POLÍTICA

Sin sorpresa ni condena

Sin sorpresa ni condena

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Gobernar este país no es concitar voluntades, ni concertar esfuerzos; es administrar chantajes

Mal anda la sociedad cuando el chantaje y la extorsión han enraizado en sus entrañas.

Los partidos políticos, sus dirigentes y candidatos se extorsionan mutuamente y extorsionan al gobierno, según sea el caso, para sacar provecho de cada pre elección, elección, conflicto postelectoral, reforma, nota periodística o porque voló la mosca.

No termina una elección cuando cualesquier asunto queda condicionado al consabido conflicto de la votación que fue y de la que viene.

Gobernar este país no es concitar voluntades, ni concertar esfuerzos; es administrar chantajes.

El gobernante en México no gobierna: o termina sometido por los particularismos, o es socio de ellos.

Por primera vez se encuentra una vía para destrabar el síndrome de gobiernos paralizados e impotentes (eufemísticamente llamados plurales), y el Pacto que lo expresa es secuestrado por los partidos de oposición, sus conflictos internos, sus apetitos de poder y sus ausencias de compromisos para con la Nación.

Los panistas criticaron, y con razón, la mezquindad priista de no acompañarlos en muchas reformas, pero actúan con igual ruindad.

López Obrador y huestes dan gracias a la reforma energética y el tanque de oxígeno que envuelto en regalo les trae a sus desastrados brazos. Poco les importa México, sus energéticos y futuro, van por su registro y sobrevivencia política y económica.

En el Senado priva más el reflector, los egos y las partidas parlamentarias, que la agenda legislativa.

Los Gobernadores solo piensan en mayores recursos y son, al mismo tiempo, objeto de la extorsión permanente de todo grupo y/o persona con capacidad de presión y chantaje. Podrán ser verdaderos virreyes en lo político, pero son rehenes con síndrome de Estocolmo de unos poderes fácticos que cualquier Estado medianamente fajado debiera y pudiera combatir -legítima y legalmente- sin el menor problema.

Desea Usted comprar legalmente tierra ejidal y es víctima de todo tipo de extorsión por autoridades ejidales, autoridades agrarias, pseudoejidatarios y especuladores. Y ello pasa, mientras la mayoría de los verdaderos ejidatarios son despojados de sus tierras y calidad ejidal por mafias de estafadores y autoridades venales.

Quien tenga la desmesura de entrar a una licitación terminará entendiendo que desde sus bases fue etiquetada a uno de los jugadores. La mayoría de las licitaciones no se adjudican al mejor postor, sino al que tiene mayor capacidad de presión o a quien se arregló debida y jugosamente con el licitador.

Acude usted a solicitar justicia y la autoridad, antes de analizar el caso, busca a la contraparte para determinar de quién puede obtener mejores dividendos de su "justicia".

En el Congreso los asuntos no se analizan ni resuelven en sus méritos, se mercan en impúdico cálculo político y económico.

El IFE puede quedar acéfalo de por vida, que nuestros legisladores no se compadecerán ni de él, ni del ridículo que proyectan. Eso sí, pugnan por un Instituto Nacional de Elecciones que quede bajo su poder de chantaje, befa y vilipendio. No cuestionemos sobre las bondades de un órgano centralista electoral, sino qué organismo puede sobrevivir a nuestros partidos.

No hay nada en México que no se resuelva sin presión, chantaje y extorsión. La excepción sería que algo se solucionara en la más estricta lógica, derecho y beneficio social.

Las extorsiones son diarias y públicas, y nadie se sorprende ni condena. Por el contrario, Madero y Zambrano sobreviven gracias a ellas. El ejemplo es claro y contundente, por qué combatir semejante sociopatología cuando todo mundo la convalida como normal y hasta plausible.

Si quiere Usted obtener atención a sus demandas, tiene que comportarse como Noroña, tomar pozos petroleros o hacer caravanas mediáticamente vendibles. Si no, puede morirse sin que alguien volteé a verlo.

Los gobiernos y actores políticos están rebasados y difícilmente podrán revertir una situación en la que un día juegan de víctimas y otro de victimarios. Es ya su modus operandi.

Corresponde, pues, a la sociedad señalarlo, repudiarlo y corregirlo. Mientras como ciudadanos veamos todos los días a todos los actores políticos y sociales negociar bajo el chantaje, la presión y la extorsión, y lo consintamos y aplaudamos, la justicia y la cordura social seguirán ajenas a México y distantes a sus hijos.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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