PARRESHÍA

Carta a Donald Trump

Carta a Donald Trump
Inicia Usted mintiendo. No hubo acuerdo alguno.

Mr. Donald Trump

Presidente

Estados Unidos de América

Señor Trump.-

Dijo Usted sobre la cancelación hecha por el Presidente Peña de la reunión agendada para el martes 31 de los corrientes: "Acordamos cancelar la reunión que teníamos planeada. Y a menos de que México esté dispuesto a dar un trato justo y respetuoso a Estados Unidos, dicha reunión no será fructífera, y en ese caso quiero tomar un camino distinto. No queda otra alternativa."

Vayamos por partes.

Inicia Usted mintiendo. No hubo acuerdo alguno. El Presidente Peña, después de varios exabruptos de Usted, avisó por los canales diplomáticos que cancelaba la reunión planeada. Usted, según parece, es incapaz de acordar nada con nadie y menos respetar lo que, suponiendo sin conceder, se pudiese acordar.

Continúa Usted amenazando: "a menos que México esté dispuesto a dar un trato justo y respetuoso a Estados Unidos." Empiezo por el respeto. El único que ha faltado reiterada y soezmente el respeto en esta relación es Usted. Ha llamado a los mexicanos delincuentes y violadores, ladrones del bienestar norteamericano y un rosario de sandeces más que no vale la tinta listar. Por sobre ello, osa acusarnos de sus faltas.

Ahora bien, dice que nuestras relaciones no son justas y ése es otro gran insulto a México y a Estados Unidos. A México, porque por enfrentar al narcotráfico es hoy una nación ensangrentada y un Estado fallido que paga un alto costo social y político por hacer lo que los Estados Unidos se niega a llevar a cabo en su territorio. Son Ustedes quienes demandan y consumen, a niveles epidemiológicos, drogas sin fin. Éstas se encuentran en todas las esquinas de sus ciudades, en escuelas, oficinas y fábricas, pero allá jamás se ha apresado a ningún gran capo, allá no hay policías corruptos, ni sicarios, ni lavado de dinero, ni nadie que se beneficie de ese gran negocio.

Y es también injusto para con Estados Unidos, porque es tanto como aceptar que siendo la más grande economía y potencia militar del orbe, está sometido a los designios de un país que no alinea en su liga y que, además, vive inmerso en sus propias contradicciones y arrasado por la crisis de su clase gobernante.

Es hilarante que México, no pudiendo con sus propios problemas, pueda someter a esa gran nación.

Las relaciones son fructíferas, Mr. Trump, cuando benefician a ambas partes. Aunque quizás debamos empezar por pedirle que defina "fructífero" según su personal acepción.

Por último, tome Usted el camino que quiera. Bastaron los seis primeros días de su gobierno para saber el destino que le espera.

Ahora bien, permítame agregar algo más.

El respeto se gana Mr. Trump, y Usted, parece, es incapaz de ello.

Decía Julio César que no basta con ser, también hay que parecer. Usted bien puede ser Presidente de los Estados Unidos, pero no actúa como Jefe de Estado. Actúe como tal y obtendrá el respeto que su investidura merece.

Y agrego antes de que me acuse de faltarle al respeto. Quien le falta el respeto a la institución presidencial de su país, es quien en el ejercicio del cargo se comporta como gandul, al ritmo de ocurrencias y sin escuchar a los que saben. Hay varios siglos de vecindad que Usted, ignorándolos, quiere hacer tabla rasa.

Su declaración en cita me comprueba que a Usted no lo rige el principio de la realidad; si ésta no se pliega a sus designios la niega, retuerce y enmascara. Pero le informo, hubo un mexicano que sí sabía de lo que hablaba y sentenció -para los políticos que la niegan- que "la realidad es muy necia" (Jesús Reyes Heroles).

Finalmente agradezco nos permita corroborar en vivo y a todo color, aunque desgraciadamente a un alto costo, que es falso que los empresarios puedan gobernar mejor que los políticos.

Nada hay hoy más desprestigiado que la política y los políticos, pero ello no es argumento contra la política como acción humana, sino en contra del mal ejercicio de ella por personajes que han confundido poder con política.

Pero de allí a que los empresarios, con un ADN diseñado para otros menesteres, puedan ser mejores gobernando se ha comprobado falso de toda falsedad con su corto desempeño.

Finalmente, no se engañe Mr. Trump, México no es su clase gobernante.

Y México, Mr. Trump, está de este lado de la frontera, pero también, por más que Usted se obstine en negarlo, en los mexicanos y descendientes de mexicanos que por decenas de millones viven y trabajan en aquella gran nación.

ATENTAMENTE

LUIS FARÍAS MACKEY


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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