente caballero, murió envenenado a los 53 años de edad.

Años después, en el régimen panista de Calderón, de 2006 a 2012, se documentaron pruebas contra militares en la Corte Penal Internacional con sede en La Haya sobre asesinatos, desapariciones forzadas, torturas, violaciones sexuales, ejecuciones extrajudiciales, persecuciones y migración forzosa, entre otros delitos de lesa humanidad.

Se sabe que uno de los principales responsables de esos crímenes fue el entonces Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, detenido en Nueva York.


En efecto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos mostró que, en un año y 9 meses, (de enero de 2015 a septiembre de 2016), se documentaron los siguientes reclamos en contra de militares: 37 quejas por privación de libertad, 12 por desaparición forzada, 36 por tortura y 372 por trato cruel e inhumano.


En la siguiente administración, del priista Peña Nieto, apareció el entonces enigmático Padrino, identificado después como el general de cuatro estrellas, Secretario de la Defensa Nacional acusado en cortes estadounidenses de: lavado de dinero, tráfico de heroína, cocaína, metanfetaminas, fentalino y marihuana, protector del cártel H-2 frente a otros grupos rivales.

Fue apresado en Los Ángeles y trasladado también a Nueva York, como García Luna, sólo que, en esta ocasión, las protestas de la 4T y, tal vez, los intereses de impunidad, lograron que los fiscales estadounidenses se desdijeran y fuera trasladado a México, donde nadie lo toca ni con el pétalo de una rosa.

Con esos recuentos, hay que subrayar que al tomar posesión, en diciembre de 2018, el pejePresidente desmanteló el llamado Estado Mayor Presidencial que desde Los Pinos se conformó por 8 mil elementos básicamente para cuidar a los presidentes, a sus familias y amigos.

Hace dos años, parecía que los militares regresarían a sus cuarteles después de que reprimieran en Tlatelolco al movimiento estudiantil de 1968, con un saldo indeterminado de presos, heridos y muertos. Muchos vivos y muertos fueron llevados al Campo Militar Número Uno.

Aguas Blancas en 1995, cuando la policía local de Guerrero asesinó a 17 campesinos.

Acteal, donde alrededor de 45 indígenas tzotziles, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados por paramilitares vinculados al PRI en 1997.

En Villas de Salvacar, en Ciudad Juárez, cuando en 2010, murieron 16 jóvenes atacados por criminales comerciantes de drogas, protegidos por militares.

Después de Tlatlaya, en tiempos del Padrino, cuando en 2014, se contaron 22 civiles asesinados por militares.

Y Ayotzinapa, cuando en 2014, fueron torturados y asesinados 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, por policías-narcos y militares.

Sin embargo, el prestigio de lo militar no ha mermado.

"Es pueblo uniformado".

La escuela médico militar, por ejemplo, es de alto renombre nacional. Y el Hospital Central Militar es sede de alta tecnología, magníficos médicos y equipo. Ahí se refugió Fox, para operarse una hernia, mientras George W Bush lo buscó, dejando el paquete a Creel para definir la posición de México en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con respecto al apoyo solicitado por EUA en la invasión a Irak en 2003, que estuvo encabezada por una coalición de varios países.

Con el pejePresidente, yo pude apostar que los militares regresarían a sus cuarteles, sin embargo, a dos años del nuevo régimen de la 4T es creciente la participación de la Marina, el Ejército, la Guardia Nacional en casi todas las áreas del quehacer público de esta administración.

Desde los conocidos planes Marina y DN III hasta el muro de contención de migrantes centroamericanos, en las aduanas y fronteras, en políticas de sanidad y distribución de libros gratuitos de texto y otras labores educativas.

Hoy los militares están en la primera línea en el combate a la violencia, al huachicol, al narco y también hay soldados presos en campos militares.

Los militares están en los proyectos icónicos del régimen: en el aeropuerto Felipe Ángeles, en el Tren Maya, en la comunicación Coatzacoalcos-Salina Cruz, en el Parque Nacional Texcoco, en Dos Bocas, en la modernización de otras refinerías, para evitar la toma de casetas, en guardia contra el tráfico de droga y criminales.

Van a cuidar presas y caminos rurales, hacen rondines en ciudades, pueblos y regiones donde abunda el narco y la confrontación entre diferentes grupos. Construyen cuarteles y transportan ayuda alimentaria cuando se requiere.

Colaboran con gobiernos extranjeros y son responsables del orden y el uso de cubrebocas en zonas de color rojo. Supervisan el tránsito de personas y mercancías, de la importación de petróleo y gas.

Apaciguan a los mineros, pequeños propietarios y a otros manifestantes que rebasan el orden permitido. Vigilan las costas y las plataformas petroleras. Persiguen a intrusos no identificados en el espacio aéreo y a embarcaciones y submarinos hechizos que transportan paquetes de droga. Están en todas las terminales aeroportuarias y aduaneras.

Trabajan en la guarda, custodia, distribución y aplicación de vacunas contra la pandemia. Cuidan que no haya aglomeraciones en las playas y acompañan a la Profeco, en sus visitas de verificación en gasolineras y gaseras cuando les impiden el paso. Le dan mantenimiento al avión que "no tiene ni Obama" y que está guardado en hangares militares y algún día se venderá, volverá a rifarse o se usará.

Son responsables también del muro del sur sur para controlar las olas de salvadoreños y hondureños y otros centroamericanos, caribeños, africanos y ocasionales asiáticos rumbo a la tierra prometida allende el río Bravo.


En los desfiles y conmemoración del 20 de noviembre, día de la Revolución, se disfrazan de maderistas, villistas, zapatistas y carrancistas. No pasa nada, al final de la función comen juntos todos los grupos sin desavenencia alguna.

Están en todos los gobiernos de los Estados y en muchos municipios. Desde luego en la Federación, en embajadas y consulados.

En la actual Fiscalía autónoma, antes Procuraduría, que a paso lento de caracol hermafrodita investiga e investiga sin resultados públicos conocidos.

En tanto, Calderón y Peña se mueren de risa, hasta diputados pudieran llegar a ser. Lozoya será estrella en Netflix desde la comodidad de su mansión, Zerón ya domina el yiddish. Videgaray ya se aprendió el temario. César Duarte les pinta violines. Y el Padrino es el Padrino.

El pejePresidente y la milicia parecen ser uno mismo… Y sin desgaste de campañas políticas, ni promesas incumplidas, ni ataques en los medios. Ni críticas en las mañaneras, suben como espuma en las encuestas de popularidad.

Ni duda cabe, la milicia mexicana se volvió polifónica, destinada a ser ajonjolí de todos los moles, ¿hasta más allá del 24?



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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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