PARRESHÍA

Si puedo hacerme de parte de tu convoy, puedo hacerme de ti

Si puedo hacerme de parte de tu convoy, puedo hacerme de ti

Foto Copyright: lfmopinion.com

Niega el presidente lo que ocurre en su convoy: "no soy Calderón", dice, no eres López Obrador hoy, aquí y en Badiragato. Se llama realidad.

Qué tendrá Badiragato que tanto visita el presidente.

Por lo pronto, tiene retenes de hombres armados que bloquean el paso al camión de la prensa del convoy presidencial.

Pero cuando la fuente que cubre la gira pregunta al presidente sobre el control de territorios por parte del crimen organizado, tras haberlo vivenciado en carne propia, López Obrador, displicente, contesta: "no, no, no. Eso piensan los conservadores. Ya, ¡yo no soy, yo no soy Felipe Calderón!

Y además, "¡No paso nada! ¡No hubo ningún problema, afortunadamente!

Empecemos por convoy: "Escolta o guardia para llevar con seguridad y resguardo algo por mar o por tierra; Conjunto de los buques o carruajes, efectos o pertrechos escoltados; Séquito o acompañamiento". También se dice de la "fuerza, acompañamiento o protección", del francés convoi, de comvoire: "acompañar, escoltar". A su vez del latin conviare: "escoltar, ir con", de con: "que acompaña en compañía de, juntamente en el mismo grupo"; y viare; "ir".

La fuente de prensa de la presidencia de la República es el conjunto de representantes de medios nacionales acreditados para cubrir las actividades del titular del Ejecutivo Federal. Cuando dichas actividades son en giras de trabajo, se suman a la "fuente" representantes de los medios de la localidad.

La fuente no se mueve sola, el presidente podrá viajar en avión comercial lleno de porristas alquilados, pero la fuente vuela en aviones de la Fuerza aérea. Al llegar a la entidad que visita, se les mueve en vehículos puestos por el gobierno del Estado, toman sus alimentos en lugares designado para éste, alimentos que provee el mismo gobierno de la entidad y trabajan sus notas en una sala de prensa equipada con computadoras, impresoras, fotocopiadoras, teléfonos y todo aquello que pudieran necesitar. Pernoctan en lugares contratados y pagados por las entidades y todo ello bajo el cuidado de la presidencia de la República. Todos estos trabajos se coordinan por el responsable de la comunicación en este gobierno.

La fuente "acompaña" al presidente, pues, "con—va " con él en su "con—voy".

Luego entonces, el grupo armado del crimen organizado en Badiragato no detuvo a un grupo de periodistas despistados en medio del "Triangulo Dorado", que decidieron pasear por los caminos de la vida. Detuvieron al convoy presidencial. A parte de él. A un vehículo bajo la coordinación y seguridad de la presidencia de la República.

¿Ha tratado usted de meterse con su vehículo al convoy presidencia? Peor aún, ¿detenerlo?

Pues en Badiragato un grupo armado hasta los dientes paró el convoy presidencial como quien quita una pelusa de su solapa. La fuente presidencial y local lo cubrieron a riesgo propio; quien los pastoreaba de parte de Comunicación Social de la Presidencia y "¡escoltaba!", a cargo del Estado Mayor Presidencial que ya no existe, pero se ve en todos lados, también fueron detenidos.

Pero el presidente dice "No pasó nada", para luego acotar, "no hubo problemas, afortunadamente".

Luego entonces, sí paso algo, aunque, ¡por fortuna! no redundo en problemas, por fortuna.

Por tanto, para el presidente, no es un problema ser detenido por fuerzas armadas ajenas a las Fuerzas Armadas nacionales, por criminales contrarios a la ley, al Estado y a la sociedad, y hacerlo en la máxima impunidad y sobre una parte del acompañamiento de la máxima autoridad del país, responsable de la seguridad y libertades de todos mexicanos.

Peor aún, hacerlo sobre el vehículo que transportaba a la fuente de la presidencia, para que no quedará duda del mensaje de quién manda aquí.

¿No pasó nada? Nada más convirtieron la gira presidencial en un mensaje al mundo de quién manda en el triangulo que se niega a que la 4T le cambie el nombre. Como si cambiando nombres, se cambiara la realidad.

Hace tiempo paró al convoy presidencial la mamá del "señor Guzmán Loera", ahora, un grupo armado. ¿Qué sigue?

¿No hubo problemas? ¿Qué es problema para el presidente? ¿Que detengan su vehículo, pero no los de los que van con él y bajo su cuidado?

Y terminemos con la negación, ya que éste es el gobierno de la negación: "No, no, no. Eso piensan los conservadores. Ya, ¡yo no soy, yo no soy Felipe Calderón!"


No, yo tengo otros datos: sí los pararon, pero no paso nada, aunque lo que sí paso no redundo en ¡problemas!... por fortuna.

"No, no, no. Eso piensan los conservadores", dice, pero no es un problema de pensamiento, sino de hechos evidentes e innegables, en la carne propia de la fuente que lo acompaña de día y de noche. Fuente que lo acredita y pregunta y a la que él alude a los conservadores en un acto reflejo: respuesta a un estímulo que se caracteriza por su involuntariedad, es decir, no están motivados por la voluntad del que los emite.

Y luego la joya de la corona y eje de su delirio: "Yo no soy, yo no soy Felipe Calderón", esa figura deformada en su inconsciente que atormenta su realidad y resurge en re—sentimiento cada vez que algo le sale mal y se le acaban las muletillas y lemas de campaña.

Pero sí paso algo y sí hubo problemas: Y el mensaje no admite duda: si puedo hacerme de parte de tu convoy, puedo hacerme de ti. Y no de Calderón, de ti: López Obrador.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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