Las intermedias bajo el microscopio y otras lentes
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Fui hace años consejero electoral del exDF, ahora me encargaron un precinto electoral en las recientes elecciones intermedias de California. Me levanté muy temprano y a las 5 y media ya estaba en el lugar de votaciones, junto con una asistente, el encargado del llamado Touchscreen, que es una máquina donde se puede votar electrónicamente y un joven ayudante. Cada uno de nosotros tenemos funciones específicas que hacer e identificadas en el manual de la A a la Z.
A las siete de la mañana se abren las casillas y se anuncia en voz alta su apertura. El primer votante verifica que la urna esté vacía y que no haya votos electrónicos registrados. Le doy la bienvenida y le pregunto su nombre, debo de repetirlo y buscarlo en las listas oficiales, primero en las azules donde se encuentran los registros de último momento y después en las listas blancas. Una vez localizado su nombre, debo de preguntar su dirección, confirmarla y hacer que firme en el espacio en blanco, para que pase a recoger su boleta electoral donde votará y marcará sus preferencias con un plumón negro.
En California el votante no requiere identificación alguna, basta la firma junto a su nombre. Antes tuve que contar las boletas asignadas, son 510, más 10 en chino, 10 en español, 10 en vietnamita y 10 en tagalo.
Durante la mañana fluyen normalmente votos y votantes. Al final de la mesa el ayudante recoge los votos en medio de una carpeta que los protege de miradas indiscretas y los deposita en la urna. El mismo entrega una calcomanía
con la leyenda clásica: Yo voté.
Como a las diez pasa un inspector de campo, que hace anotaciones secretas y felicita al equipo por su trabajo. Hay líneas de hasta 7 u 8 en espera a su turno para votar.
Dicen que este noviembre la afluencia es significativamente mayor que en otras ocasiones, máxime que muchos llegan sólo a entregar sus boletas previamente recibidas por correo que se depositan en un saco amarillo para su custodia. También hay quienes tienen que votar "provisional" porque sus nombres no aparecen en las listas y sus votos deberán de juntarse en un saco rojo, para después contarse.
Hay un programa escalonado para que cada uno de nosotros tome dos descansos de 45 minutos cada uno. También es mi responsabilidad que se cumpla el programa, que el servicio siempre sea fluido y todos tengan una experiencia "very, very fantastic" de acuerdo con las normas y políticas establecidas. Por la mañana llegan personas mayores y de mediana edad, se notan jubilados, oficinistas, maestros y académicos, empresarios. Al llegar la tarde ocurre una avalancha de jóvenes, vienen de las escuelas y universidades. Traen dulces que reparten a los niños que acompañan a sus padres, traen sus audífonos puestos y muchos llegan bailando. Los pocos viejos en el precinto los ven con desconfianza. Cada uno sabe a quién apoya y qué apoya.
A las 8 de la noche me toca informar a la comunidad, con mi mejor voz de tenor, que las votaciones están cerradas y que nadie más podrá votar hoy.
En seguida la asistente con mi supervisión cuenta los votos emitidos y se comparan con el total recibido. Tuvimos 315 votos emitidos. Nadie votó en la máquina electrónica, nadie usó las boletas en otro idioma que no fuera inglés. La gran mayoría prefirió calcomanías de Yo voté, en ese mismo idioma e incluso oímos que algunos en la mañana insistieron en el "we do not need but English".
Una vez empacada la bandera desplegada, los votos no usados, los emitidos, las ligas, la pequeña engrapadora, la lupa, los anuncios de localización y otros materiales de apoyo, nos dirigimos alrededor de las nueve de la noche al centro concentrador de apoyo, donde entregamos todo el material, la urna sellada con los votos viajó, como es obligatorio, abrazada y en las piernas de la asistente mientras yo manejé.
Al llegar a casa, los noticieros están a todo lo que dan. Los republicanos perdieron la Cámara de Representantes (diputados), gracias a la elección de demócratas mujeres, negros, latinos, una musulmana y jóvenes . Los contrarios conservan el Senado. Trump declara a los cuatro vientos que ha sido una jornada "very very tremendous", que ganó como siempre. Que la reelección está planchada y en camino junto con Pence. Que hay que hacer "America great again" e insulta y desacredita a un reportero. Sustituye al procurador federal y amenaza con investigar a todos si lo investigan. Subraya que nunca en la historia de los EUA han sucedido tantos resultados positivos, como bajo su mandato.
¿Cuántos inocentes morirán en la próxima ejecución masiva? ¿Cuándo se votará por establecer y regular controles de compra-venta de armas? California arde, las llamas desde Thousand Oaks hacia el norte, son inclementes.
En la soledad y cansado por la ardua jornada electoral, me quito las gafas y veo un mundo tremendamente dividido. Los militares, como 7 mil, ya están en la frontera sur esperando a los centroamericanos y mexicanos. Un exmilitar fascista será presidente en Brasil, Trump firmará en días posteriores una orden ejecutiva que impide otorgar asilo a los que vienen. Discutirá con Macron en París y se echarán mutuas trompetillas, mientras la Merckel sardónicamente sonríe. Los sin papeles seguirán sufriendo y siendo expulsados. El acuerdo, que no tratado, USMCA, como le gusta tratar de nombrarlo, tendrá que esperar para tal vez firmarse simbólicamente en Buenos Aires el último día de este inefable régimen peñista. La K invertida no embonó y también se llenó de memes, caricaturas, cochupos y comisiones. sabemos que es víctima de la inepcia. El agua fluye sucia y a cuenta gotas en zonas paupérrimas.
Mientras tanto el Senado mexicano calienta motores para reducir las usureras comisiones bancarias, en Veracruz asesinan a una joven hija de una diputada adversaria de Yunes, la caravana avanza hacia Tijuana y las milicias practican detenerlos a como dé lugar y adónde alojarlos en suelo mexicano. Por primera vez es declarado ganador un candidato a gobernador abiertamente homosexual en Colorado, el uso lúdico de la marihuana se extiende legalmente por más estados. Los españoles banqueros aprietan y paran por el momento la legislación que pudiera reducir el cobro de comisiones bancarias, el peso sigue devaluándose y técnicamente lo explican los genios con que sólo se deprecia, la b o l s a cae, tiemblan, compran y se recupera. El setentón expresidente Salinas se apropia de la interpretación correcta de Maquiavelo y recula con filosofía especializada en "ni los veo, ni los oigo" y el expresidente Calderón anuncia un nuevo partido, ¿Doble A?, bajo las faldas y arropado por el rebozo de Margarita.
Además, ni el presidente electo ni Tatiana, que tan bien me cae, parecen hacer caso de las recomendaciones y sugerencias que escribí en mi último libro (En Amazon y en Gandhi, espero).
En nuestro país y en nuestra querida Latinoamérica, faltan dos semanas para que llegue diciembre y aunque aún no toma posesión, sus malquerientes le acusan hasta del lento movimiento de las caravanas y de los damnificados de Nayarit que ninguna autoridad atiende. Ya lo decía yo: el resto del mundo está dividido y nuestro país también. Recuerdo al magnífico nicaragüense Rubén Darío, aunque sea un poco pasado de moda y a quien a mi abuelo le gustaba recitar: "¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante, ruega a Dios por el mundo que descubriste!".
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