PARRESHÍA

Infamia patria

Infamia patria

Foto Copyright: lfmopinion.com

Ni Corte, ni Suprema, ni de Justicia, ni de la Nación, solo una minoría indigna y rapaz.

Cuatro cosas dejó en claro ayer López Obrador al abrir su miserable juego en la Corte.

1. No tiene los votos para sacar adelante sus tres reformas constitucionales: Eléctrica, Militar y Electoral.

2. No tiene los números para transitar mediocremente por la farsa de revocación, por lo que no podía permitirse el descalabro de una declaratoria de inconstitucionalidad a días de ella. Al costo, incluso, de la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación.

3. Es capaz de acabar con México con tal de imponer su desmesura; y

4. No respeta democracia, ciudadanía, Estado de Derecho y hasta la ley de la gravedad.

Lo que está por verse es si el summun de su ofuscación lo salva o solo acelera su paso a la infamia patria.

Por lo pronto Ken Salazar tiene razón, se abre la puerta a un diluvio de litigios sin fin, no sólo de empresas norteamericanas, sino de cualquier consumidor de energía eléctrica en México, porque ayer lo que se negó a hacer la nefasta minoría en la Corte fue, precisamente, resolver. Los problemas, incertidumbres y riesgos siguen presentes en una legislación literal y en espíritu contraria al texto constitucional, y los amparos habrán de inundar a un de suyo atribulado, confundido e indignado sistema de justicia.

Todo por no llegar (más) herido a una revocación sin destino.

#LFMOpinion
#SCJN
#Infamia

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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