PARRESHÍA

Autodescalabro sargacero

Autodescalabro sargacero

Foto Copyright: lfmopinion.com

Pero qué necesidad.

"Parajodas" de la 4T, el Presidente va a Quintana Roo a anunciar y entregar un apoyo especial para combatir el sargazo, involucra su prestigio y el de la Marina, se compromete con su población, gobierno y turismo.

Debió de haber salido triunfante, reconocido y con agradecimientos.

Pero no, le ganó su discurso polarizante y desconfianza esencial, cuando no odio, al sector empresarial. El sargazo es culpa de sus adversarios, quienes lo utilizan para desprestigiar a su gobierno, algo sobredimensionado que no representa en sí mayor problema, aunque su presencia significa y discursa lo contrario, un problema de Estado que implica recursos adicionales y extraordinarios y la atención directa de la Marina, a quien se le suma así una responsabilidad adicional, en detrimento de las tareas ya de por sí desproporcionadas de garantizar seguridad en tierra y mares nacionales.

Autodescalabro discursivo.

¡Pero qué necesidad!


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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