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Redes de impunidad

Redes de impunidad

Foto Copyright: lfmopinion.com

Estado Mayor Presidencial

Cuando Fox ganó la presidencia, tuvo su administración desde diciembre de 2000 a los primeros meses de 2001 un notable bono democrático a su disposición que la mayoría de la población le otorgó, en parte por las expectativas de cambio esperadas y el hartazgo por la continuidad de regímenes priistas señaladamente corruptos.

Ese bono de apoyo rápidamente se diluyó por su incapacidad manifiesta y los abusos del cogobierno de facto compartido con Martita, además de los cada vez más escandalosos negocios de los hijos Bribiesca.

El Estado Mayor Presidencial lo envolvió hasta hacerlo perder piso y terminar con aquella declaración sumisa: ¿Y yo porqué?

Se sabe bien que desde entonces era probablemente aficionado al Prozac y al toloache, en cocktelería con Coca, ron, limón y hielo, aderezado con mota.

En la Coca Cola trabajó Mr Fox por muchos años, siempre orgulloso de abrazar la filosofía de esa transnacional.

Muy lamentable fueron los resultados de su gobierno.

Teniendo tanto que ganar en teoría y con la ilusión de millones en las manos y tantos signos positivos, en pocos meses se conformó con ser la figura del alto vacío con la que terminó etiquetado en su sexenio.

Fox sucedió a Ernesto Zedillo, el de la sana distancia, en plena descomposición priista, cuando el Fobaproa, es decir, la conversión de deudas privadas en públicas, la venta de los ferrocarriles y otras lindezas de quién se consideró el mejor economista de México y terminó enfrentado a muerte con Salinas, otra figura que no aceptó sombra alguna, más aún después del asesinato de Colosio.

A Fox lo sucedió Calderón, que entró por la puerta de atrás de la Cámara de Diputados para poder ceñirse la banda presidencial.

Analistas de varias tendencias han demostrado que al pejePresidente actual, le robaron ese año la presidencia y desde el IFE, Ufraude fue actor principal para consolidar esa vergonzosa operación.

Pronto el panista se vio envuelto en las mismas redes de impunidad renovadas del Estado Mayor Presidencial, que incluso lo ridiculizaron vistiéndolo con una casaca militar que lo hacía ver desproporcionadamente chiquito.

En política, dicen los que saben, nada es casual.

Y así asumió su sexenio de sangre y muerte con la esperanza de obtener el aplauso y consolidación que nunca llegaron.

ABC en Sonora se convirtió en un episodio deleznable que aún hoy perdura con órdenes de aprehensión por ejecutarse.

Luego llegó un inculto televiso que manchó la presidencia no sólo con ignorancia sino con una temblorosa y frágil Gaviota sexenal.

Antes de irse, Calderón le entregó a Peña, como otro juguete, el nuevo avión presidencial que ni Obama tiene y que aún hoy no puede venderse y según la opinión pública, en estricto sentido, ya se ha rifado varías veces.

Hay investigaciones periodísticas que demuestran que escuelas marginales, muy pobres, aún no cobran su cachito en depósito en el nada confiable Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que a pesar de su grandilocuente nombre nunca ha gozado de buena reputación.

Peña viajó por el mundo y estuvo bien arropado por el Estado Mayor Presidencial, que naturalmente, como cuerpo de élite militar seguía gozando de prebendas, negocios, canonjías y demás.


Su sexenio fue marcado por la Casa Blanca, Malinalco de Videgaray y la condecoración de una Águila Azteca decadente al yerno preferido del saliente presidente anaranjado y actual protector del todavía profesor del MIT.

Como en anteriores ocasiones el Estado Mayor Presidencial operó asimismo en su beneficio y con amplia ventaja para los miembros de esa institución.

Por ello, varios analistas coinciden en que no ha sido necesario aún un golpe de estado militar en México.

Por ello casos como Odebrecht no llevan a suicidio de expresidentes. Todos han sido convenientemente aceitados.

La fuerza militar es de tal envergadura que las autoridades estadounidenses recularon y regresaron sin cargos al general de cuatro estrellas exsecretario de la Defensa Nacional.

Desde todos los ángulos y salvo prueba en contrario, el sistema de redes de impunidad en México, sobretodo en los sistemas judicial y militar, es patético, haciendo agua todos los días, como en Tabasco.

Basta ver el caso Lozoya, acolchonado. Videgaray a quien no se atreven a molestarlo ni las moscas, ni la Fiscalía autónoma.

Además, el uso faccioso de tarjetas de bienestar que no llegan a los usuarios.

Y, desde luego, la política de frontera donde es imposible para mexicanos transitar al Norte y que responde principalmente al interés de los EUA.

Asimismo, la liberación aunque controvertible de Ovidio, el hijo del Chapo, en una operación mal planeada y de alta peligrosidad para habitantes de la región y donde nunca se han cumplido los protocolos de seguimiento para su nueva captura.

Muchas críticas adicionales ha recibido la 4T por el manejo de la explosión en Tlahuelilpan.

Desde luego, por los números de la pandemia entre fallecidos y contagiados. Y por los resultados de la estrategia en general.

El hermano Pio, todavía en veremos.

La extinción indiscriminada de 109 fideicomisos y fondos.

La olvidada Cultura y su promoción y apoyo .

El desabasto de medicinas, especialmente para combatir cánceres infantiles.


Hoy en día hay pérdida de empleos, caída en el producto, feminicidios sin atención eficaz.

Violencia que no parece acabar. Creciente pobreza, informalidad y caída en los niveles de vida. Se dice, con razón, que nos hemos empobrecido todos.

En este contexto, ha sido muy importante la extinción del Estado Mayor Presidencial, los consentidos de Los Pinos, alrededor de 8 mil elementos dedicados a proteger al presidente y a sus familias. Y factótum en las redes establecidas de privilegios.

Y como cereza del pastel, una relación aparentemente incómoda, por decir lo menos, con la futura administración Biden en los EUA, que cada día se fortalece aún con metidas de pata, mientras el lépero anaranjado espera el veredicto conocido: You are fired!

Hoy en día las redes de impunidad en nuestro país, se definen, no sólo por negocios y dinero rápido. Sino por la paciente influencia del ejército y la Marina en las fronteras y en los puertos, en el apoyo a la construcción de lo megaproyectos definitorios del régimen, en el muro del sur de México, en programas de sanidad, en fin de la A a la Z en el presupuesto anual, y donde la Auditoría Superior no escarba ni indaga.

Pareciera que los triunfadores de la Revolución con la imagen del Jefe Máximo al frente y el detente del General Lázaro Cárdenas como inspiración, siguen en realidad gobernando al país.

Mientras tanto, los civiles, desde todos los medios nos pasamos el tiempo aprendiendo a polarizar y denostar desde las mañaneras.

Los insultos y descalificaciones campean y parece que a rio revuelto, ganancia de los que no tienen necesidad de pelear, donde el odio no se mezcla con el espíritu de cuerpo. La verdadera victoria.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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