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Los periodistas y el caso de Julián

 Los periodistas y el caso de Julián

Foto Copyright: lfmopinion.com

Candil de la calle y oscuridad en casa, caso Assange para Estados Unidos, defensor de ocasión de periodistas en otros países.

¿Por qué la mayoría de los periodistas y exfuncionarios públicos golpean a diario a la 4T?

La polarización que se fomenta de un lado y otro, ha tenido un alto costo social.

Además, cuestiones fundamentales no las corrige ni Dios padre: la violencia y la inseguridad, la falta de crecimiento y desarrollo, la pobreza… las intenciones mejores que las realizaciones.

La administración del famoso pejePresidente dice que son fenómenos heredados, agudizados por la pandemia, que no se resuelven en tres años y meses de gobierno.

Sin embargo, de haberse fomentado una oportuna unidad nacional y con el esfuerzo y trabajo de todos, se hubieran logrado mejores resultados en educación y salud; movilidad social, generación de empleos y aumento del ingreso, por ejemplo.

Así, muchos mexicanos desencantados, odian y desean lo peor para el famoso pejePresidente, que, sin embargo, tozudamente, sigue adelante paso a paso, como hombre orquesta, convencido del costo a pagar por combatir la corrupción y acabar con los intereses creados del pasado. En espera de los resultados del 10 de abril.

En este ambiente, sobresalen algunos periodistas que manifiestan estar a favor del bienestar de los más pobres y no de negocios turbios o faltos de ética. Señalan lo vergonzoso que es que el 1% del total la población acumule el 38% del producto. Combaten las diferencias y la discriminación, los feminicidios y los asesinatos.

Asimismo, hay también periodistas que trabajaron a las órdenes del mejor postor y esos intereses defienden, acostumbrados a que les embarren las manos con “cañonazos” mensuales, autos, terrenos, becas, vacaciones y fiestas para asegurar que lo que escriben y dicen es de acuerdo con los intereses de quién paga, que es quien manda.

Es común leer, ver y oír que no les gusta nada de la 4T, muchos por sus compromisos con el viejo régimen y afectación de sus cuentas bancarias y prebendas, como gasolineras y hoteles, o por 35 millones.

Como nuestros legisladores, nuestros médicos y mecánicos, nuestros maestros y políticos, así los periodistas son los que tenemos. Mexicanos de pies a cabeza. Variopintos. Como en las Cámaras, en las escuelas y en los hospitales, hay de todo, de dulce, de chile y de manteca.

Desde un gineceo de diputadas azules que grita y grita, con espíritu de cuerpo para proteger a quien debiera comparecer ante la justicia por la quemazón de los niños en la guardería ABC.

Hasta un grupo parlamentario moreno que se hace bolas solo, como trenza de niña después de clases. Con parlamentarios desaforados sujetos a proceso y otros muchos que son para dar pena.

Y Fernández Noroña, que a algunos les parece changoleón porque les da sus repasadas, les muerde las entrañas. Porque es irreverente y sádico en tribuna.

Así los periodistas que tenemos: chiquitos y gigantes, Moléculas hasta poetas. Mentirosos y en gratas ocasiones: luchadores más o menos objetivos.

Los hay apasionados por las mejores causas de la humanidad y otros sólo promotores de grupos o negocios zafios e intereses asociados con los más ricos, generalmente de los dueños de donde publican o trabajan.

Hay locutores certeros de voz aterciopelada que da gusto escuchar y otros indignos cuya inflexión denota que ni siquiera ellos mismos creen lo que les mandan decir.

De grata memoria tengo a Jacobo Zabludosky, quien marcó una época, no sólo por su añeja y cuestionada estancia en Televisa, junto al “soldado de la Revolución”, el yate del magnate y amantes lectoras del clima en las propias 24 horas; sino porque sufría a veces leyendo las noticias y terminó con dignidad escribiendo con nostalgia y veracidad. Una especie de testamentario adherente que firmó con Zola, un “Yo acuso” por culpa de las circunstancias y tal vez, la comodidad. Recordemos que en sus mejores tiempos era tal su influencia que medio México decía: “lo dijo Jacobo”. Y no había vuelta de hoja, salvo para los pocos inconformes ilustrados de siempre.

Los periodistas, como todo México debiera hacer, han levantado su voz e indignación en protesta contra los asesinatos de sus colegas, en especial de quién en sus localidades o regiones generaron roces y odios por historias cotidianas muy cercanas a la comunidad. Ahí se escriben valientes denuncias contra abusos de políticos, militares, maestros, comerciantes, terratenientes, narcos, casi siempre con nombre y apellido. Ahí, por su trascendencia y exposición al peligro, los crímenes contra periodistas son especialmente frecuentes y dolorosos. Desde luego deterioran en alto grado la convivencia ciudadana y el progreso. Abonan a la regresión social.

