Farandulero
El inquilino de Palacio desde que se inicia a la vida pública de la mano de sus paisanos Carlos Pellicer y de Enrique González Pedrero, así como del ingeniero Cárdenas, su mira fue embaucar, es decir, simular una personalidad afín a sus ideas y causas, para lograr sus fines personales.
Con ese pragmatismo logró posiciones de liderazgo, de partido y de gobierno.
Pero, también, supo mover emociones de la gente, a su favor con una sola acción:
Atender a los adultos mayores con un apoyo económico.
A este piso le puso la cereza del pastel, "el uso deliberado del conflicto", como método para fortalecer su imagen política y darle a ese perfil diversas gesticulaciones de acuerdo al momento.
Ergo.
Victimizarse, frente al poder.
Mostrarse como el justiciero del pueblo, frente al PRIAN y los machuchones.
Ser el amo del tigre -léase el pueblo- para imponer su ley.
Con estas facetas arribó al 2018 para dar rienda a su narrativa de país, con su estribillo "yo tengo otros datos" que le dieran el color más elocuente a su realidad de país.
El sexto informe de "gobierno", es el mejor ejemplo de ello, para obtener el aplauso sincronizado de sus seguidores y feligreses.
Pero, ese narcisismo no solamente buscó el reconocimiento de su rebaño, sino también para mandar un mensaje a los vecinos del norte, que sigue siendo dueño del tigre para lo que se ofrezca; en otras palabras, la mano alzada de los asistentes al informe de gobierno a preguntar expresa, muestra su control.
Esa actitud pública del tabasqueño solo muestra la necedad de su realidad, ya que en él prevalece la sordera y la ceguera.
En esa perspectiva no pondera ni silencios, ni expresiones del gobierno de Biden, mucho menos a los trabajadores del poder Judicial, así como a los estudiantes de Derecho de distintas universidades.
En ese escenario, prevalece el pragmatismo del inquilino de Palacio:
No pasa nada.
El mes de la Patria, nos dará otra historia.
Ya se verá.
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