Sanciones y repercusiones
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En Cambalache destaca una estrofa que subraya tiempos vergonzosos de abusos, latrocinios, guerras y matanzas “… el mundo es y será una porquería, ya lo sé… Igual que en la vidriera irrespetuosa/ De los cambalaches/ Se ha mezclaó la vida/ Y herida por un sable/ sin remaches/ Ves llorar la Biblia/ junto a un calefón…”
La invasión a Ucrania es una agresión injustificable. No importa que la administración Putin venda al mercado mundial la peregrina tesis del peligro para Rusia de la occidentalización del vecino y de la OTAN instalada en su frontera, que, sin embargo, tiene una parte de verdad. Sabemos que no todo es blanco o negro.
Sin embargo, la muerte, el dolor y sufrimiento de mujeres, niños y demás inocentes, en bombardeos y balaceras indiscriminados, no tienen perdón ni justificación alguna.
Parecería que la humanidad no ha avanzado con certeza nada desde la segunda mitad del siglo pasado. Seguimos en la barbarie. En el llamado Holocausto o en Vietnam, en Siria, en Irak, en Afganistán. En la narcoviolencia que prevalece en nuestro país. El humanoide del Nerdenthal se muestra a pesar del progreso tecnológico de nuestro tiempo. Nuevas armas bombas racimo destruyen, mientras el tic tac de las armas atómicas se escucha cada vez más cerca, más fuerte y claro.
Actos heroicos también ocurren, alrededor de 7 mil rusos han sido detenidos por protestar por la invasión a Ucrania, un país vecino de primos hermanos. Asimismo, algunos soldados se han negado a empuñar las armas contra los iguales. Otros soldados internacionales han conformando unidades de románticos luchadores entrometidos.
Ante la impotencia de las Naciones Unidas, otros países poderosos son líderes. Organizan sanciones económicas, comerciales y financieras para estrangular al rival, no importa que otros sufran también las consecuencias.
El rublo ruso se ha devaluado 100% desde el inicio de la invasión. Es decir, la inflación interna es propiamente del 100% con respecto a bienes del exterior.
El aumento generalizado de precios es un fenómeno mundial. Las economías en general se debilitan, más aún después de dos años y meses de terrible pandemia.
El barril de petróleo se vende en el mercado internacional hasta en 180 US, más lo que se acumule esta semana y el gas promedia alzas de 70% con respecto a los precios anteriores a la guerra.
Se prevé una crisis alimentaria en gran parte del globo. Se estima alta inflación y reducido crecimiento. El viejo esquema de la estanflación se presenta con signos de empobrecimiento generalizado y las instituciones financieras hacen cuentas alegres ante la inminente alza del interés y crecientes endeudamientos.
Las Naciones Unidas calculan alrededor de 3 millones de desplazados y varios miles de muertos.
Mientras los EUA y sus aliados juegan a las vencidas golpeando la economía de los rivales, China calcula el momento oportuno de intervenir para su provecho.
Para Estados Unidos, Rusia representa alrededor del 8% de sus importaciones de crudo, lo cual no resulta inocuo, y las repercusiones globales dañan a sus empresas. El índice selectivo S&P de la Bolsa de Nueva York bajó el lunes un 3%, la peor caída desde octubre de 2020, lastrado por las perspectivas de un embargo. El barril de petróleo Texas (WTI), de referencia en Estados Unidos, escalaba un 4% al inicio de la sesión este martes y el precio medio de la gasolina ha tocado este año los cuatro dólares por galón (3.7 litros), una cota no vista desde 2008. Los datos añaden dificultades al Gobierno con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, en noviembre próximo.
Con certeza en esta guerra no habrá un claro ganador porque los efectos a largo plazo significarán pérdidas para todos.
En México se contiene el alza de los energéticos fundamentalmente por el subsidio del 100% al IEPS (impuesto especial para productos y servicios), a las gasolinas y por la estrategia de reducir la dependencia en importaciones con las 6 refinerías produciendo al 75% aprox. de su capacidad.
El horno no está para bollos, es paradójico que el famoso pejePresidente mañanero se enfrente con su proyecto de transformación a críticas situaciones como la pandemia, las repercusiones de la invasión a Ucrania e internamente a una sociedad crecientemente polarizada, en vísperas del ejercicio de consulta sobre revocación o no de su mandato. Pareciera que los escenarios complicados se le dan por naturaleza… y los disfruta, más aún con un gabinete dispar en capacidad y compromiso.
La administración Biden, por su parte, ha subrayado que “Defender la libertad tiene un alto costo social y económico que habrá que compartir en pro de la paz”
Con respecto a México, aprieta en temas de migración, violencia y garantías de inversión. Aprieta las tuercas incluso a sus otros aliados… aunque ha asegurado también que contribuirá en la acogida de refugiados para que la responsabilidad “no recaiga por completo en Europa”.
El tema que prevalece es una extensión de la guerra, “los rusos podrán lograr el control de una ciudad, pero no someter a un todo un país”. Y Europa cuenta refugiados, altos precios, escasez y zozobra que amplía al mundo entero.
A lo lejos, una paloma blanca busca dónde hacer su nido, otra vez, para reiniciar algún día la reconstrucción, cuando se despidan a los muertos y se castigue a los culpables.
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