En este tiempo, algunos influyentes corrieron a acusar al famoso pejePresidente ante agencias y funcionarios de nuestros poderosos vecinos del norte por promover un ambiente de crispación social que en nada abona a la paz, como si los crímenes fueran de su absoluta autoría y responsabilidad. Sin embargo, se sabe que atrás de ellos, también hay refuerzos de grupos interesados en contra de la nueva propuesta de ley eléctrica y el narco que surte a amplias regiones estadounidenses.

En este ambiente de acusaciones y odio, atizado por la incapacidad de la 4T por reducir significativamente la violencia y la inseguridad en el país, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, usó su derecho de expresión para escribir un Twitter: “el alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes. Me uno a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos”.

Palabra por palabra nadie debiera de estar en contra de esta declaración, salvo por el hecho de que su autor es un alto funcionario gubernamental de nuestros “distantes” vecinos, con los que nuestra histórica relación no ha sido una perita en dulce. Toda proporción guardada como hoy Rusia y Ucrania.

Así que Mr. Blinken no fue a Roma por la respuesta. Nuestra embajada en Washington escribió una protesta por la injerencia del citado y en una mañanera el famoso pejePresidente se refirió al tema: “no está bien informado” subrayó. Y abundó sobre las investigaciones y detención de criminales.

Como respuesta, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, como queriendo finiquitar el asunto comentó: “Hemos visto las amenazas que se han hecho contra periodistas en México, es un hecho”. Tan obvia consideración no se dirigió a los crímenes pasados. Es una advertencia para favorecer a los de Latinus o letrinus y otros por la misma línea de acción critica y eventuales montajes.

Entonces vino la invasión de Rusia a Ucrania y se archivó el asunto en ‘pendientes de próxima y necesaria resolución’.

Entonces vino lo bueno, recordaron el refrán: candil de la calle y obscuridad de la casa, como otro anillo al dedo. Más aún: que desvergüenza doble cara son, ¿qué han hecho con Julián Assange?

¿Y quién es Julián?

Es un editor, periodista y activista australiano, nacido en 1971, fundador en 2006 de Wikileaks. En 2010 publicó información clasificada como confidencial de inteligencia militar de EUA, principalmente de la autoría y análisis de Chelsea Manning.

Entre lo dado a conocer públicamente sobresalen vídeos y escritos analíticos y escenarios sobre la actuación crítica de las fuerzas estadounidenses en las guerras en Irak y Afganistán.

Lo anterior originó que se iniciara en contra de Assange una investigación criminal. De pronto pareció que el afán para su captura y juicio pudiera ser por crímenes de lesa humanidad y donde intervinieron gobiernos de varios estados interesados al unísono.

En 2010 Suecia difundió una orden de arresto internacional por acusaciones de abuso sexual. Como se demostró después, ello solo fue un pretexto para su posible extradición a los EUA, sobre la acusación de publicación de documentos secretos.

Después de perder esa batalla, Julián Assange se refugió en la embajada del Ecuador en Londres, donde obtuvo la nacionalidad ecuatoriana con base en la persecución política de que fue sujeto. Siete años duró ahí. La larga barba y el deterioro de su salud dieron muestra de su resistencia al arresto, incluso se le conoció como el más famoso refugiado político en Occidente.

Arrestado por las fuerzas de seguridad británicas, una vez que las autoridades ecuatorianas le retiraran el asilo diplomático y lo conminaran a empujones a salir de la embajada, con todo y su gato, Assange fue acusado inmediatamente en EUA de conspiración, preparándose su futura extradición.

¿Que opina el secretario de Estado estadounidense de la historia y condición actual de Julián Assange? Para muchos un defensor de la libertad de expresión y para otros un lacayo del Kremlin, principalmente por sus ataques a Hillary, que sin duda afectaron su campaña y la derrota frente a Trump, que hoy amenaza con regresar.

En una de sus últimas apariciones, el periodista australiano-ecuatoriano calificó a los EUA y a la Gran Bretaña como “demonios, mentirosos y ladrones”.

Assange resiste encarcelado y aunque son cada vez menos, algunos fieles manifestantes corean: ¡Liberen a Julián!

Se reporta deprimido, lee a Gore Vidal, sobre la seguridad nacional, dicen que juega con un balón y una patineta.

Recientemente el Tribunal de Apelaciones de Londres admitió un recurso contra la extradición de Assange a los EUA, que antes había denegado, hoy tomó en cuenta las garantías ofrecidas por la justicia estadounidense de que el periodista, en caso de ser extraditado, recibirá un trato adecuado de acuerdo con su salud mental. Está acusado de 18 cargos criminales.

Mientras el secretario de Estado Anthony Blinken ande ocupado en Europa del Este, ya no será prioritario para la administración Biden lo que pasa con Julián Assange… ni tampoco con los periodistas mexicanos.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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