Magnicidio

El asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California, en 1994, conmocionó a México por la forma artera como lo mataron.

Hoy, en el 2025, el magnicidio, de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, en pleno festejo de día de muertos, provocó Indignación no sólo en sus paisanos, sino también se expresó en el mismo tono en las redes sociales.

La Indignación corrió como pólvora e incendio las benditas redes sociales, condenando el asesinato de Carlos Manzo.

En contraste, la presidenta con A tardó catorce horas para pronunciarse, ante tal circunstancia, a través de su gabinete de Seguridad.

Con el mismo cliché, lamentar los hechos y llegar hasta las últimas consecuencias.

Discurso que trasluce, frialdad e indolencia para los que no comulgan con su visión de país.

Con los suyos, muestra dolor, como fue el caso de los asesinatos de los dos colaboradores, de la jefa de Gobierno.

Con ello, manifestó su espíritu juarista: "a los amigos, justicia y gracia, a los opositores, simplemente, justicia".

Pero, más allá de la verborrea de la presidenta con A, lo que deja entrever este magnicidio es lo siguiente:

Su sonrisa de cartón sigue demostrando sus inclinaciones por minimizar los hechos.

Nuevamente apostará a la inercia y a la amnesia de la gente.

Pero, la realidad es terca:

El asesinato de Carlos Manzo desnudó de qué lado de la justicia está la presidenta con A.

La empatía de los michoacanos con su presidente municipal mostró cohesión social frente a la indiferencia del gobierno estatal y federal.

Las benditas redes sociales expresaron el nivel de posicionamiento de imagen de Carlos Manzo, al considerarlo el Bukele mexicano por su firmeza por encarar a la presidenta con A, al gobernador y al crimen organizado.

Su muerte sembrará en los mexicanos la semilla de la Indignación para poner en entredicho la visión morenista en materia de Seguridad. Y,

El paréntesis de dos semanas con el gobierno de Donald Trump se contaminó, con el magnicidio de Carlos Manzo, al levantar las cejas y confirmar su dicho: México, es un narco-Estado.

Circunstancia que pone nuevamente a la presidenta con A contra la pared y que la obligará a dar ese paso: desmantelar el narco-gobierno bajo el argumento: "Yo no fui".

Son los vecinos del norte.

Ya se verá.


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