Montaje

¿Y si todo es un montaje?

Veamos, el proceso electoral para presidente acaba de empezar, las coaliciones que se quieran formar tienen que anunciarse al INE en octubre, en noviembre, en su caso, empezar precampañas y en abril las campañas.

¿Cómo llenar el circo y entretener al pueblo idiota hasta abril?

Con un pleito arreglado: Marcelo y Claudia salen de gira otra vez por toda la República, cada quien con su choro mareador, hasta finales de octubre. Mientras tanto Morena y el Tribunal resuelven la inconformidad de Ebrard como improcedente. En octubre anuncian la coalición PT, Verde y Morena, y, a la luz de ella, y para zanjar cualquier diferencia posible y taparles la boca a los enemigos de la transformación, ambos, Claudia y Marcelo, pactan en un abrazo fraternal en plena mañanera, entre mariachis y lágrimas, que se van a una precampaña bajo el control del INE para que no quede duda posible de su vocación democrática.

Otra vuelta al País, bardas, espectaculares, mítines, acarreos, Siervos de la Nación, gobernadores, diputados, senadores, gabinete y mañaneras tirados de cabeza en las precampaña; Claudia le vuelve a ganar a Marcelito, éste ahora se somete como el mejor de los demócratas —quién lo fuera a imaginar—, y así llegamos al primero de abril para empezar, una vez más, la campaña sin fin.

El rollo anterior de los seis chiflados ya no daba para más y cada vez iban a cobrar más caro su lamentable papelito; pero dos de ellos, en una supuesta guerra entre hermanos, sí aguanta hasta abril carcajeándose de nosotros. Para luego, abrazados en defensa de la transformación, salir a retar a los enemigos de México para acabar con ellos de una vez y para siempre.

López en realidad es un productor de espectáculos. Sólo nosotros nos obstinamos en verlo como presidente.

Al tiempo.

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