PARRESHÍA

Knock out en round de sombra

Knock out en round de sombra

Foto Copyright: lfmopinion.com

Ayer México demostró que con él no se juega.

¡Amarga victoria!

En el frontispicio del templo de Delfos se leía: Ten cuidado con lo que deseas. No en balde Edipo quería ver y terminó sacándose los ojos.

Y ayer López Obrador y Morena fueron dueños absolutos de la derrota en su victoria.

Aún no salían los primeros resultados cuando todos los gobernadores de ese partido y paniaguados asociados culpaban al Instituto Nacional Electoral (INE) de haber instalado solo una tercera parte de las casillas en la revocación de mandato. Brillantes, como siempre, anunciaban así que los números no les favorecían aún, incluso, con el 90% de los votos a su favor. Nadie, además, se traga ese cuento a estas alturas, cuando hasta a la Corte se llevaron entre las patas (una vez más al hilo) recortando el presupuesto requerido para instalar el 100% de las casillas.

Más tarde Mario Delgado festejaba haber vencido al INE, como si éste hubiese estado en la contienda, y así pasar a hablar de la supuesta reforma electoral en lugar de los resultados numéricos de su pírrico triunfo.

En ambos casos, la narrativa no era un desinflado triunfo, sino el culpable escogido para explicar su derrota en la victoria y fugarse hacia delante sin siquiera saborear, al menos, lo amargo de su laurel.

Los números les favorecían, habían logrado una ratificación abrumadora, propia de un partido de régimen totalitario; pero también los condenaban: 8 de cada 10 electores manifestaron indeleblemente su ausencia en las urnas, los votos recibidos estaban muy lejos de los 30,110,327 del 2018 y el músculo político había resultado flácido e impotente.

Querían un piso y liderazgo para el 2024 y lo obtuvieron.

Para ello rompieron todas las reglas, mostraron impúdicamente todas sus miserias, volaron por los aíres todos los puentes, cerraron todas las puertas y mostraron su verdadero talante de autócratas.

Cuando lea usted esto ya habrán desplegado sus acusaciones de rigor, distractores contorcionistas y muinas infantiles.

La democracia ganó ayer en México, con ella no se juega, es el mensaje.

Si me preguntan por el mandato del abstencionismo expresado ayer en las urnas vacías, veo dos: Todos somos INE y —citando a hoy un triste clásico— “toma tu voto” Andrés Manuel.

Si me preguntan por la moraleja, sería que el clientelismo puede menos que la dignidad.

¡Felicidades México!


PS. Difícil echar para adelante reformas constitucionales con un 17% de participación ciudadana y 15 millones de votos.

#LFMOpinion
#Revocacion
#AmargaVictoria
#Democracia
#Ciudadania
#Excusa
#Culpas

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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