Qué quiere México
Los primeros 2 años del gobierno de Enrique Peña Nieto resultaron en avances varios en modernización de marcos regulatorios en: Telecomunicaciones, Educación, Trabajo, Competencia Económica, Financiera, Hacendaria, Política Electoral, Transparencia, Código de Procedimientos Penales, Seguridad social y, por supuesto, Energía.
Además, el Pacto por México.
Estos acuerdos potenciaban al capital privado y permitían un Estado mucho mas audaz y moderno.
Su respuesta a la tragedia de Ayotzinapa aniquiló ante los mexicanos y sus enemigos políticos la pertinencia de estas reformas por la madurez normativa de nuestra nación. En vez de una estructura vertical sexenal, en donde el ejecutivo tiene su "visión" de país, sin continuidad ni contrapesos, donde las inversiones privadas están sujetas a esa "visión", en vez de invertir conforme a riesgo, audacia e innovación.
Las iniciativas para cancelar la Reforma energética, los órganos reguladores independientes y otras, forman parte de una visión política que se puede juzgar absurda en 2021, pero es un péndulo populista que requiere el control del ejecutivo de todas las herramientas de política económica, siendo la eléctrica una fundamental. Un populista solo lo ve así, y uso el concepto populista no como descalificación, sino porque nuestro actual presidente considera que el libre mercado es generalmente en detrimento de su sociedad. Existen 30 años de disparidad social en el mundo para validar esa posición.
Ahora bien, la iniciativa de reformas a Ley Eléctrica debe de ser analizada por PRI y PAN a conciencia y, en el caso del PAN, no rechazada porque sí. Sin debate no hay Congreso.
El PRI, quien impulsó esas reformas, en acuerdo con todas las demás fuerzas políticas del momento, en su Pacto por México, no debe ser chantajeado en corto por el Sr. presidente para que la acepte con modificaciones sin consecuencia, sino defender, no por oposición, sino técnica y económicamente los costos para el país a mediano y largo plazo de ser aceptada esta Contrareforma eléctrica y, por supuesto, modificar la propuesta o no aceptarla. Por eso la postura del PRI de tomar el tiempo necesario para estudiar los alcances de la propuesta es correcta.
El Sr. presidente no está actuando por México, está actuando por el poder del ejecutivo, como todos los presidentes antes de el. Él lo ve a partir de su visión de país, por eso el contrapeso legislativo debe de ser de debate, no de oposición.
Este período legislativo, de debatir con talento y seriedad esta iniciativa de reformas, puede ser el inicio de un nuevo Acuerdo por México con campesinos, profesionistas, empresarios, funcionarios, científicos, estudiantes, sector salud, educativo y sindical, para determinar en dónde quiere estar México en 2035.
México quiere tener una población educada en pensar.
México quiere tener un sistema de salud preventiva.
México quiere tener un campo rico, que no expulse población, sino que reduzca su superficie agrícola al hacer mas eficiente su rendimiento por hectárea, aumente ecosistemas, precipitación y disponibilidad de agua y utilice aguas tratadas como nutrientes.
México quiere la cooperación entre ciencia, tecnología e industria.
México quiere logística de primer orden con planeación para responder a su potencial manufacturero y agropecuario.
México quiere dejar de lamentarse de ser "un desastre" y de ser un país correcto y justo.
Diputados y Senado, no descalifiquen al Sr. presidente, denle soluciones y futuro al país.
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