PARRESHÍA

Corral, peculado sobre peculado

Corral, peculado sobre peculado

Foto Copyright: periodicoelmexicano.com.mx

¿Tiene el gobierno de Chihuahua en su presupuesto una partida para cruzadas, marchas y ocurrencias?

Esto de los peculados, desvíos de recursos públicos, tiene más vueltas que un queso Oaxaca y más engaños que un cuarto de espejos.

Corral ha montado un gran escándalo político con su persecución a Duarte (Cesar), derivada en otra contra Hacienda y una más contra el PRI. Se prevé una próxima contra la FEPADE y otra más contra la PGR, ahora que en uso de sus atribuciones atraigan los casos y lo dejen sin excusas.

De todas ellas, más las que se acumulen, el peculado parece ser el delito plenamente acreditado.
Contra él ha levantado todo su edificio mediático y, sin duda, electorero.

Lo que inquieta es con qué fondea su cruzada. Marcha motorizada por todo el país al más puro estilo zapatista, pero en camiones de lujo; espectaculares infamantes y violatorios de los derechos humanos de Duarte, concentraciones, templetes, mamparas, carpas, sonido, sillería, salas de prensa, etc.

Supongo que los próceres de viajan en su periplo contra la corrupción, duermen y comen todos los días, pero dudo que sufraguen de su propio peculio el movimiento.

Los camiones requerirán gasolina, operadores, limpieza diaria y, seguramente, comisariatos de café y galletas para los esforzados marchistas.

Finalmente, los viajes de personalidades del Frente a sus diversos actos alguien debe pagarlos y tengo la impresión que es el gobierno de Chihuahua.

La pregunta sería: ¿tiene el gobierno de Chihuahua en su presupuesto una partida para cruzadas, marchas y ocurrencias? Porque si no, la lucha corralista contra la corrupción se sufraga con corrupción.

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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