PARRESHÍA

Democracia participativa vs representativa

Democracia participativa vs representativa

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¿Cómo quitar a un gobernante democráticamente electo que le sea incomodo al poder unipersonal de la 4T? Con revocación de mandato. De allí la urgencia del 'precedente histórico'. A confesión de parte, relevo de pruebas.

A confesión de parte, relevo de pruebas, dicta la máxima procesal.

Y López Obrador por segunda vez consecutiva confiesa el motivo oculto de su revocación de mandato.

No es, por supuesto, someterse al juicio ciudadano.

Ni siquiera refrendar, en su caso, ser ratificado a mitad de sexenio.

Menos aún es un compromiso con la democracia.

López Obrador busca un “precedente” para poner y quitar gobernadores y presidentes municipales a la discreción de una consulta popular de barrio y a mano alzada.

Lo dijo el primero de diciembre en su “Zócalo Democrático” de una sola voz:

“Se establecerá además el procedimiento para hacer realidad el principio de que el pueblo pone y el pueblo quita. Es sembrar, establecer en nuestro país un precedente, nada de que me eligieron por seis años y puedo hacer lo que me dé la gana: no. El pueblo tiene que mantener todo el poder en sus manos, si un gobernante no está a la altura de las circunstancias y no manda obedeciendo al pueblo: Revocación del Mandato y para afuera ".

¿Quién para fuera una vez que con esta revocación de mandato haya sentado precedente? Cualquier funcionario democráticamente electo.

Veamos ahora lo que dijo ayer en Villahermosa, Tabasco.

“Si tiene dinero o no tienen dinero, si van a poner suficientes casillas o pocas casillas, aquí el tema de fondo es que se va establecer el precedente histórico, lo quieran o no lo quieran de que el pueblo va a ejercer su derecho a la revocación del mandato, el pueblo que es soberano pone y quita. Y había la mala costumbre de quedarnos solo con la democracia representativa y muy conchudamente, apenas estaban eligiendo a gobernantes que ya se sentía intocable aunque cometiera actos de corrupción, había que aguantarnos, dañando al país”, dijo.
Desbrocemos el galimatias:

No importa si hay o no dinero, ni si se instalan suficientes casillas. Ergo, no importa el procedimiento, la eficacia y su resultado, en el caso de esta revocación disfrazada de ratificación.

Algo así como las miles de cajas con firmas presentadas, cuya autenticidad, tampoco importa.

Lo importante, para él, es establecer el precedente histórico.

Establecerlo “lo quieran o no lo quieran”. No hay duda de que se refiere a todos los mexicanos, porque los que lo siguen ciegamente lo hacen a pesar de su querer sobre temas concretos: la fe por encima de todo. Y los que no están con él, con mayor razón, precisamente, porque no lo quieren.

Luego la muletilla del “pueblo”, como el de su Zócalo Democrático donde sólo una voz es permitida, para, y aquí la proclama y el estribillo de la cantata, que el pueblo ponga y el pueblo quite. Le faltó decir en "Plazas democráticas".

El peligro de la democracia representantiva, y he aquí el motivo de todo esto, es que el pueblo elige y para que el electo pueda cumplir su mandato tiene un tiempo y una protección.

Pues bien, ese tiempo y esa protección le incomoda, le ofende, le impide hacer su santa voluntad.

De allí el precedente.

Baste señalar corrupción para que en plazas democráticas de 20 personas caigan gobiernos democráticamente electos.

Habla de dañar al país, daño, sin embargo, será quitar gobernantes por quítame estas pulgas.

Absolutismo tropical.

Más claro ni el agua.

Que lo vea el que quiera ver.

PS. Y López dijo eso a una horas de haber instalado "su" CONAGO, con la única noticia de haber enterrado la Alianza Federalista. Y los gobernadores le aplaudían.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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