LO DE HOY

La cultura del descarte

La cultura del descarte

Foto Copyright: lfmopinion.com

Entre la lo?gica de los radicales pro vida y de los furibundos pro aborto se cuela el descarte sin piedad.

Pancho Graue
Colaborador invitado




Pronunciarse sobre un tema tan delicado como el aborto es siempre un tema muy complejo, requiere empati?a, comprensio?n, serenidad. Hoy, esto parece imposible en una discusio?n totalmente polarizada entre los pro vida y los pro aborto.

En uno y otro bando la descalificacio?n esta? por delante de la comprensio?n que necesitan muchas mujeres acorraladas, la estigmatizacio?n por encima de la caridad, la pasio?n desmedida que elimina cualquier espacio de dia?logo y comprensio?n.

La reciente sentencia de la Suprema Corte de los Estados Unidos que revoca de despenalizacio?n del aborto —vigente desde 1973— ha provocado las reacciones ma?s virulentas en todos los medios de la opinio?n pu?blica internacional, que ven en la sentencia una regresio?n histo?rica de “consecuencias catastro?ficas”.

Este an?o hemos asistido perplejos a la invasio?n rusa en Ucrania. Las manifestaciones en todo el mundo en contra de la guerra y de exigir detener la muerte y sufrimiento de hombres y mujeres, y de forma muy especial, la de los nin?os inocentes de esta nacio?n. Sin duda es lo correcto, pero ¿podemos clamar por la vida de estas personas y de forma simulta?nea acoger la muerte de nin?os no nacidos sin ninguna reflexio?n?

En Me?xico, la cultura de la violencia y de la muerte se van apoderando de todos los espacios de nuestra vida cotidiana. Clamamos por una sociedad donde podamos vivir todos.

La doble moral de los pai?ses productores de armamento —principalmente en Estados Unidos y la Unio?n Europea¬—, que dicen defender los derechos del “mundo libre” y, por otro lado, arman a los gobiernos totalitarios y a los criminales hasta los dientes con armamento y tecnologi?a que superan con mucho la capacidad de defensa de las naciones pobres y la de los ciudadanos comunes, que no quieren un arma en sus casas, so?lo paz y felicidad para sus familias. El que arma a los criminales no es mejor que e?stos.

Esta doble moral, ma?s bien mu?ltiple inmoralidad, esta? ma?s presente que nunca en el debate del derecho o la condena al aborto.

Hay una total irracionalidad en la lo?gica de los radicales pro vida y de los furibundos pro aborto. Hay ma?s odio entre ellos, que voluntad por comprender la tragedia de muchas mujeres y de los nin?os que sera?n eliminados.

Antes de una sentencia favorable o condenatoria del aborto, habri?a que analizar sus causas y no generalizar las culpas. El debate no puede centrarse so?lo en si la mujer tiene el derecho sobre su cuerpo —y su futuro—, o si so?lo importan los derechos del no nato. El debate de fondo es co?mo estamos dispuestos a asumirnos como sociedad: en la cultura de la vida o en la cultura de la muerte. En el descarte sin piedad.

En la cultura de la vida, las mujeres deben tener la libertad de poder concebir o no, y que tengan todas las facilidades posibles. En la cultura de la vida todos los hombres deben ser responsables de su paternidad y no dar la espalda a las mujeres, ya sea abandona?ndolas a su suerte o bien obliga?ndolas a abortar, haciendo morir a muchas de estas mujeres en cli?nicas infames o condena?ndolas a una muerte social.

Sentenciar y condenar a una mujer por abortar, sin comprender sus causas particulares, es tan inhumano y absurdo como aprobar el derecho al aborto indiscriminado y generalizado. Ambas descartan lo humano. Lo esencial.

Urge abrir un espacio de reflexio?n sobre el tipo de sociedad que queremos desarrollar en Me?xico: compasiva, inclusiva, humana y justa. Mujeres libres y nin?os con oportunidad de vivir. La otra alternativa es adoptar la cultura del descarte: la condena absurda y la muerte innecesaria.

Pancho Graue

Publicado en 24Horas.

#LFMOpinion
#LoDeHoy
#Aborto
#Descarte
#Vida
#Sociedad
#Mujer
#Reflexion

Redacción LFM Opinión

Redacción LFM Opinión

Sigueme en: