PROHIBIDO PROHIBIR

Las Matanzas

Las Matanzas

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Segunda Enmienda

¿Qué provoca el odio? ¿Se trata de una sublimación de la ira, de una emoción que conduce a manifestaciones de bajeza del peor comportamiento infrahumano muy cercanas a conductas de animales irracionales? ¿Podemos justificarlo ideológicamente y explicar sus expresiones de conducta y resultados antisociales por razones de sobrevivencia, miedo o amenazas, por envidias y carencias?

Ciertamente por ninguna causa debiera justificase el odio.

Sin embargo, dado que existe, ocurre, nace, germina y crece como mala hierba incluso en el seno familiar, entre parejas, matrimonios y países, desde las antiguas organizaciones socioeconómicas y formación de estados nacionales, en las relaciones entre vecinos, entre regiones y diferentes culturas y religiones, es necesario combatirlo con insistencia, tolerancia, respeto, educación, determinación, fuerza y un marco legal moderno que castigue la discriminación y los abusos.

Desde el viejo apotegma de que mi Dios es el único verdadero y mejor que el tuyo, hasta el color de la piel, los colores de la bandera, los límites fronterizos, la diferencia de géneros o diferentes prácticas sexuales, hasta el norte y el sur, la playa o la montaña, el equipo de fútbol de preferencia y el partido político de adscripción, el fanatismo es su fuente primaria de crecimiento y caldo de cultivo de la discriminación y los abusos.

La incultura y ruindad de los gobernantes en su permanente lucha por el poder exacerba el odio y las contradicciones entre la población y promueve un ambiente de desprecio hacia los demás, con discursos de división y xenofobia. Los migrantes, los diferentes, los pobres, los marginados, por ejemplo, se convierten en enemigos y si a ello se suma una sociedad tradicionalmente permisible en la venta y adquisición de armas de fuego con mínimos requisitos y precios, ocurren matanzas indiscriminadas, lamentables, donde los menos protegidos más sufren.

En esa sociedad, acostumbrada históricamente a la ampliación y conquista de territorio con una botella de whiskey en una mano y un rifle en la otra, es fácil demostrar que casi cualquiera con años de deformación televisiva y de otros medios, expuesto a golpes, asesinatos, discursos repetitivos de división, racismo y xenofobia, adoradores del poderoso caballero por antonomasia y en general zafios sin educación ni ética, son agentes potenciales útiles para la reproducción del terrorismo doméstico.

En ese país, existen más armas que habitantes, una Segunda Enmienda constitucional que garantiza el derecho ciudadano a poseer y portar armas casi sin requisitos de control y una poderosa asociación nacional del rifle (NRA) con influencia en el Congreso, propiamente intocable donde lo que prevalece es la obtención de la mayor tasa de ganancia posible y el aumento a cualquier costo de ventas de armas de fuego, cada vez más sofisticadas y mortíferas.

Las agresiones con armas de asalto son frecuentes, los pretextos son muchos, aunque en casi todas las ocasiones el racismo está presente con amplias dosis de fanatismo, los disparos se hacen sin discriminación, mueren bebés, niños, jóvenes, mujeres y viejos.

Con los crímenes recientes en El Paso, Chicago y Ohio, se contabilizaron en los últimos años en los EUA un total de 251 ataques de odio, 1 en Canadá y 3 en México, incluida la tragedia de 2010 en Tamaulipas con 72 migrantes fallecidos.

En todos estos casos, dolorosos injustificables, los riegos persisten también por el efecto demostración. Los Derechos Humanos son pisoteados, mientras el ineducado anaranjado hace todo lo posible por ganar la reelección. Sin moral, sin ética, fomentando el riesgo de otros ataques de odio, mientras juega golf recibe el despreció del resto del mundo.

En México, como se reconoce una dependencia en todos los órdenes hasta convertirnos en su principal socio comercial, se ha establecido una política de prudencia y buena voluntad que el otro lado ha respondido con patadas, asesinatos, despreció e insultos, aunque hay sectores, pocos, con esperanza de que cambie el discurso xenófobo, o cuando menos, que las circunstancias obliguen a moderar su acento.

Cabe subrayar que en la administración pasada se desperdició una oportunidad inmejorable para establecer límites a la intolerancia republicana, cuando con genuflexiones se recibió como estadista al hoy presidente ineducado, quien aprovechó el tapete tendido para fortalecer su candidatura y sumar para derrotar a una Hillery dubitativa y sin fuerza suficiente para responder y vender un sólido proyecto alternativo. Ahí prevaleció la relación personal con el yerno, más tarde condecorado, que los intereses nacionales.

Hoy se habla quedo, con prudencia, para no alterar los ánimos y bioritmo de los vecinos y en espera de la aprobación del nuevo tratado comercial trilateral México-EUA-Canadá, que ante las amenazas de aranceles generalizados y la ansiedad o depresión de Washington DC, se ve como pasaporte de seguridad.

Muy probablemente esta política exterior coadyuvará a la reelección de Trump, quien sistemáticamente cada vez que caiga algunos puntos en las encuestas hará uso de lugares comunes como la construcción del muro y el peligro de la invasión de miles de hispanos del sur.

Es cierto, nuestro país ha asumido en los hechos la responsabilidad de servir como valladar para reducir la migración de centroamericanos, especialmente hondureños hacia los EUA.

Es un trabajo criticable, lamentable. pero dicen, necesario, dadas las condiciones de dependencia.

Parece que el costo de no hacerlo sería catastrófico para la economía nacional, ahora con mínimo crecimiento y una poderosa derecha con mucho dinero, agrupándose para destruir al odiado presidente actual, incluida su política anticorrupción, de reducción de la pobreza y de creación de aparatos de seguridad eficientes y estrategias de combate que sirvan en efecto, para reducir la violencia creciente.

El horizonte en los EUA no es halagüeño, la reelección es muy probable, además de prevalecer un Senado republicano y una Suprema Corte afín por mayoría, aún cuando crezca la sangre de sacrificados aleatorios, por el simple azar de estar en el lugar equivocado cuando un armado terrorista empuñe su rifle de asalto y sienta la necesidad de disparar indiscriminadamente en lugares públicos y concurridos.

No es remota la preeminencia de discursos de odio y más
ataques armados contra mexicanos, sobre todo en comunidades binacionales especialmente fronterizas.

No es remoto que no se quiera ofender a la poderosa NRA y a contribuyentes afines a campañas políticas, principalmente del Partido Republicano.

Sin embargo, a pesar de todo, muchos seguiremos luchando contra el anacronismo del racismo, contra la injusticia y el odio.

Expreso por este medio mis sinceras condolencias a los sobrevivientes y familiares de las matanzas en EUA, lamento estos sucesos y deseo que se castigue ejemplarmente a los culpables que han fomentado esta locura.



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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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