POLÍTICA

Hora de desvergüenzas y sinvergüenzas

Hora de desvergüenzas y sinvergüenzas

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Aguirre Rivero, el primero de una pléyade de desvergonzados que tratarán de cobrar una diputación o senaduría.

Por supuesto que es ofensivo que Ángel Aguirre Rivero intente llegar a un cargo de elección popular, como lo sigue siendo el solapamiento del que gozó durante su gobierno y goza después de él gracias a Peña Nieto, incluido el tiempo de gracia que le dio antes de su renuncia al gobierno de Guerrero para que sus huestes, aprovechando el caso Ayotzinapa, quemaran todos los archivos públicos de su gestión.

Pero no se sulfure, que es sólo el primero de una pléyade de desvergonzados que tratarán, por todos los partidos y con todos los medios posibles, de cobrar una diputación o senaduría.

Muchas son las razones. En el caso de Aguirre es obvia la urgencia de fuero. Ya sin la protección inexplicable de Los Pinos, él y muchos más están urgidos del fuero que los mantenga lejos del alcance de la justicia. En esta tesitura se inscriben unas de las páginas más lamentables de nuestra historia política y buena parte de la misma política en que chapoteamos.

Pero hay muchas otras razones que veremos circular próximamente. La de aquellos que no tienen vida propia, que encuentran en la grilla la única razón de ser; carecen de vida familiar —aunque tengan familia formalmente—, de predilección, hobbie o simple pasatiempo, como pudieran ser la academia, la lectura, la pintura, la jardinería o cuidar a sus nietos o perro. Estos personajes no tienen vida fuera de los partidos, desayunaderos y conciliábulos grillosos.

Hay casos en donde lo que priva es la necesidad de cuidar cotos de poder y requieren de un cargo que los mantenga activos para desde allí conservar, defender y ampliar las posiciones que detentan en una especia de conquista política.

Existe también la necesidad de quienes quieren llegar a un cargo de elección popular para desde él hacerse indispensable al gobierno que llegue; ya como una oposición fiel en el redituable esquema del pay per view, o bien como fieles escuderos si quien arribe a la presidencia es de su mismo partido. Son los Maromeros Páez de la carpa que tenemos por política, esos que su único mérito es saberse acomodar en la cama del poder.

También se dan los casos de última opción. En el rejuego de las loterías y compromisos de sexenio, muchas mediocridades escalan en la burocracia y se acostumbran a comer con manteca; ante la perspectiva del fin de fiesta y sabedores de su falta de méritos y exceso de pecados, buscan, aunque sea, una diputación para no quedar en el desamparo, olvido y desprotección.

Hay casos ya un poco más complejos y enfermizos, como las diputaciones heredadas a esposas o hijos, e, incluso, la versión volteada por la cual los partidos, para refrenar las ansias paternas, desbocan las filiales: tú no, pero el mocoso sí.

No podemos olvidar quienes se forman con boleto en virtud de la cuota de género, de juventud, de sector, de religión, de medio y hasta de sociedad civil, whatever that means.

Y no pueden faltar los del escalafón partidista por méritos de hora nalga burocrática.

En esa escala de méritos se suman las nuevas camadas del grupo cercano al candidato presidencial, que hacen acto de presencia a cobrar lo que creen es suyo por sombra y cobijo.

En esta sintonía se enmarcan las cuotas de los gobernadores que requieren quien vea por sus intereses en los Congresos, o bien se ven obligados a pagar favores y compromisos. Sea cual sea la razón, alzan la voz y cierran el puño, de ser necesario, para meter a su gente.

Finalmente, muy esporádicamente, casi por olvidada excepción, habrá quien llegue por sus méritos propios y capacidades suficientes para legislar.

Le recomiendo busque baratas de Taffil y Melox porque de aquí a abril vamos a ver a Aguirres hasta en la sopa.

#LFMOpinión
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#VergüenzasyDesvergüenzas


Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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