Nuevo régimen
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Se trata de un cambio con continuidad. Eso prometieron y ya tenemos presidenta electa. Sin embargo, el horizonte no está exento de nubarrones. El horizonte está previendo tormentas. ¿Acaso habrá la capacidad para sortearlas?
Mucho dependerá de quién sea presidente en los EUA, si es el criminal confeso de Trump, los márgenes de maniobra en todos sentidos serán estrechos. La confrontación abierta y soterrada.
Si ocurre que la sensatez se impone y Kamala es presidenta, habrá un mejor ambiente binacional (trinacional, incluyendo al Canadá) y se podrán aprovechar las áreas de oportunidad para beneficio de todos los miembros del Acuerdo.
Así que es una distrofia mental pensar que será la misma relación con uno y con la otra, como han escrito y dicho algunos ininteligibles analistas de temporal financiados en gran medida por organismos empresariales a los que les conviene la ambigüedad.
El progreso mundial será condicionado por la guerra Ucrania vs Rusia, la ignominia en Gaza y la probable ampliación del conflicto israelí contra Irán y el resto de la mayoría de los países del Medio Oriente, además de la creciente influencia de China tanto en la economía como en la política regional del globo.
En lo interno, como se sabe, la mayoría de los Estados del territorio nacional están inundados de narcobandas y la violencia campea en casi todas partes. Hay problemas de una y otra índole que parecen difíciles de resolver: por ejemplo, Chalco lleva tres semanas o más inundada de aguas negras.
En México, el nuevo régimen tendrá que trabajar a nivel nacional para reducir la inseguridad y la criminalidad, como un propósito prioritario de gobierno.
En el corto plazo (los primeros dos años) seguramente sus resultados definirán el éxito o fracaso sexenal del cambio con continuidad. Será muestra de su verdadera capacidad para consolidar los avances de la llamada transformación o sufrir un retroceso muy costoso y lamentable.
Tendrá que evaluarse la estrategia, la inteligencia, los recursos y el apoyo del ejército, la marina y la guardia nacional en todo el territorio, más aún en aquellos Estados donde los gobiernos han sido notoriamente incapaces como en Chiapas, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Baja California, Tamaulipas, Guanajuato, Veracruz, San Luis Potosí, Morelos y Zacatecas.
No se deberá aflojar en Estados con ambivalentes resultados como Chihuahua, Durango, Nuevo León, Tabasco, Campeche, Oaxaca, Colima, Jalisco, Sonora, Coahuila, Hidalgo, Puebla y el Estado de México.
Y habrá que afianzar y reproducir las positivas acciones de contención y control de criminales, narcobandas, estafas y cobro de piso en los gobiernos con mejores resultados: CdMex, Tlaxcala, Yucatán, Aguascalientes, Nayarit, Baja California Sur, Querétaro y Quintana Roo.
El nuevo régimen se enfrentará a una cascada de problemas por resolver con limitaciones de recursos económicos y financieros, en un esquema donde se ha descartado por el momento hacer cualquier reforma fiscal que, a mi parecer, debiera de ser una acción eventual a considerarse.
Entre otros menesteres y razones, por las enormes diferencias de ingreso y riqueza entre la población, donde dos terceras partes de ella está en manos del 10% más rico y el 1% de los super billonarios acapara alrededor de un tercio del total de la riqueza nacional.
El llamado coeficiente de Gini que mide la concentración de la riqueza y se utiliza para determinar el nivel de desigualdad entre la población, es en nuestro país de 0.791.
Se basa en la distribución de los ingresos de la población y varía entre 0 y 1. Un valor que tiende a 1 refleja, desde luego, mayor desigualdad. Comparativamente en los EUA el citado índice es de alrededor de 0.48.
En cuanto a activos financieros, la distribución en México es aún más desigual, ya que el 80% de ellos es propiedad del 10% de la población más rica.
A pesar de esta enorme desigual e inequitativa realidad de alta concentración del ingreso y regresiva distribución de la riqueza en nuestro país, el nuevo régimen ha insistido en que ‘no habrá reforma fiscal…’ acaso por la necesidad de subrayar certidumbre y confianza a la inversión privada nacional en el mercado regional y asegurarla con relativa urgencia para financiar obras y proyectos inaplazables, además de evitar fugas de divisas, mayores tasas de interés y devaluación monetaria.
