PARRESHÍA

Afrenta y farsa

Afrenta y farsa

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Orillan a que instancias internacionales reconozcan las condiciones de imposibilidad a que la autoridad electoral nacional obliga al ciudadano.

Hoy concluye con rabia y dolor refrenados una fase más de una causa ciudadana más.

La orillan a que instancias internacionales reconozcan las condiciones de imposibilidad a que la autoridad electoral nacional obliga al ciudadano.

Concluye en condiciones vergonzosas:

• El Tribunal Electoral otorgó la razón al aspirante a candidato independiente violentado en sus derechos por el Instituto Nacional Electoral.

• Al hacerlo, reconoció que el diseño del sistema de recolección de firmas deja al aspirante a ciegas, sin recibo alguno que le permita acreditar qué y cómo entregó a la autoridad.

• No obstante ello, ordenó al INE hacer efectiva la garantía de audiencia violentada que, a la vez, sabe de imposible realización.

• El aspirante, al intentar desahogar su garantía de audiencia, comprobó una vez más la imposibilidad material de cualquier defensa. La autoridad tenía preseleccionados los apoyos a revisar, fraccionados en 80 segmentos distribuidos en igual número de computadoras que no se comunicaban con un sistema central y pretendía del aspirante una expresión genérica sobre tipos de irregularidades más que una defensa de cada uno de los apoyos bajo cuestión que, a juicio de la autoridad, llevaría dos años realizarla.

• La imposibilidad fáctica radica en que la autoridad privó de todo elemento de defensa al aspirante, como lo reconoció en Director Jurídico del INE y lo asume la propia sentencia del Tribunal.

• Quedó claro, también, que durante la etapa de recolección de firmas el aspirante no pudo ejercer su garantía de audiencia porque en ese tiempo la autoridad clasificó dichos apoyos como válidos y, por ende, fuera del protocolo de revisión al alcance de los aspirantes, en el que solo se cargan los apoyos invalidados.

Hoy el INE vuelve a insistir en que Ríos Piter no desahogó su garantía de audiencia, sin hacerse cargo que ésta es de imposible desahogo. Una afrenta, una farsa.

Y solo queda el Tribunal, al que los juicios paralelos instaurados por el INE lo condenaron de antemano al oprobio y sin razón que comparte hoy con los aspirantes por un diseño perverso de valoración de apoyos ciudadanos.

Quedó claro también que el aparato de comunicación social del INE viene siendo utilizado para criminalizar la vía independiente y hacer presión al Tribunal, y no solo para organizar elecciones.

Este circuito perverso únicamente ha venido a ahondar el desprestigio de nuestras instituciones electorales.

Persistir en este rosario de trampas y tormenta de intereses sólo redundaría en contra de nuestra endeble democracia.

Los hechos están a la vista: es imposible saber qué hizo el INE con los apoyos ciudadanos, se ha criminalizado la vía independiente y la participación ciudadana ajena a la égida de partidos, el daño a las instituciones electorales surge de las entrañas y activismo político del INE, la debida justicia pone en jaque y en demérito a los órganos jurisdiccionales ante las piras mediáticas encendidas por algunos Consejeros.

El protagonismo político del arbitro daña la contienda.

Armando Ríos Piter ha decidido no prestarse más a este juego perverso de sistemática autodestrucción de instituciones.

Lástima.

La flama independiente que buscan apagar persiste y resiste. En los procesos electorales nunca se gana todo, ni se pierde todo.

Al tiempo.

PS.- Si alguien quiere imaginar a qué saben las entretelas del INE, puede leer El Proceso de Franz Kafka para darse una idea.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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