POLÍTICA

Los abajofirmantes

Los abajofirmantes

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Los "Abajofirmantes"* son una cofradía compacta, dogmática, combativa, de rápida respuesta, con gran influencia mediática… y sumamente intolerante.

Al final de la hegemonía priista -esa de la que dicen los persiguió cual dictadura latinoamericana sin tocarles jamás un pelo- ocuparon todos los espacios mediáticos posibles y rasgaron todas las vestiduras rasgables firmando diluvios de desplegados y aluviones de ‘correos ilustrados’.

El PRI pasó a la historia. Finalmente los "Abajofirmantes" -que en su momento se fundieron con los "transitólogos"- se llenaron el buche… para luego eructar el cambio del que hoy todos nos avergonzamos y sufrimos.

¡Oh, tiempos aquellos! cuando dijera lo que dijera, o no dijera el Presidente o algún priista, los "Abajofirmantes" disparaban desplegados, declaraciones, editoriales, entrevistas y proclamas a cual más. En mala hora les cayó ¿calló? la alternancia y su tinta, antes tan secretada, y ansias, entonces tan desmandas, hubieron de mitigarse. Cual modernos Fray Servandos, se quedaron sin enemigos con quién ensangrentarse… hasta que AMLO y sus "complós" los salvaron del ostracismo y la ignominia.

¿Qué sería de Doña Elena y corifeos -"Abajofirmantes"- si AMLO no hubiese venido en su providencial rescate? ¿Se imaginan la arteriosclerosis de sus "intelectuales" plumas y la trombosis de sus inconmensurables egos fuera del espectro victimario de su mitología enfermiza?

Debo acotar, antes que sus estilográficas flamígeras -"Abajofirmantes"- ceben contra mí su befa y su escarnio, que sostengo que Doña Elena y corifeos están en su derecho de pensar, expresar y participar políticamente en lo que mejor les plazca, como siempre, además, libérrimamente, lo han hecho. Por igual, que comparto su rechazo al fundamentalismo rupreste y callejero del ignaro Don Espino (qué más se podría esperar de él y sus impulsores).

Doña Elena, Monsi y sus pompas intelectuales y mediáticas pueden pensar, decir, escribir y hacer lo que quieran mientras no infrinjan la ley. Lo han hecho toda su vida sin que nadie se los haya impedido.

¡En buena hora! Aunque no lo reconozcan.

Lo que me parece un poco demasiado es que los que podamos pensar diferente estemos impedidos para expresarnos porque Doña Elena es Poniatowska y porque los ¿intelectuales? no puedan ser tocados ni con el pétalo de una rosa. "No pasarán" le dicen, según ellos, a la ultraderecha, cuando lo dicen a todo aquel que se atreva a discrepar de su pontificado. Mostrando la misma intolerancia que imputan en el ojo ajeno.

Ahora resulta que hay clases y fueros por arriba de la Constitución: los "intelectuales" de su cofradía (but of course) y los demás mexicanos, unos aplaudidores y los que "No pasarán". ¿A dónde? pregunto. ¿Para qué? ¿Para postrarse ante esas vacas sagradas (o sus antípodas)? ¡Por Dios!

"No pasarán". Ahí sí la puerca tuerce el rabo. Primero porque todos los mexicanos tenemos derecho a pensar y expresar lo que nos venga en gana, mientras no violentemos los derechos de terceros ni el orden público, así sea en contrarresto de Doña Elena, su sequito celestial y medios afines; segundo, porque el hecho que la señora sea Poniatowska y tenga muchas "chachalacas" (que conste que utilizo un término de su corral) no la exime –ni exime a sus chachalacas- del juicio y expresión contrarios de otros y; tercero, porque nadie prohibió a la Doña a Elena a manifestarse libremente en favor de su candidato –ni se lo puede prohibir-, pero si lo hizo debe, al menos, hacerse cargo de sus dichos y actos.

Se sube muy echadora al cuadrilátero, pero se espanta a la primer cuchufleta.

Respetuosamente sea dicho, nadie le dijo "Cállese Chachalaca", tan sólo la abucheó parte del "Respetable".

Preocupa que de seguir por este camino, mañana los "Abajofirmantes" demanden la creación de una Fiscalía Especializada en el Genocidio de Pareceres de "Abajofirmantes" del ayer.

En espera de que no sea, mis respetos a los "Abajofirmantes" y a sus derechos, pero también para quienes, como yo, disentimos de su cofradía y candidato.

* "ABAJOFIRMANTE.- Persona que para el año 2000 había firmado más desplegados de los que jamás podrá leer en toda su vida." Diccionario de Mexicanismos, Ed. Tepocata. México 2002.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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