Las tentaciones
Foto Copyright: lfmopinion.com
Se dice que no hay buena suerte para el hombre honrado, lo que parece ser además el ADN nacional.
Los mexicanos hemos cargado con la vergüenza y las consecuencias de los actos de malos y pésimos gobernantes, así como de otros grupos discordantes como narcos, policías desleales y mercachifles abusivos.
En nuestra Historia, los buenos gobiernos han sido excepcionales y, por ello mismo, a contra sentido, casi nos hemos acostumbrado a la mediocridad y asombrado con la integridad como norma ejemplar de conducta.
El país entero se juzga y se valora por las repercusiones de los abusos de núcleos determinados de poder y de dinero, en una especie de jettatura infinita: las tentaciones por tener.
Se trata de aprovechar sin límite alguno el cargo temporal y la oportunidad de hacer negocios para beneficio personal y del colectivo de cómplices. Las tentaciones del poder.
Con más razón que sin razón, se nos reconoce en vías de consolidarnos como el país de poderosas organizaciones de negocios, empresas y oportunidades asociadas con los mandones en turno.
Por fortuna, creo que todavía es exagerado llamarnos narcogobierno, aunque son claras las puertas al precipicio. Las tentaciones de la impudicia de los negocios asociados.
En efecto, vivir pegado al Imperio tiene sus bemoles. La creciente demanda de drogas prohibidas y su altísimo consumo, hacen de la ambición razón suficiente para justificarlo todo, hasta la detención por narcotráfico y lavado de dinero, de un general exsecretario nada más y nada menos que de la Defensa Nacional en un viaje familiar a la tierra de la fantasía en Disneylandia.
Como cereza del pastel, la chocante defensa moralista de un cínico barbón exardilla que sale a perorar en contra del régimen actual, olvidando convenientemente su pasado.
Además de los increíbles intríngulis secretos de la operación Padrino por parte de la DEA sin aparente conocimiento de las autoridades mexicanas. Vaya usted a saber.
Lo cierto es que confirmamos, lamentablemente, la actuación con probabilidad culposa y delictiva de altos mandos del ejército, aún baluarte popular de mayoría respetable.
En efecto, la detención del general de 4 estrellas, Salvador Cienfuegos Zepeda, es un golpe muy grave no sólo para el ejército y el régimen anterior del disfrazado y exiliado Peña, el niño bonito a quien le negociaron una gaviota sexenal, el que no recuerda 3 títulos de libros y sólo confiesa haber leído La Biblia, pero poquito.
Mientras su alter ego gubernamental, el vicepresidente de facto, el reinventado profesor Videgaray, en espera de poder disfrutar algún día de su casa en Malinalco, se refugia en el MIT gracias a los brazos de su amigo, el yerno preferido, el condecorado (con una avergonzada Águila Azteca), Jared Kusher.
Ni Peña ni Videgaray, han dicho ni pío sobre la detención del general exsecretario. Queda claro: siguen las reglas básicas de la Omerta: callarás lo más que puedas y cada quien se rascará con sus propias uñas.
Tampoco ha destacado al respecto, el promotor de la llamada narcoguerra, el twittero expresidente Calderón, que parece haberse subsumido en el olvido, tal vez debido a la frustración acumulada después de la debacle de México Libre y a su conocida afición por Cubas libres.
Dicen que se está preparando ya su traslado a Nueva York, donde su exsecretario de seguridad pública García Luna ya quisiera, seguramente, abrazarlo y compartir destino mitigado, como recompensa por su delación.
Gracias a Dios nos libramos también de la señora Margarita; ya nada más falta que paguen los Calderón las multas por falsificaciones de adherentes, donaciones no identificadas y enfrenten, a corto plazo, su responsabilidad por el crimen en ABC de Hermosillo, Sonora.
En Morena siguen atizándose, los otros no aceptan a los unos, que de acuerdo a la autoridad, son los que ganaron la última encuesta.
En tanto, los opositores critican todo lo que sea de la 4T con tentación ilimitada, a veces con cierta razón, aunque sin proyecto alternativo viable, refugiados en una especie de fascismo trasnochado y pinochetismo demodé.
Así, se juntan la memoria corta, los favores recibidos y las tentaciones populares: lujuria, riqueza y poder.
En contraste, en nuestro Neza-York, una joven mamá de 16 años de edad, enveneno’ a su hijo, desesperada por no tener dinero para comprar comida y darle de comer al chavito, al güerco, al pibe, al plebe, al crío , al mocoso, al buqui, al inocente escuincle… que ya no está. Los rayos del sol no lo calentará más, ni las olas del mar lo columpiara’ nunca.
#LFMOpinion
#ProhibidoProhibir
#Tentacion
#Cervantes
#GarciaLuna
#CrimenOrganizado
#NarcoGuerra