Cabe señalar que en la presente administración, gran parte de los capitales nacionales se guardaron en el extranjero, aunque la inversión extranjera creció significativamente junto con el total de remesas que los mexicanos enviamos desde el exterior y que constituyen una de las principales fuentes de recursos de la nación, junto con el turismo, los ingresos petroleros y exportaciones manufactureras seleccionadas.
A la par, el país requiere consolidar el crecimiento del empleo bien remunerado, reducir el desempleo, la pobreza y las desigualdades de oportunidades para el desarrollo, insistir en el combate a la corrupción que, a pesar del trabajo de esta administración para erradicarla, aún determina el comportamiento de muchos servidores públicos de toda índole y de ganancias de recursos privados con recursos públicos.
Además, el cambio en busca de justicia en el Poder Judicial es inaplazable. De acuerdo con estudiosos internacionales sobre este tema, es México uno de los peores países en Latinoamérica en administración de la justicia y su relación con prácticas comunes de corrupción entre jueces, magistrados, ministros y público en general.
Hay más: en los próximos años habrá escasez de agua, actualmente alrededor de 10% de la población de mayor marginación no tiene acceso a agua potable y adecuados sistemas de drenaje, además enfrentamos una sensible reducción del área de cultivo destinado a alimentos de consumo popular, amplia desnutrición infantil, su impacto y crecimiento de enfermedades hídricas y mortandad en la población menos protegida y vulnerable.
La educación es otro gran tema que requiere gran dedicación, esfuerzo, trabajo coordinado. Hay que aumentar su calidad en todo el territorio nacional. Se requieren más maestros capacitados, instalaciones adecuadas, libros de texto y de cultura general, se requiere que los educandos sean bien alimentados y no se duerman en los pupitres o mesa bancos y cuenten con proteínas para desarrollar cuerpo y mente sanos. Se precisa hacer de la educación gratuita, obligatoria y laica una verdadera alternativa cultural y académica para todos. Se requiere vincular las diferentes etapas para lograr el mejor provecho: de la educación preprimaria, a la primaria, a la secundaria, a la preparatoria y a las escuelas técnicas o a las facultades de áreas sociales, económicas, de ciencias exactas y de la salud con la menor deserción posible y óptima especialidad en posgrados.
En este cuerpo de actividades es necesario combatir la discriminación con respecto a minorías, el machismo y la violencia contra las mujeres o miembros de grupos LGTB +, los feminicidios y otros crímenes de odio y de roles de género.
Otro de los mayúsculos problemas por resolver es la falta de calidad y cobertura de los sistemas gratuitos de salud. Faltan médicos, especialistas, hospitales bien equipados, laboratorios médicos, medicinas, enfermeras, apoyo administrativo, investigación y de desarrollo de nuevos fármacos incluso para enfermedades comunes y otras que, ya habiendo sido erradicadas, y que ahora se presentan con mayor virulencia en determinadas zonas geográficas de alta marginalidad. Debido a la insuficiencia y carencias del sistema de salud pública, los enfermos y sus familias tenemos que optar por servicios de la medicina privada que dejan en la pobreza a la mayoría de las familias. No hay la cultura y posibilidad de adquirir seguros médicos que por lo general exceden la capacidad de pago de los mexicanos y entonces se enfrentan las enfermedades obligatoriamente en salud pública, ‘a la buena de Dios’ o en hospitales y sanatorios privados ‘a la buena de los mercachifles y abusivos precios ‘para salvar la vida’ aunque se quede uno en la bancarrota.
Un último: la nueva administración que tomará posesión el 1° de octubre, deberá además tener el conocimiento y la calicatencia para evitar los abusos de los ganadores y las pequeñas significativas venganzas de los perdedores.
Gobernar para todos, con mayor bienestar para los menos protegidos y más necesitados y de pilón reducir la polarización y los excesos y manipulación de la prensa, radio y televisión ante el discurso infame de los infalibles gurús.
En la nueva etapa se requiere de la destreza de la presidenta electa. Mano firme, hablar suave, argumentos, conocimiento y capacidad para convencer y promover la unidad en lo posible para consolidar el bienestar para todos.
Un país más justo y próspero deberán consolidar la presidenta electa y su equipo tópele a quien le tope y para ello deberá de contar con los mejores mexicanos.