PARRESHÍA

El exceso hasta en la paridad mata

El exceso hasta en la paridad mata

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Paridad electoral.

Para que haya paridad se requiere, por lo menos, un par. Paridad: "igualdad de las cosas entre sí" (Real Academia de la Lengua Española). Subrayo el plural "cosas".

Imponer paridad entre candidaturas dispares de gobernadores es el absurdo electoral más aberrante después del de los senadores de partido y el robo del voto ciudadano de representación proporcional (Ver "Nadie muere hasta que muere". 12 Editorial, 2016).

Nadie puede sostener que exista una elección de 15 gobernadores.

Existen 15 elecciones de gobernador, concurrentes en el tiempo, en 15 entidades diferentes; cada elección con una circunscripción territorial, padrón, autoridades y legislación diversos.

Lo único que comparten es el nivel del cargo a elegir y el día de la elección.

Es ilógico, absurdo y aberrante, exigir paridad en una candidatura uninominal.

La paridad puede buscarse en las candidaturas plurinominales, en incluso en las de mayoría relativa de cuerpos colegiados, como son las Cámaras y los Cabildos, pero no en la candidatura de una sola persona para un cargo unipersonal e indivisible.

Siendo 15 candidaturas a gobernador, no puede exigírseles "igualdad entre sí".

La bizarra disposición confunde peras con manzanas y Baja California con Nuevo León. La candidatura que se lance en San Luis Potosí, no tiene porqué condicionar a la de Sonora.

La Exmagistrada Mary Carmen Alanis sostiene que el principio constitucional de paridad debe aplicarse a todo. Creo que ya la perdimos. De ser así, si usted tiene una primogénita y le nace otra niña habrá de matarla, porque ese lugar, por paridad, le corresponde a un varón.

Sostiene Alanis, con un sofisma de espanto, que hay precedentes en tratándose de presidentes municipales, sin hacer consideración que los antecedentes, de suyo muy cuestionables, son de ayuntamientos de un mismo estado, no de diversos.

Lo peor es que como el tema es políticamente "delicado", los partidos no quieren manifestarse ante tamaña demencia, por miedo a perder el voto femenino, sin darse cuenta que hasta en la paridad el exceso mata.

El tema se inscribe, además, en los sistemas de representación política y su lógica, y no en cuotas ni agendas electoreras.

Finalmente, el principio constitucional, como todo deber ser, debe tener reglas de aplicación y lógica elemental. No veo a Mary Carmen en sentido contrario en el periférico alegando su derecho al libre tránsito.





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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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