De contrarreformas y Amnistía.

López Obrador ha hecho del combate a las reformas y la amnistía a criminales temas torales de su campaña, está en su derecho. Sin embargo, su partido y los aliados de la coalición Juntos Haremos Historia, cuentan con legisladores, por lo que en todo momento tienen la vía abierta para reformar o, si se quiere, para derogar las leyes relativas a las reformas cuestionadas. Bastaría presentar las iniciativas de ley correspondientes.

Si hubiera un mínimo de coherencia y seriedad, ¿por qué no presentan desde ahora las iniciativas?

Tendrían que fundarlas y motivarlas, y seguir el proceso legislativo constitucional.

Con certeza, además, podríamos conocer qué se propone a cambio de lo vigente. A menos que no se quiera porque las iniciativas dejarían ver inconfesables pactos con los intereses oligárquicos afectados por las reformas. O con la jerarquía católica, en el caso de la reforma educativa.

Lo mismo vale para la amnistía ofrecida, porque la amnistía también es una ley que se debate y aprueba en el Congreso de la Unión, normalmente para quienes delinquieron por motivos políticos. El indulto a campesinos o delincuentes menores que cumplen penas con prisión, también es materia de los diputados. Hay antecedente: por iniciativa del presidente Salinas, en 1989 fueron liberados cientos de campesinos.

Es ese el emplazamiento que habría que hacer a López. Que presente las iniciativas y evitarse los dimes y diretes.

Si su palabra tuviera algún valor, con hechos debiera acreditar su dicho de que al margen de la ley, nada, encima de la ley nadie.

De otra suerte, su demagogia e intolerancia sólo beneficia a la derecha y al PAN de Anaya.

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