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El circo

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La prueba del tigre.

Entrelazando




El inquilino de Palacio pondrá a prueba el próximo 10 de abril su Imagen de paladín de la democracia como el domador del tigre que edificó mediáticamente durante la campaña electoral del 2018.

En el 18 construyó una narrativa con un doble filo; por un lado, darles a sus seguidores el vestuario de tigre dispuesto a dar la vida por su líder, frente a los muchachones del país que se oponían a que llegara a la presidencia de la República y, por otro lado, utilizar la figura del tigre para chantajear y presionar a los barones del país al expresarles en la Convención Nacional Bancaria de ese año: “qué si se atreven a hacer un fraude electoral, a ver quién va a amarrar al tigre”.

A cuatro años de distancia de esa comedia electoral que lo llevó a Palacio Nacional, finalmente el ejercicio de revocación de mandato, diseñado por el propio López Obrador, vía sus huestes legislativas, pondrá a prueba el tamaño y la fuerza del tigre para seguirse apoyando en esa estrategia novelesca que le permita realizar sus “caprichos” y lo envuelvan con un vestuario de mesías ante la mirada atónita de sus partidarios.

Con el cuento del tigre, amedrenta y descalifica a sus opositores todos los días en su horario estelar: las mañaneras, para recordar a sus contrarios quién tiene el control del tigre y, si ponen en duda su domesticación, lo suelta para ver quién es el valiente que lo amarra.

De ese tamaño es su “amenaza” de facto para imponer sus reglas en los temas de su interés público, como es la consulta ciudadana para refrendar su popularidad y legitimar su cargo.

Hoy, no juega a la democracia. Hoy, juega a confirmar su papel de “soberano”.

Al demostrar a sus críticos y a sus rivales que es el único domador del tigre y, por tanto, el dueño del destino del país.

Las urnas del domingo diez de abril, serán testigos del rugido del tigre.

No es casual que el inquilino de Palacio haya operado toda una estrategia legal —estar por encima de la Ley electoral— y política —desdeñar al Tribunal Electoral y al INE— para que sus ejércitos no tuvieran límites en su accionar para avivar al tigre a su favor.

Este ejercicio de participación ciudadana no es igual al de la convocatoria del primero de agosto del 2021 para enjuiciar a los expresidentes del país, donde el interés del inquilino de Palacio se redujo a lo mediático, al aplaudir el entusiasmo de 6 millones de votantes que representó el 7% del listado nominal de electores de un total de 93 millones de mexicanos en edad de votar.

Hoy, la revocación de mandato no es un tema menor para el inquilino de Palacio, ya que se juega su prestigio de “mesías” por encarnar la patria y representar a los pobres de este país.

Por tanto, la operación tigre tiene que redituar los votos legales y políticos, inexcusables, que alimenten la narrativa ante sus seguidores y frente a sus rivales el lunes 11 de abril, para dar un guiño a sus partidarios de que hay condiciones de “popularidad” para valorar la prolongación al cargo y anunciar, sin ambages, el borrar las instancias electorales por su actuación tendenciosa en la consulta ciudadana, que justifique su iniciativa de Reforma Electoral.

De ahí que se apoya en los titulares de la Secretarías de Bienestar y de Gobernación, como sus leales escuderos para llevar a cabo esta encomienda a lo largo y ancho del territorio nacional.

La Secretaria de Bienestar, poniendo sus habilidades para que los beneficiarios de los programas sociales acudan a votar, considerando, que el 70% de los hogares mexicanos están inscritos en al menos en un programa de “bienestar”, lo que les da un número de expectativas envidiable para llenar las urnas.

El papel del Secretario de Gobernación será pastorear a los gobernadores, a los legisladores y a los presidentes municipales, bajo las consignas: “No estás solo” y “Es un honor estar con Obrador”, como banderas de compromiso con la 4t, para que generen las “condiciones” en los votantes para que participen en respaldo al inquilino de Palacio.

En este proceso de consulta ciudadana, ambos secretarios se juegan su presente. La primera, verse como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. El segundo, protestar como presidente del país.

Hoy, la apuesta del inquilino de Palacio es ganar, ganar.

Y para tales fines se apoya en sus leales escuderos y en la destreza y en la fuerza del tigre, para repetir la hazaña electoral del primer domingo de junio del 2018.

Lograr el 40% de participación del listado nominal de electores que representan 37 millones de ciudadanos.
Bajo esa visión, el domingo de Ramos será un buen día para aplaudirle al tigre su nobleza de acompañar a su domador en su proyecto de mesías o se verá como se desdibuja el cuento del tigre ante el desencanto de sentirse utilizado para azuzar a sus contrincantes y de comer a tres años de gobierno puras promesas por mejorar su condición de vida, más allá de las prebendas recibidas.

El 10 de abril, sin duda, será un parteaguas para el inquilino de Palacio, si el tigre es de carne y hueso, o es de peluche.

Ya se verá.

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Gerardo Conde

Gerardo Conde

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