Audiencia imposible y porril

Las garantías de audiencia para independientes en el INE gozan de dos improntas: imposibilidad material de desahogo y actitud porríl de la autoridad.

La imposibilidad de la audiencia radica en que el sistema diseñado por el INE no entrega elemento eficaz alguno al aspirante con el cual pueda confrontar y acreditar qué fue lo que sus auxiliares subieron a la plataforma del INE y si ello es lo que hoy la institución dice que fue.

Esta imposibilidad es hoy, que el Tribunal ordenó a Ríos Piter a acudir de nuevo al INE, y lo ha sido desde el primer apoyo ciudadano capturado en el sistema.

Cuando antier se le hizo ver a la autoridad la imposibilidad material de probar en su contra, ésta contestó que la información estuvo siempre disponible y al alcance del aspirante durante los 127 días de la etapa de levantamiento de apoyos en las computadoras del INE, lo cual es falso de toda falsedad.

Hoy sabemos que el protocolo para revisar apoyos ciudadanos en el INE, sólo permite inspeccionar aquellos apoyos que la institución clasificó como inconsistencias, no los apoyos válidos.

Pues bien, durante la etapa de recolección de firmas, el INE calificó, clasificó y publicitó en favor de Armando Ríos Piter un millón doscientos mil apoyos válidos. ¿Por qué habría él de acudir a revisar apoyos válidos? Pero, más aún, de haberlo hecho, no lo hubiera podido hacer porque el protocolo de revisión únicamente contempla y contiene aquellos apoyos clasificados como inválidos.

Ahora bien, terminada la etapa de recolección de firmas, en lo obscurito, el INE reclasificó toda la base de datos de apoyos de Ríos Piter y el millón doscientos mil apoyos válidos se convirtieron, de la noche a la mañana, y por obra y gracia de sabe Dios quién y cómo, en 200 mil válidos, 911 mil inválidos y el resto en humo. Fue hasta entonces que estos 911 mil registros estuvieron al alcance de Ríos Piter, dado que el diseño del protocolo de revisión del INE sólo permite revisar lo inválido y, por ende, jamás antes fueron de su conocimiento y posible defensa, y menos le fueron accesibles y combatibles.

Luego entonces, si Ríos Piter hubiese ido en la etapa de recolección de firmas, el protocolo de revisión del INE no le hubiese podido mostrar estos apoyos que hoy dice la autoridad, tras reclasificarlos en secreto, son irregulares, y ello es así porque hasta el 16 de marzo el INE los tuvo clasificados por válidos y, por ende, fuera de la base de datos de apoyos afectos al protocolo de revisión.

Al diseñar así el protocolo de revisión, el INE hizo nugatoria toda posible garantía de audiencia, tanto por no otorgar constancia eficaz de los apoyos subidos al sistema, como por no cumplir efectivamente su obligación de revisar integralmente los apoyos desde un principio y pari pasu, sustrayendo con ello de la acción defensora del aspirante la posibilidad real y oportuna de contravenir en tiempo y forma las valoraciones del Instituto, y en aptitud de recuperar apoyos. De suerte que cuando el INE le informó finalmente de su segunda y cuestionada revisión, es hasta entonces que se encuentra en posibilidad de conocer las irregularidades que se le imputa, pero fuera de cualesquier eventualidad de debida defensa.

El INE acusa a Ríos Piter de no haber acudido a revisar 911 mil apoyos inválidos cuando todavía no existían, toda vez que éstos se los sacó de la chistera el Instituto hasta el 16 de marzo y sólo entonces pasaron al protocolo de revisión.

Así de absurdo es el sistema diseñado por el INE.

Así de imposible la revisión de apoyos por parte del afectado.

Finalmente, la garantía de audiencia del INE al aspirante Ríos Piter pecó de porríl. Como se pudo constatar el jueves pasado, al intentar desahogar la diligencia el aspirante fue interrumpido permanentemente a gritos por un grupo de más de cincuenta funcionarios de nivel medio del INE, que cual hongos se reproducían conforme Ríos Piter levantaba centímetro a centímetro las crinolinas de las inconsistencias de su sistema.

Así es el INE.

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