El hambre y las ganas de comer, Trump y AMLO

La migración suele ser desorganizada, dispersa y furtiva. Una caravana de migrantes es más sospechosa que atípica, más cuando tiene una cobertura potencializada por los Twitts del energúmeno de la Casa Blanca.

No sé qué sea más, si espectacular o provocadora.

Además de extraña, la caravana de migrantes hondureños es electoralmente puntual. A un mes de las elecciones por el control del congreso norteamericano y de cara a un Trump cuestionado urbi et orbi, la caravana es una bocanada de aire a su discurso xenofóbico y aterrador. Ahí vienen, se los dije, que llamen a los Marines y a Rintintín, clama desde su Twitter en la soledad del inodoro mañanero.

¿Qué mejor que una amenaza en vivo transmitida minuto a minuto por los medios afines con escenas de gente rompiendo fronteras y pululando cual hormigas?

En México sabemos que este tipo de caravanas requieren más logística que mera hambre y desesperación.

Logística y financiamiento, mucho financiamiento. Por cierto, AMLO y Ebrad se graduaron con honores en operar caravanas a principios de los noventas.

Hoy, la caravana enfrentándose a policías, aduanales y rejas, rompió en frenesí todo obstáculo y escenificó dramas dantescos propios de Armagedón, frente a cámaras y micrófonos oportunamente ubicados para la Photo Opportunity.

The Show Must Go On.

Así sabemos que la caravana habrá de llegar hasta la frontera norte, no solo por seguir la trama, sino porque sus organizadores y financiadores así lo quieren, exigen e imponen. El terror de la turba amenazante del American Dream tiene que llegar hasta donde el muro habrá de levantarse, elección de por medio.

Que el gobierno agónico de Peña se hunda aún más en el descrédito a nadie sorprende, pero sí asombra el discurso de visas y trabajo para todo centroamericano que quiera venir a México de López Obrador, prestándose al juego con su nuevo amigo y amo: Trump.

A la larga los dos ganan, el pelos de elote asegurando mayoría republicana en la elección de noviembre y el macuspano auspiciando el caos que le permita mañana -no habrá que esperar mucho- limitar libertades y derechos.

Al tiempo.




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