Viva la propaganda…..

El inquilino de Palacio utiliza el aniversario del 15 de septiembre para realizar su propia fiesta, para mostrar su nervio político a cuatro años de su gestión pública, por encima de la fiesta nacional que representa el “Grito de Independencia” para los mexicanos.

Al montar su escenario de poder: como el rey sol.

Al convocar a una serie de invitados de distintas personalidades, que van desde la autocracia hasta la herencia de la defensa de los derechos civiles.

Además, de retomar la zanahoria del “circo” a través de los Tigres del Norte para amenizar la celebración de la fiesta mexicana y servir de miel para llenar la plancha del Zócalo capitalino.

Para mostrar al mundo y a sus opositores el “afecto” que le tienen los mexicanos más allá de sus benefactores.

Tener una plaza llena, en una fecha tan significativa no es un tema menor, representa un “reconocimiento” a su interés por atender a los pobres por el bien del país.

La sonrisa socarrona del inquilino de Palacio es el mejor ejemplo de mostrar a sus opositores y a sus críticos su capacidad de propaganda política para manejar una fecha cívica en pro de su Imagen personal.

La cereza del pastel de la noche del Grito fue sin duda su estribillo particular al pasar de la arenga popular en otros ayeres: mueran los gachupines; hoy, a invocar en al pueblo “sabio” a que haga suyas sus consignas ya dichas en las mañaneras e invitarlos a que forme parte de su lenguaje cotidiano y se sumen a los lemas del gobierno de la 4t:

Muera la Corrupción. Muera el Clasismo y Muera el Racismo.

Para que el pueblo “sabio” identifique a los que se oponen a la cuarta transformación: a los machuchones, a los aspiracionistas, a los conservadores y a los neoliberales.

Y que mejor marco, la noche del Grito para reafirmar su credo político, ante sus invitados especiales y provocar un “galimatías” momentáneo en sus congregantes al tener que responder, en vez de un “Viva”, un “Muera”, en una fiesta cívica.

Al final de las consignas oficiales y de la pirotecnia, vino la fiesta popular y que mejor arranque que entonar la canción: el “Jefe de Jefes” en la voz de los Tigres del Norte” y con el coro de la concurrencia.

Desde el balcón del Palacio Nacional, en sus adentros, el inquilino se decía a sí mismo.

“Para qué aprendan”, soy el rey sol.

Será, al tiempo.


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