Honestidad valiente
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Con corte al 23 de enero, Anaya, Meade y López Obrador habían realizado, respectivamente, 46, 30 y 93 eventos. 169, en total, a razón de 27.21% del frentista, 17.75% del simpatizante del PRI, y 55.02% del dueño de MORENA.
En razón de gastos, en el mismo orden, reportaron: 7 millones 824 mil pesos Anaya, 7 millones 083 mil pesos Meade, y 1 millón 095 mil pesos Andrés Manuel. 49%, 44% y 7%, respectivamente.
El macuspano les dobla y triplica en eventos con seis veces menos de gastos.
Sin duda 18 años de campaña son más que suficientes para ser eficiente, efectivo y ahorrador en organización de eventos, pero también, según parece, en simulación de informe de gastos y caradura.
Un millón 95 mil pesos a razón de 93 eventos da 11 mil 774 pesos por evento.
Se puede entender que haya eventos de costo bajo, realizados en el quiosco de una plaza y con megáfono en mano, pero la gran mayoría de los eventos que vemos implican templete, vallas metálicas, sillería, carpas y equipos de sonidos, por lo menos.
Ello sin considerar publicidad en carteles, espectaculares, utilitarios, medios tradicionales y redes; transporte del precandidato y su equipo, hospedajes y viáticos.
Por un lado las huestes del lopezobradorismo, por cierto, con gran efectividad, nos bombardean con informaciónn de eventos multitudinarios, camionetas último modelo de donde se baja y sube, fotografías en aviones y, sin mostrarlos mucho, equipos de seguridad, comunicación y logística implícitos.
Descuento los gastos de la fuente periodística que cubre sus eventos, a los que presumo pagan sus propios medios, pero, al menos el transporte en tierra durante los recorridos diarios atrás del precandidato de mitin en mitin, las salas de prensa montadas y equipadas para su trabajo y las galletas y café, creo, las sufraga MORENA.
Tampoco cuento el acarreo en el caso de mítines multitudinarios, de la que prensa da cuenta, a veces.
Por otro, los equipos de finanzas del partido reportan gran número de eventos y costos ostensiblemente fuera de los precios de mercado.
Un dato más es sorprendente, mientras sus contrincantes sudan por cuadrar ingresos contra gastos, López Obrador es la excelencia contable, le cuadran hasta los centavos. Anaya ha reportado un millón y medio de ingresos contra 7 millones 824 mil de gastos; Meade 4 millones 683 mil de ingresos y 7 millones 083 mil de gastos, mientras que López Obrador ha reportado 1’094,616.00 de ingresos contra 1’094,616.00 de gastos. Dechado de exactitud.
Lo peor es que no pase nada; que estas cifras y simulaciones se repitan reporte tras reporte del INE y nadie se inmute, ni siquiera haya un sonrojo de los morenos, un extrañamiento de la autoridad y un enfado ciudadano, perdonen, pero encabrita.
Nos hemos acostumbrado a vivir en y de la simulación.
Simulamos precampañas, simulamos gastos de precampañas, simulamos cruzadas contra la corrupción, simulamos gobernabilidad, estabilidad económica, crecimiento, seguridad, felicidad, mientras todo a nuestro alrededor se cae a pedazos.
Simulamos información: los medios nos bombardean todos los días con información anecdótica de qué comió uno, en qué se tropezó el otro, qué canción tocó el de más allá, cuando los datos duros del INE, datos que muestran a todas luces un desfase insostenible y obsceno, nadie ve ni quiere ver.
Dirán que esto es guerra sucia, que soy parte de la mafia del poder, que me dicta al oído Peña Nieto, que Salinas es quien verdaderamente escribe, pero los datos allí están, no se sostienen de forma alguna e insultan a la razón.
En el mismo orden de ideas, Javier Corral monta todo un espectáculo de escándalo electorero y marcha por todo el país, por 700 millones estúpidamente regateados por Hacienda, mientras Chihuahua arde ensangrentada en la inseguridad rampante y los recursos del Estado, en mayor monto de los 700 millones, se gastan en el montaje del Gobernador. Todos le aplauden y apoyan, nadie ve la simulación y el manipuleo.
Y para ser parejos, el sello de Fuerza Mexiquense, origen del peñismo, derivado en un PRI sin priístas, es el financiamiento gubernamental y sucio de las elecciones. Surge con Montiel, quien ofrecía desinteresadamente billetazos y equipo de mapaches a sus pares gobernadores en garantía de ganar elecciones, con miras a postularse para Presidente. Se instituye con Peña Nieto, quien, sofisticando la escuela, pavimenta a billetazos su ruta a la candidatura y Presidencia, y se socializa, seguramente impuesta, en una camada de gobernadores inventados, ungidos a billetazos, enloquecidos por el poder y, además de corruptos, depredadores.
Tales para cuales.
Más información en INE: https://goo.gl/Hs8Bcb