PARRESHÍA

El problema es de actitud

El problema es de actitud

Foto Copyright: lfmopinion.com

Moral de esclavo.

¿Es posible gobernar un país escindido en el desencuentro?

¿La estigmatización de México en buenos y malos beneficiará a la larga a alguno de los dos bandos?

¿Será posible restituir el tejido y humor social cuando la tormenta escampe?

No lo sé.

Lo que sí sé es que no hay nación posible sin clase media.

Es curioso, porque el presidente López Obrador parece no tener resquemores contra los pobres, a los que ha fortalecido con más de 10 millones de nuevos menesterosos en lo que va de su gobierno y, con ello, alimentado su base clientizable; pero tampoco con los grandes empresarios y ricos de este país.

En cambio, parece no poder tragar a las clases medias, los fifís, los medianos y pequeños empresarios, los intelectuales, los científicos y creadores, los que tienen estudios de licenciatura y hasta quien aspira a mejorar su situación y circunstancia.

Su rencor no parece responder a fortunas y infortunios, sino a una actitud ante la vida. Todo aquel que quiera superarse, que cuestiona y se cuestiona su razón de ser en el planeta, que se preocupe de su perspectiva y destino, es, tal parece, el enemigo verdadero.

¿Será posible restituir el tejido y humor social cuando la tormenta escampe?


Fiel a su visión polarizada de realidad y sociedad, en su México no puede haber más que dos extremos irreconciliables. Entre ellos la nada. De suerte que no pueda haber fundamento e incluso materia alguna que permita, así fuese por osmosis, comunicar a un extremo con el otro.

Es el paradigma propio de nuestro mestizaje y sincretismos el que debe desaparecer. El México que durante la colonia y el período soberano se había venido construyendo es el que debe ser desmontado hasta sus cimientos, para que no nada quede de la raza universal ni del crisol de nuestra contradicciones.

Visto así, los verdaderos enemigos de los pobres, en la perspectiva que comentamos, no son los ricos extremos, sino el pequeño y mediano burgués, que con sus aspiraciones de mejor vida atenta contra el desiderátum de la 4T: la pobreza universal.

En la jodidez generalizada no hay injusticia posible, donde el injusto será el noble del que habla Nietzsche en su Genealogía de la Moral y que se opone a la moral de los esclavos donde el único horizonte posible es la sordidez compartida.

De allí su enojo, sobre todo con la Ciudad de México, de quien siente traición por no comprarle un México de un asistencialista único.


La pregunta, sin embargo, subsiste, ¿es posible un edificio social sin pisos intermedios entre los sótanos y la azotea?




#LFMOpinion #BunkerMX #Democracia #Mexico #ClaseMedia #Superacion #Pobreza #4T #Pobreza

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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